Madres y Padres bombas

18 Abr
Hay bombas madres, las padres y las atómicas. Fin de mundo

 

Entre los descerebrados que juegan a ser terroristas en Sevilla y la madre-bomba de Trump hay un hilo conductor de locura mundial. De seguir así, todos vamos a ser refugiados

Hay ya dos tipos de refugiados. Los que huyen saltando alambradas o cruzan este proceloso mar entre África y Europa. Y los que son rehenes del terror en su propia ciudad. Es el espanto que produce una sola voz lanzada en la ‘madrugá’ sevillana de procesiones, que al grito de ‘Alá es grande’ o ‘Gora Eta’, provoca una estampida humana del miedo y la sinrazón. Los jóvenes, que jugaban a ser terroristas para reírse de la humanidad, han sido identificados y detenidos. La Justicia española, tan laxa y comprensiva, puede que interprete la acción como una chiquillada y la condena sea poco sombría. A las decenas de heridos entre las carreras y gritos, hay un hombre mayor que falleció por la gracia nocturna de estos irresponsables. La verdad de los hechos, la periodística y la judicial pocas veces coinciden para que un juez justo emita una sentencia adecuada a la gravedad de lo ocurrido en Sevilla. Veremos que dice el tribunal donde se ventila la causa.

La ‘madre de todas las bombas’ (No nucleares) es un juguete que Donald Trump se ha encontrado en el arsenal del patio de su nueva Casa Blanca. Ha matado a unos cien yihadistas, y destruido su arsenal oculto en las cuevas de la localidad afgana de Achin, cercana a la frontera con Paquistán. Pareciera desproporcionado el tamaño y fuerza de la bomba-madre para liquidar a cien enemigos, pero es que el artefacto está diseñado para destruir cuevas, refugios subterráneos. Esta madre-bomba, la GBU-43/B (Massive Ordnance Air Blast Bomb) MOAB a partir de ahora en sus siglas en inglés. Es la más poderosa del mundo porque de sus 9,5 toneladas, 8,4 son explosivos. Su peso obliga a ser lanzada desde un avión C-130. Es guiada por GPS y su radio de acción se extiende hasta a 1,4 kilómetros. El Post de Washington publicaba: “Tiene apenas una milésima parte del poder de la bomba atómica usada contra Hiroshima”. En la cadena ABC extendían la explicación a que la MOAB tiene 11 toneladas de dinamita, la que le lanzaron a los japoneses tenía 13 mil toneladas de TNT. Con estas relaciones la madre-bomba parece inofensiva al lado de aquella incipiente nuclear. Pero si esta es la ‘madre’, ¿dónde está el padre? Algunos comentaristas de asuntos bélicos apuntan a que Rusia tiene esa bomba-padre aún más poderosa. Vladimir Putin no se iba a quedar rezagado.

Otro extraño personaje juega a la guerra y al terror en Corea del Norte. Este no necesita gritar consignas para atemorizar al mundo. Exhibe sus cohetería, con algunos misiles nucleares, al parecer de largo alcance. Aquella guerra fría, que creíamos concluida, se vuelve a levantar con más calor que nunca. Es Kim Jong-Un, el heredero de la dinastía comunista coreana. Ya anunció que su ejército estaba listo para un ensayo con misiles de largo recorrido, capaz de alcanzar territorio estadounidense. Donald Trump le contestó con un trino-tuit: ‘No ocurrirá’. La diferencia con la madre-bomba lanzada a los talibanes afganos o la que arrojaron en Siria es que las huestes norcoreanas sí tienen capacidad de respuesta. Si es nuclear, los refugiados van a ser la humanidad entera. ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Qué pasó con la ‘paz y amor’ del movimiento pacifista de los sesenta?

La escalada guerrera puede que se quede en los titulares de los periódicos. Mientras tanto, ‘Si vis pacem, para bellum’ (‘si quieres la paz, prepárate para la guerra’. Y así vamos de guerra mundial en guerrita local, llámese santa o del petróleo. Lo cierto es que los que fabrican tales artilugios y los fusiles y las balas y las granadas y las minas mutila-personas, no han dejado de hacerlo. Dicen querer vivir en calma, pero en el camino siempre se les atraviesa una pelea, que puede terminar quemando al planeta. A uno y otro lado del botón nuclear están ahora dos individuos que pueden apretarlo sin pestañear. Corea del Norte tan cerca de sus hermanos irreconciliables del Sur. A tiro de piedra atómica de Japón. Los chinos, temen que el hongo nuclear les alcance y acabe para siempre con toda su hiperactividad de capitalismo made in China. Y dice el pequeño dictador coreano, que ahora tiene misiles capaces de cruzar el Pacífico en pos de su archienemigo americano. Si no han caído en la demencia parecen estar muy próximos. Aquél ha heredado la insania, el americano ha sido elegido. El voto también sufre de desvarío.

La gente común de por aquí, intentando salvar la vida, dando carreras en la noche sevillana o malagueña, donde acaba de concluir la Semana Santa más soleada que se recuerde. Ajenos a las bombas madres o padres, que se arrojan con la precisión que dan los satélites que no duermen. Con el miedo en el cuerpo el personal reza, poco más queda. Los dioses parecen distraídos y cansados de tantos humanos dedicados a matarse y poco más. Refugiados estamos todos de una u otra forma. Los que huyen del hambre y la persecución política, miran a los que viven secuestrados en sus propias casas de esplendor, rogando porque un chico coreano o el millonario, que juegan a la guerra aparten sus manos de los misiles y dejen la fiesta en paz.

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