Toques de campaña: Cofradías Black

10 Nov

Todo lo que se mueve en torno a la Semana Santa suele suscitar un interés importante por parte de los anti. Anti sistema. Anti clero. Anti tradiciones. Anti follones en las calles. Anti ruido. Anti todo. Se trata de un perfil de ser humano adoctrinado cerebralmente para odiar y exaltar su desprecio ante todo aquello que huela a ese tipo de historias. Y resulta pesado. Cansino. Colapsa y lleva al hastío de aquellos que, de manera moderada, disfrutamos y/o participamos de una tradición que, bien llevada, es una verdadera maravilla por todo lo que es capaz de aglutinar: cultura, reflexión moral y religiosa, folclore popular, esencia andaluza y conversión de lo arcaico en moderno de manera inteligente y asequible.

Por lo general, este tipo de soflamas anti cofrades suelen ser fácilmente rebatibles pues están a un nivel muy bajo. La reflexión de “que vendan el oro para dar de comer a los pobres” es un recurso tan manido como inconexo soltado por gente que lleva en los pies tenis cosidos por niños en Pakistán.

Pero igualmente somos muchos los que, en alguna ocasión, miramos con recelo hacia el interior de las Cofradías para darnos cuenta de que ni el oro más caro reluce de igual forma según sea su procedencia. Son dignas de mención esas hermandades que, como si de hormigas se tratara, son capaces de engordar su patrimonio de manera autosuficiente, moderada y siendo siempre el postre de un menú cofrade protagonizado por la formación cristiana y la caridad como puntos perfectos de partida, parada y destino.

Las hermandades de pasión, una vez pasada la etapa de los flagelantes, tuvieron como objetivo prioritario la protestación de fe, el enterramiento y sobre todo y especialmente la caridad como núcleo principal de su esencia. Los bordados y la plata eran secundarios y posteriores siendo siempre lo primero el testimonio de fe cristiana canalizado a través de la ayuda al prójimo.

Esto, a día de hoy, resulta del todo increíble en muchísimas Hermandades que son, chispa más o menos, una peñita revestida de terciopelos y marfil falso.

En cualquier caso, el potencial y efecto es tan positivo en la sociedad que cualquier resbalón se reduce a anecdótico en comparación con las grandes obras sociales que realizan en la ciudad amén del enorme generador de dinero que transforma la ciudad una semana al año y varias veces en el calendario anual de manera puntual.

Dicho esto, resulta curioso cómo, una vez más, ha salido a la luz que en días atrás se aprobaba in extremis un expediente de modificación de presupuestos municipales que incluía, entre otras cosas, una partida de unos doscientos treinta mil euros que iban destinados íntegramente a un número de hermandades y cofradías que habían solicitado dichas ayudas.

Este dinero, ya aprobado, va a ir a parar a veinte corporaciones que, anteriormente, habían sido informadas de la posibilidad de ese refuerzo económico por partel del Ayuntamiento.

En este sentido, cabe destacar la insistencia –e incluso idea- por parte de Ciudadanos ante esta iniciativa. Bien es sabido el afán –respetable- del bueno de Juan Cassá por inmiscuirse en el mundo cofrade hasta el punto de llegar a echarle la pata al mismísimo Alcalde de la ciudad en la carrera por el martillo de oro al ser humano que más campanas toca durante una Semana Santa.

Como era de esperar, esa votación tuvo la oposición absoluta de los grupos progresista del ayuntamiento que entendían que era impropio dar dinero de todos los ciudadanos a las cofradías. Y aquí llega el follón.

Analizando el caso desde el punto de vista político e ideológico poco se puede decir de ciudadanos, pepé, y los más extremos de la izquierda pues, fuera lo que fuese, siempre votarían en contra de algo que tuviera el más mínimo tufo a su oponente. Raro sería ver a los de Podemos diciendo que no a una partida presupuestaria si su objeto fuese el de pagar una comuna de anti sistemas para reflexionar sobre el futuro del marxismo en la sociedad del siglo actual. Igual de raro sería ver a los de derechas –ahora también llamado extremo centro- negándose a soltar dinero a una fundación para hacer cursos en un castillo sobre las influencias negativas de la inmigración estando todo camuflado con un eslogan facilón que nada tenga que ver con el asunto de fondo.

Cabe destacar en este sentido la labor y el posicionamiento del PSOE que, de la mano de Daniel Pérez –Cofrade de la Trinidad y el Cautivo– pues han sabido decir no a algo impropio sin dejar de apoyar y valorar a las Hermandades malagueñas.

Pero dejando al margen a los políticos y centrándonos en los interesados de esta historia –nunca mejor dicho lo de interesados- cabe preguntarse desde el mundo cofrade lo siguiente: ¿Cómo se atreven las Hermandades a recibir dinero público de todos los ciudadanos –creyentes, practicantes, anti clericales o mormones– para realizar proyectos que son del todo innecesarios? ¿Cómo es posible que no salga una voz interna que diga que de esta manera estamos dándole del todo la razón a aquellos que critican estos asuntos por ser untados con dinero público? ¿Con qué cara se le responde ahora al perroflauta de turno cuando diga que si a ti te pagan a él también?

