La voz de los estudiantes

Un total de 36.398 alumnos de la UMA están convocados a las urnas el 1 de diciembre para elegir al nuevo rector.  Piden más bibliotecas, más becas y que no suban las matrículas

La Universidad siempre fue el germen de los cambios sociales. En las épocas de especial convulsión política, los alumnos estudiaban, se movilizaban, volvían a estudiar y volvían a movilizarse… Los encierros estaban a la orden del día. Ahora dicen que están dormidos. Que sufren letargo crónico. Que no están comprometidos. Las asociaciones de estudiantes se empeñan en demostrar que este concepto es equivocado. Los tiempos han cambiado, pero los alumnos se siguen movilizando de otra manera. Y también son reivindicativos. Y exigentes.
Reclaman mejoras en la UMA a los candidatos a rector. El próximo 1 de diciembre tienen la oportunidad de ejercer su derecho al voto y elegir a la persona que gobernará la institución académica malagueña durante los próximos cuatro años. Las elecciones en la Universidad de Málaga se realizan por sufragio universal ponderado por sectores de la comunidad universitaria y el porcentaje de los doctores supone el  55% de los votos que se emitan. 36.398 alumnos están convocados a las urnas. Aunque numéricamente se llevan la palma, porcentualmente su voto representa sólo un 25% del total. No obstante, los candidatos se vuelcan con este sector. Al fin y al cabo, son los protagonistas del sistema.
Reforma y Progreso son dos de las asociaciones con mayor representación en el claustro de la UMA, tras las últimas elecciones celebradas hace año y medio. El claustro es el máximo órgano de representación de la comunidad universitaria. Reforma cuenta con 28 delegados y Progreso con 14.  En líneas generales, comparten inquietudes, sólo que los primeros tienen claro que apoyan a Miguel de Aguilera, y lo dicen sin tapujos de ningún tipo; y los segundos votarán a Adelaida de la Calle.
¿Qué reivindican los estudiantes de la Universidad de Málaga? La petición principal es que son necesarias más bibliotecas abiertas las 24 horas para preparar los exámenes. En septiembre, los universitarios sólo disponen de dos o tres días para hacer uso de la Biblioteca General. Reclaman que también abra en agosto. Víctor García, presidente de Reforma, considera que los espacios para el estudio que existen en la actualidad son absolutamente insuficientes.
«Hay bibliotecas desaprovechadas, como las de Derecho, Filosofía y Letras o Medicina, que tienen accesos exteriores y están totalmente cerradas y a las que se podría entrar desde fuera sin tener que abrir el edificio entero. Dicen que para ello haría falta contratar a más funcionarios. Nosotros pensamos que para eso pagamos nuestras matrículas», explica el máximo representante de esta asociación estudiantil.

Más espacios para el estudio
Carmen Hitos, presidenta de Progresa, comparte este diagnóstico, y añade que sería necesario también construir otros lugares donde los estudiantes puedan reunirse para llevar a cabo trabajos en grupos, «en los que es necesario hablar para concretar ideas, y eso en las bibliotecas no se puede hacer».
Los estudiantes temen que en esta época de crisis, en la que la transferencia de recursos públicos puede verse comprometida, la UMA se vea obligada a aumentar las tasas. «La rectora ya ha dejado entrever que los estudiantes tendríamos que implicarnos más y entendemos que se refiere a eso. Como asociación, nos sentimos traicionados», explica Víctor García. ¿Qué pasa con los estudiantes que tienen que trabajar para pagarse su matrícula, los desplazamientos, la vivienda o el material?, se pregunta. Hitos coincide en que existe «pánico» entre el alumnado, que considera inadecuado que sean los estudiantes quienes compensen la falta de medios que pueda provocar la crisis.
Tampoco hay becas suficientes, a juicio de estas asociaciones. «Sobre todo hay que aumentar las estancias Erasmus, que son las más solicitadas», señala la presidenta de Progreso. Habría que crear servicios de orientación para los estudiantes y aumentar las prácticas en empresas, «y que sean remuneradas», indica García. «Tendrían que dar más información sobre las bolsas de trabajo, que existen», agrega.
Sobre la implantación de proceso de Bolonia en la UMA, los alumnos consideran que están siendo «conejillos de indias». «Estamos pagando los platos rotos de la implantación del nuevo sistema y sigue habiendo demasiado alumnos por clase», señala Carmen Hitos.