Máscaras

5 Mar
Ahora comienza el carnaval electoral en un dos por uno

 

El carnaval español se enmascara tras un velo irreal. Algunos pasean entre los muertos vivientes en un lejano valle. Otros se dejan puesto el disfraz electoral

Carlos Pérez Ariza

Todo el año es Carnaval’. ‘La modestia no es otra cosa que el orgullo vestido de máscara’ (Mariano José de Larra). La política como aquelarre de carnestolendas. Aquí van algunos, ni mucho menos todos.

Maduro, desde su Capitanía General de Venezuela, va con chándal rojo de candidato a la presidencia de España.

Trump, de valla electrificada antihispanos en túnica del KKKlan.

Kim, va de sí mismo, con un batallón de alabarderos en aplausos atómicos.

Iglesias, de marqués de Galapagar, mientras vigila su castillo la Guardia Civil a regañadientes.

Errejón, de tránsfuga madrileño en busca del Edipo perdido.

Sánchez, en plan Kennedy, de viajero first class todo incluido.

Casado, de líder neopop con micrófono incorporado.

Rivera, de pescador en río revuelto.

Moreno, de gitano de Triana con guitarra y copa de fino.

Bendodo, de rabino sevillano.

Rajoy, de testigo de Jehová.

Garzón, de Lenin, llegando a la estación de San Petersburgo.

Junqueras, de preso político con mono tipo Guantánamo.

Arrimadas, de joven Pasionaria liberal.

Puigdemont,  de butifarra estilo Waterloo.

Zapatero, de llanero venezolano con arpa y maracas.

González, de cardenal, predicando a su militancia desperdigada.

Évole, de paje de Maduro con su propia peluca.

Guerra, de verso machadiano, en busca de su España extraviada.

Macron, con chaleco amarillo, de sindicalista posmoderno.

May, de puerta de salida (Brexit).

Merkel, de salchicha bávara en chaqueta unisex.

Rufián, de malandrín cervantino a rostro descubierto.

Borrell, de mariscal de campo centro europeo.

Roca, de jockey marbellí sin caballo.

Putin, de matrioshka con cabeza nuclear.

Díez, de tuitera mayor del reino.

Carmena, de abuela cariñosa con muñeco ventrículo marca Errejón.

De la Torre, de botella de agua del grifo.

Franco, de muerto viviente principal del Valle de los resucitados.

Guaidó, de revolucionario socialdemócrata sin fusil.

Castro, de habano constitucional con candado.

Díaz, de primera opositora socialista de Andalucía.

Cifuentes, de TFM no presentado.

Nadal, de pelota de tenis solidaria.

Colau, vendedora de pescado fresco en La Boquería.

Francisco, de guardia suizo tipo jesuita argentino.

Cuarón, de romano azteca con Oscar en la cabeza.

Abascal, DJ de la nueva copla española con cañas 0%.

Santamaría, de empollona (primera de la clase) con toga y birrete.

Villalobos, de primera finalista de la maratón Candy Crush.

Calvo, de líder feminista protoprogre con máscara veneciana chic.

Banderas, arlequín de la Commedia dell’Arte en el Soho malagueño.

Bardem, de Che Guevara con libro del poeta Arenas.

Cruz, de muñequita Barbie madura, marca Almodóvar.

Almodóvar, de Lenin hispano con peineta posmoderna.

Valls, de barcelonés del barrio gótico en español con frenillo.

Rosalía, de flamenco pop con uñas estilo ‘malamente’.

Pemones, de flechas envenenadas con curare y arcos en tensión.

Shakira, de bailarina hindú con impuestos por pagar.

Piquer, de juez independentista con pantalla de VAR.

Torra, de edecán estilo coles de Bruselas.

Tezanos, de chef con mezcla de algoritmos en variación guindillas.

Pastor, de pastorcilla del rebaño cortesano.

Batet, de payesa con ‘set vetes’, mirando a España.

Letizia, de reportera con look propio de reina con suerte.

Felipe VI, con antifaz de jefe de Estado y Constitución en la mano.

Moncho, de navarro en la época de la Reconquista.

Loma, de aforismo con signo de interrogación.

Almenara, de arcabucero en los Tercios de Flandes.

155, de rebelde constitucionalista español, estilo 1978.

UE, de cielo estrellado y/o de nube pasajera (según el día).

PSOE, de rosa roja con pétalos caídos en el puño izquierdo.

PP, de refundadores del centro sin tapujos ni melindres.

Cs, de liberalismo posmoderno y juvenil.

Podemos, van de chándal bolivariano español.

VOX, de cruzada renacentista con estandarte de don Pelayo.

Esquerra, de república nueva mirando al Kremlin.

Cataluña, de flamenca con faralaes y abanico sevillano.

España, de bandera española en los balcones.

Otros, de comparsa gaditana con coplas satíricas al uso.

Finalmente, dos tercios de la humanidad (5.000 millones) van de teléfono móvil. Los restantes 1.500 millones de personas van sin disfraz porque los dejaron en la indigencia analógica. El Carnaval mundial continuará.

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