La UMA adelanta 12 millones por el retraso en las transferencias para I+D+i

La Universidad usa recursos propios para evitar que sus investigadores paren su actividad por los recortes del Gobierno

IGNACIO A. CASTILLO. «Los recortes anunciados a la investigación pueden afectar de una forma dramática». Así de contundente se muestra el nuevo vicerrector de Coordinación Universitaria, José Ángel Narváez, por la reducción presupuestaria que el Gobierno va a llevar a cabo en las partidas destinadas a I+D+i. Pero no sólo por eso. La lentitud extrema con la que habitualmente se tramitan las transferencias por parte de todas las administraciones también pone en peligro la actividad de los grupos de investigación. Por este motivo, y para evitar despidos y la parálisis en los laboratorios, la UMA adelanta recursos propios. Unos 12 millones de euros ha invertido la institución académica malagueña, «una cantidad que recuperaremos», señala Narváez.

Los recortes amenazan la actividad investigadora en las universidades, así como pueden poner en un aprieto las becas que reciben muchos estudiantes. La Universidad de Málaga compensa con ayudas propias esta merma. Es una obligación ineludible, por sentido común, teniendo en cuenta que el 90% de los proyectos de investigación que se desarrollan necesitan financiación pública que o se ha visto reducida o no llega.

«Los recortes que se proponen inciden directamente en la actividad de los investigadores», señala Narváez, que en el anterior mandato de Adelaida de la Calle al frente de la UMA era el vicerrector de Investigación.

La preocupación de la comunidad universitaria es importante, ya que muchos grupos pueden llegar a desaparecer.  Esta situación compromete uno de los pilares en los que se asienta la labor académica de cualquier universidad.

«Los proyectos son a largo plazo y se pide financiación cada tres o cuatro años. Imagínese un grupo que no recibiera dinero en tres años. Tendría que abandonar», explica Narváez. «Imagine si la financiación de una empresa no llega en tres años, tendría que cerrar».

Un lastre insalvable. El recorte inversor tanto del Gobierno central como de la Junta de Andalucía en investigación e innovación puede suponer un lastre insalvable para muchos equipos de la UMA, que para poder subsistir han ideando estrategias para fusionarse con otros grupos, incluso de otras instituciones académicas. Por este motivo, la Universidad de Málaga ha pasado de contar con 280 equipos de investigación a tener poco más de 200 en sólo dos años. «Son grupos excelentes que, sin embargo, no encuentran la financiación necesaria».

En el caso de los que sufren retrasos a la hora de recibir la asignación pública comprometida, la UMA les apoya, «para que puedan mantener si quiera una actividad básica». «Estamos empezando a verle las orejas al lobo», asevera Narváez. No es sólo que haya menos fondos, sino también existe el problema con la gestión burocrática de los fondos, que se retrasan. La UMA adelanta estos recursos para que se contraten a los investigadores o para que puedan ir adquiriendo el material necesario para la investigación.