«Si las fotos de Bin Laden existen, saldrán a la luz»

El Consejo de Gobierno de la UMA aprobó el martes, en su última sesión, nombrar al profesor Pedro Farias como director general de Comunicación e Información, con rango de vicerrector. La institución académica malagueña y su rectora, Adelaida de la Calle, han apostado mucho por reforzar la política de comunicación para hacer llegar sus actividades a la sociedad, para hacer la Universidad un organismo cercano. Pedro Farias es un experto en estrategias de comunicación. Desde hace años, y desde Málaga, dirige el Informe Anual de la Profesión Periodística que edita la Asociación de la Prensa de Madrid, y que revela datos interesantísimos sobre el crédito de la profesión periodística ante los ciudadanos. La operación «Gerónimo» contra Bin Laden se ha dado a conocer midiendo los tiempos con gran escrúpulo. De la forma en la que se están contando los hechos depende, a juicio de Farias, evitar consecuencias o reacciones más radicales.

¿Qué significa que la UMA convierta en vicerrectorado lo que hasta ahora era una dirección general de comunicación?

Que la Universidad tiene muy en cuenta la comunicación como medio para poder ser una institución más accesible, más cercana a la sociedad a la que se debe. En realidad, la Universidad es la tercera organización en importancia de la provincia, donde trabajan o estudian más de 45.000 personas. Y para una buena organización es necesario llevar a cabo políticas de comunicación acertadas.

¿Supongo que algo también habrá tenido que ver la concesión del Campus de Excelencia que comparten las Universidades de Málaga y Sevilla para lograr que el área de comunicación tenga rango de vicerrectorado?

Todo lo que he tratado de explicar antes tiene aún más importancia ahora que la UMA ha apostado por su internacionalización. Esa proyección internacional es uno de los elementos que más vamos a acentuar.

¿Cómo valora, como experto en comunicación, la actuación de la Casa Blanca a partir de que diera a conocer la desaparición de Osama Bin Laden?

La operación contra el líder de Al Qaeda es, para Estados Unidos, una operación legal desde la visión que ellos tienen del derecho internacional. En definitiva, ha acabado con la vida de un adalid político y religioso, que tenía una forma muy peculiar de ver el mundo. La posición de Estados Unidos es, sin duda, muy delicada y está claro que la manera en que se han desarrollado los acontecimientos responde a una estrategia de comunicación para evitar que Bin Laden se convierta en un mártir.

¿Y eso se consigue arrojando su cuerpo al mar después de abatirlo en su casa?

La forma de evitarlo es rehuyendo el escarnio. Estados Unidos ha sabido aprender de sus errores en el pasado y ha tenido muy en cuenta cómo hace poco tiempo, el mundo pudo asistir en directo al ajusticiamiento de Sadam Husein. Aún circulan vídeos de cómo lo ahorcaron. Ocultando las fotos, la administración Obama pretender que Bin Laden no se convierta en un icono. Salvando las distancias, ahí está la imagen del Ché Guevara. Lo que está haciendo la Casa Blanca es uno de los mejores ejemplos de estrategia de comunicación después de haber acabado con el enemigo público número uno. Y luego, no sé hasta qué punto es producente o qué puede aportar mostrar una foto de un rostro desfigurado e irreconocible.

¿Puede ser porque la opinión pública mundial no termine de creerse que Bin Laden está muerto?

No debería haber mayor garantía que el propio presidente de los Estados Unidos, la primera potencia mundial, sea quien asegure que se ha acabado con su vida. Tendría que ser suficiente con esas declaraciones. Sin embargo, en el mundo hay Santo Tomás, que tiene que ver para creer. Y por qué no decirlo, también muchos que sólo buscan el morbo en esas fotografías.

¿Usted las publicaría? Porque tarde o temprano van a salir a la luz.

Entiendo que la única forma de educar en busca de una sociedad más justa e igualitaria está en no regodearnos con estas cosas. Antes de publicarlas habría que analizar si se hace porque realmente tienen interés informativo o simplemente por el morbo. ¿Dónde está el límite? Creo que hay una ética que es la que tiene que delimitar esta barrera, pero en todo caso, opino que mostrar un cadáver desfigurado es la mejor forma de evidenciar la crueldad de la operación y lo peor para evitar que Bin Laden se convierta en un mártir. Y yo también estoy convencido de que tarde o temprano, esas fotos saldrán. Si existen, que existen, saldrán, de forma oficial o por filtraciones.

¿No cree que a Estados Unidos le interesa también centrar el debate en unas fotos para crear una cortina de humo que oculte otros asuntos como las supuestas torturas en Guantánamo para recabar la información que permitió encontrar el paradero de Bin Laden?

Están llevando a cabo una perfecta estrategia de comunicación. En cada paso que da la Casa Blanca, se está evidenciando cómo están controlando los tiempos de forma precisa. No sacan las fotos del cadáver aún, pero en cambio sí ofrecen cómo el presidente Obama y todo su gabinete asistían, en la distancia, con gesto de máxima preocupación, casi desencajados, a cómo se estaban desarrollando los acontecimientos en Pakistán. Bin Laden era la figura que encarnaba todos los males de Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001 y el momento era extremadamente delicado.

Comunicación en elecciones

«Si la política sólo se preocupa por su imagen, se convierte en saturación»

¿No le da la sensación de que los partidos políticos sólo hacen un esfuerzo para llegar a los ciudadanos cuando las elecciones están a la vuelta de la esquina, como ahora?

El objetivo de los partidos políticos es trasladar al ciudadano que no son tratados sólo como votantes. Una buena estrategia de comunicación exige que los canales sean continuos y permanentes y es un error querer crear o abrir nuevos canales justo en la campaña electoral, como en Facebook o Twitter. De poco sirve. Es más, puede ser contraproducente porque genera desconfianza.

¿Cree que la información política es calificada como spam por los ciudadanos?

Se está dando y de forma evidente. En política no sólo importa lo que se dice, sino también cómo se dice. Si lo que se dice está absolutamente pensado desde la perspectiva de la imagen del partido y no desde el interés de los ciudadanos, éstos consideran que la información política es propaganda, que les llega a saturar. Y así se refleja en las encuestas del último Informe de la Profesión Periodística que hemos publicado: al 85% de la población no le interesa la información electoral y sólo al 5% le afectaba o le convencía para determinar su voto.

¿Las campañas electorales pueden aún decantar el voto?

Creo que España necesita una mayor cultura democrática. El electorado debe de ser consciente de que tiene que votar al programa, no a la persona. Quien vote al PP debe votar en función de sus propuestas, no del candidato, porque mañana Francisco de la Torre puede dejar de ser el número 1 y dejar su puesto, pero el partido va a seguir gobernando, si gana, durante los siguientes cuatro años. Como decía Anguita, los votantes deberían ir al programa, programa y programa. Entre otras cosas, porque ya no existe esa figura del líder carismático, como decía Weber, que tenga un don que nadie más tenía. La gente debería votar al programa y no a la persona, y más aún en un sistema como el nuestro, que no es personalista.

¿Pueden las redes sociales convertirse en las nuevas ágoras donde se produzca el debate político?

Lo están siendo ya. La gran cantidad de gente que hace uso de las redes sociales es cada vez mayor. Los partidos políticos lo saben y en ellas lanzan sus mensajes, escuchan a los ciudadanos y responden a sus preguntas.