Convivir

6 Abr

Acciones como esta serán sancionadas con hasta 1.500 euros

Una normativa, largamente pergeñada y ahora por ser aprobada en el pleno del Ayuntamiento de Málaga, intentará reducir a los vándalos con multas o trabajos

La convivencia ciudadana puede parecer un eufemismo para dar nombre a una regulación contra los desmanes que ciertos individuos comenten contra nuestra ciudad. Está claro que la inmensa mayoría de los malagueños convivimos en cordial armonía como buenos ciudadanos, incluso, en ocasiones, con infinita paciencia y mansedumbre. Los llamados ‘vándalos’ son una minoría, pero cómo se hacen notar.
El vandalismo, ha quedado para la historia como el sustantivo para señalar a aquellos integrantes de las hordas que asolaron al imperio Romano. Seres extraños a aquella civilización, que estaban asalvajados e interrumpían el orden de las ciudades romanizadas, vándalos que venían del exterior más allá de sus fronteras. Éstos de aquí no vienen de afuera, son malagueños como todos nosotros, pero insisten en agredir a la ciudad, sin miramientos a cosa hecha. Suponemos que en sus casas no tirarán colillas ni chicles, ni pintarán las paredes de la sala con sus firmas. Pero la calle es otra cosa, los autobuses tampoco son de ellos, ni los bancos del parque, ni las paredes públicas o privadas.
Hacía falta esta normativa, que ha tardado demasiado tiempo en salir en borrador a falta aún de la exposición pública y la aprobación definitiva del pleno municipal. Los infractores son mucho más rápidos. Actúan por libre, no deliberan, pintan, rayan, ensucian, destruyen y huyen. Este proyecto crea una ordenanza para garantizar la convivencia ciudadana y la protección del espacio urbano de la ciudad. Dentro del nuevo marco legal las sanciones se aplicarán a quienes sean sorprendidos in fraganti, única forma de probar la acción delictiva. Nada fácil, pues supondría una vigilancia extraordinaria e imposible de cubrir.
Seguramente, al conocer la intención de las autoridades municipales, los vándalos locales se estarán riendo mientras agitan sus botes de espray o pegan la goma de mascar en los asientos de la EMT, queman algún contenedor o rayan las paradas de los autobuses. Esto parece como poner puertas al campo, pero al menos se contará con un marco para contener en algo las acciones incívicas de estos malandrines de oficio nocturno.
Convivir significa, sobre todo, respetar el derecho de los vecinos, que son los mismos para todos. En esto está incluido el ruido. Málaga es una de las ciudades más ruidosas de España. También aparcar, dejando el suficiente espacio para los demás coches, por ejemplo. No sólo tenemos vándalos profesionales, también los hay aficionados u ocasionales. La ordenanza fija el concepto de espacio público para el disfrute de los ciudadanos, y marca lo que se define como actos contra dicho entorno.
Los infractores serán sancionados con multas o su equivalente en horas de trabajo, dos por cada 50 euros, claro, siempre y cuando sean cogidos en el acto. La ejecución de estas multas será gestionada por Gestrisam, lo cual da cierta garantía de que el expediente será rápido y eficaz. El infractor puede beneficiarse de un 30% si paga de inmediato. Reparar el daño en el acto o acogerse a tareas de labores reivindicativas. Sería bueno saber la estadística de sancionados, como medida disuasoria.

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