Es del todo un despropósito que se banalicen los intereses reales y valiosos de las cofradías para acabar reducidos a un puñado de euros municipales.

Me parece horrible leer que de las arcas municipales se va a destinar dinero al bordado de unas bambalinas de palio de un trono. Me avergüenza saber que con el dinero de mis multas por aparcar mal se van a encargar unas figuras para ponerlas en un trono o se van a cambiar solerías de casas de hermandad. ¿Perdón? ¿Eso es necesario? ¿Acaso las cofradías no ganan dinero suficiente con lo que generan de manera limpia, honesta y llana con su negocio de las sillas y las cuotas de sus fieles así como con lo generado por las Hermandades con sus actividades e ingenio?

Que venga un privado y pague lo que le dé la real gana –que es lo que se ha hecho siempre en las Hermandades del mundo entero- pero que se ponga la mano en el bolsillo de todos por el “si cuela, cuela, y eso qué nos llevamos”.

Valiente despropósito. Qué descaro y qué manera de dejarnos a la generalidad en tal mal lugar por culpa de unos particulares. Yo, personalmente, no quiero nada patrimonial pagado con un dinero que no me corresponde. Ya bastante hay con el esfuerzo y la ayuda constante –y buena- que el Ayuntamiento tiene con las Hermandades en todo aquello que necesitan como para que ahora, encima, haya que recibir el diezmo anual de los político con el guiño rápido y el colmillo en la urna.

Y es que les acabamos dando la razón a los que nos critican. Porque el enemigo, como ya dije en su momento, lo tenemos en casa. Y ahora nos tocará aguantar lo inaguantable. Y con razón.

Ojalá se reflexione al respecto y no se acaben haciendo ese tipo de asuntos. Ojalá se desvíe ese dinero, sin tocar el ya previsto, a obras de caridad que es lo que más falta hace. Y no unos uniformes nuevos de una banda o una túnica bordada.

Que eso no es cultura. Eso es tener mucha cara o ser muy flojo y preferir recibir sin mover un dedo antes que conseguir el dinero para oro trabajándoselo y atacando el bolsillo propio.

Y ojo. Porque de aquí acabará saliendo mal parada también la subvención pública de patrimonio. Algo serio, justo y necesario que fomenta el mantenimiento y conservación del patrimonio histórico del que son responsables muchas Cofradías: retablos, capillas, imaginería, bordados… una serie de elementos que son historia del arte y la religiosidad popular y por las que cualquier museo daría guantazos. Y es necesario conservarlas y siempre con el apoyo público –que ayuda tras mil y un análisis de las administraciones e incluso de la propia Iglesia-. Y eso también sufrirá el acoso y la crítica inestable y cargada de desconocimiento de aquellos que solamente se quedan con el titular pero que en este caso les bastará pues lo enunciado es real y vergonzoso a partes iguales.

Dicho la cual. Creo que me ha quedado algo muy bonito, completo pero también idílico. Porque no va a pasar nada. No va a cambiar nada. El dinero se va a coger y a gastar. Incluso puede que se gaste hasta en otras cosas diferentes a las que se habían dicho. Y puede incluso que, una vez recibido el dinero, pregunten: ¿y no hay un poquito más? Es así. Y no hay más remedio que aguantarse. Ya llegará la próxima semana santa y el que se paseó por tu casa de hermandad a ofrecer cheques estará con el martillo en la mano dispuesto a dar los toques de campaña. Perdón. De campana. Ya llegan las cofradías con dinero público. Igual en un futuro el Grupo Mundo puede organizar procesiones por un módico precio y que el Ayuntamiento las pague.

Cuánto tiempo podría estar escribiendo sobre esta historia. Pero no cabe más. Bienvenidos a las Cofradías Black. Qué lástima.

Viva Málaga.

 

Una respuesta a «Toques de campaña: Cofradías Black»

  1. Querido Gonzalo,
    Leo tu artículo y realmente no sé si estás criticando al alcalde, a la oposición o a las cofradías.
    Me da pena que la gente cofrade no entendais que el dinero público es para inversiones públicas y no para que se beneficien unos pocos.
    Soy y he sido cofrade y de izquierdas. También vivo en el Centro y sufro con los traslados, las vueltas.
    Creo que las cofradías han cambiado se alejan de la ideología religiosa y están convirtiéndose en otra cosa, verbenas, fiestas y saraos y eso no me gusta.
    Todos los meses contribuyo con mi cuota de hermano a mi cofradía y así es como me gusta hacer las cosas, no creo que tengan que darle a mi cofradía dinero de los impuestos, me parece que es comprar lealtades…

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