«Ahora consumimos diez kilos de carne más que hace unos 30 años»

«Somos lo que comemos». Los estudios y las evidencias científicas demuestran que la base de una vida saludable se encuentra en una dieta rica y variada. No obstante, en este contexto también está demostrado que entran en juego los factores genéticos. Sobre todo ello argumentó sus estudios durante los cursos de verano de la UMA en Archidona el médico del hospital Reina Sofía y miembro del instituto Maimónides de Córdoba, Pablo Pérez Martínez.

¿Se puede considerar la obesidad en España un grave problema?

Sí, probablemente junto con el cáncer y el tabaquismo sea el mayor problema que tengamos en nuestro país. En la población infantil está demostrado que uno de cada dos niños presenta sobrepeso, y un tercio de nuestros niños presenta obesidad. Esto realmente es un problema epidemiológico que tenemos en España y sobre el cual tenemos que dirigir nuestros esfuerzos. Y es que la obesidad genera una serie de problemas de salud como son las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, e incluso otras enfermedades degenerativas como la artrosis e incluso el cáncer. Actualmente, más de un 40% de la población total presenta sobrepeso, e incluso un 20% presenta síndrome metabólico, que aúna una serie de componentes que predisponen a la persona a sufrir más riesgo de diabetes y de enfermedades cardiovasculares.
¿Comemos más y peor o entran en juego otros factores?
Entran en juego otros factores como es la genética. No obstante, actualmente consumimos más calorías que hace unos años. Tenemos datos que arrojan que ahora consumimos 300 kilocalorías más que en los años setenta. Además, ahora consumimos diez kilos de carne más por habitante al año que hace unos 30 años y sólo un 20% de la población consume la cantidad de verduras y frutas recomendadas. También entran en juego factores conocidos como la vida sedentaria. En relación a la genética hemos identificado un alto número de genes que hacen que las personas tengan más riesgo de sufrir obesidad, enfermedades cardiovasculares o diabetes. En estos últimos casos es importante aclarar que la genética no es determinista, puede colaborar, pero esos genes previamente se tienen que ver estimulados con una mala dieta para favorecer la obesidad.
¿Qué opina de las dietas que se han puesto de moda basadas en el grupo sanguíneo o las disociadas?
La dieta del grupo sanguíneo no tiene ninguna base científica. La dieta disociada es cierto que, aunque se pierde peso inicialmente, tienen un importante efecto rebote. Además son dietas cetogénicas que si no están controladas por un médico pueden ser perjudiciales. Ahora se están intentando desarrollar herramientas genéticas con una gran consistencia científica que nos aclaran si una persona está más predispuesta a tener obesidad o a desarrollar estas enfermedades concomitantes. Esas dietas bien manejadas, con el médico de por medio, y basadas en los estudios de nutrigenética, pueden  ofrecer grandes resultados.
¿Qué debemos comer y qué alimentos desechar?
La dieta idónea es aquella en la que no deben faltar las frutas, las verduras y los vegetales, estos acompañados de una fuente de proteínas a base de pescados, mientras que los lácteos deben ser desnatados. Hay que intentar eliminar las grasas saturadas en virtud de las grasas monoinsaturadas o las poliinsaturadas, éstas últimas son el pescado y los frutos secos. Y evidentemente una dieta con un alto consumo en fibra, aquí los cereales y las legumbres tienen mucho que decir. Los panes integrales mejor que el blanco, y todo ello cocinado con el aceite oliva virgen que tenemos en nuestra tierra. Por su parte habría que evitar todos aquellos alimentos hipercalóricos y con grasas saturadas, además de las bebidas carbonatadas.
Y la carne, ¿cuántas veces?
La carne no debería comerse más de dos veces por semana. De hecho, en las pirámides de alimentos que nosotros manejamos, la carne ocupa el puesto según el cual debería consumirse al par de semanas.
¿Nos podemos fiar del etiquetado de los alimentos?
Hasta ahora en este tema existía un vacío legal. No obstante, desde  hace unos años se está siendo más exigente con el etiquetado y se deben aportar evidencias científicas.