El estudio de la vida y el arte

15 Ene
Javier Conde, Gonzalo León y Estrella Morente -con su sobrina, Regina Conde-, en el estudio donde viven y respiran arte, vida y familia.
Javier Conde, Gonzalo León y Estrella Morente -con su sobrina, Regina Conde-, en el estudio donde viven y respiran arte, vida y familia.

Es difícil querer a Málaga. Mucho. No se entiende incontables veces a esta ciudad donde a simple vista nunca pasa nada. Donde el tiempo transcurre y ella se va de vacío. Málaga es complicada. Hay que saber apreciarla y disfrutarla. Para poder hacerlo hay que excavar. Preocuparse. Interesarse y buscar más allá del envoltorio. Encontrarse con la ciudad real que queremos que exista y que nunca llega. Pero la debe buscar uno. Ella nunca te lo mostrará.

Es muy común e incluso forma parte de nuestro carácter malagueño la asimilación de ese papel de ciudad callada. Pero por fortuna no es así. Hay muchas Málagas. Distintas. Ocultas. Con gente muy interesante. Comprometida con la ciudad y que han apostado por ella para vivir y trabajar. Así llegué hasta ese lugar tan extraordinario del que ahora les hablo: el estudio de Estrella.

Imagine caminar por una calle cualquiera de Málaga y que, sin saberlo, esté haciéndolo a escasos metros de un rincón donde Vicente Amigo toca la guitarra o Estrella Morente graba habaneras. Es real. Existe. Es la casa de Estrella Morente y Javier Conde.

Morente-Málaga-Morente. La relación de la familia Morente con Málaga no es nueva. Enrique ha sido muy querido en la ciudad y ha trabajado innumerables veces aquí. Ha abierto y cerrado bienales y ha encogido el corazón de los malagueños con el quejío de su voz en los mejores rincones flamencos que ha tenido la ciudad durante la vida del maestro.

Esta relación de aprecio mutuo y la mantenida entre Enrique y la obra de Picasso alcanzan una nueva dimensión tras la creación de Pablo de Málaga, disco que Enrique dedica a Picasso y a esta tierra. Es un regalo. Un repaso a la obra de Picasso y una ofrenda sonora a la ciudad. Una demostración tangible de lo que quería a Málaga y lo que apreciaba su historia y a su gente.

De tal palo… La hija de Enrique, Estrella, vive en Málaga. Lo hace junto a Javier Conde, su marido, dando muestra inequívoca de la apuesta por nuestra ciudad para vivir, trabajar y echar raíces. Es una unión peculiar de artistas que ha encontrado aquí el lugar idóneo para ser felices. Málaga y Granada están cercas y por tanto las distancias no existen.

Así, sin darnos cuenta, lo que con Enrique fue un cariño inmenso por Málaga se reconvierte a día de hoy en la muestra más pura de aprecio que alguien puede tener por una ciudad, vivir en ella.

El estudio. En un rincón al este de la ciudad se encuentra la casa de Estrella y Javier. Perdida. En un entorno tranquilo pero donde se huele Málaga. Ahí, en su casa, Estrella instaló hace varios años un lugar donde trabajar cómodamente sin la necesidad de viajar y precisar estudios externos donde no todo funciona como quieres ni se hace con la misma comodidad.

Según cuentan, no hay color entre trabajar en tu propia casa y marcando tú los ritmos que hacerlo en un lugar del que dependes de otros y donde no te encuentras igual de cómodo. No se trata de elaborar algo de manera mecánica. Consiste en algo más complejo y personal. Es arte.

El estudio es un lugar muy acogedor y cálido. Está completamente equipado y junto con la pecera –el lugar donde se graba– y la zona del control, hay un pequeño espacio donde se reúnen los artistas y su gente mientras trabajan. Se nota un lugar muy vivido. Son muchas las horas en esa estancia. Muchas las noches y madrugadas sacando notas en este rincón de Málaga.

El estudio, en la casa de la familia, no solamente sirve para sus trabajos propios sino que son muchos los artistas que pasan por allí en busca de un espacio muy preparado pero a la vez muy tranquilo y apartado, donde poder realizar su trabajo con total seguridad. El espacio es cómodo y tiene el sabor de algo que está hecho por quienes conciben el arte. Es curioso cómo desde el propio estudio se intuyen cercanas las muletas y capotes de Javier, dando cuenta de que en ese espacio tan pequeño se concentra tanta personalidad.

En este estudio grabó el maestro Enrique Morente y ahora lo hacen sus hijos Soleá, Estrella y Kiki. Es un lugar de mucho trasiego pero sagrado. Transmite respeto por la música y seriedad. Es un espacio íntimo con un detalle que marca toda la estancia y es que en la pared frontal del estudio reposa una gran fotografía de Enrique entre blanco, negro y sepia. Es una foto imponente pues se ve un Enrique sereno y cómplice pero que, estoy convencido, transmite a todos los que cantan allí un sentimiento de responsabilidad inmenso. Cantar ante la mirada de quien lo ha sido todo en el mundo de la música no es sino un elemento de motivación y compromiso para cualquier músico. Si encima es tu padre… No caben calificativos.

Cada vez que algún artista se acerca a Málaga a casa de la familia a grabar, el proceso suele ser parecido. Si el trabajo precisa de muchas horas o días suelen hospedarse en la misma casa, con ellos, creando un ambiente muy especial de trabajo y tertulias en un espacio tan singular.

Es un trasiego de arte por Málaga sin que la mayoría de nosotros los sepamos ni nos lo lleguemos a imaginar. Es mágico.

El hecho en sí de que Estrella haya apostado por Málaga para instalar aquí su estudio de grabación tiene unas consecuencias directas para la ciudad. Gracias a este espacio pasan por Málaga innumerables artistas constantemente.

Es un foco de inspiración y núcleo de corrientes culturales de distintos ámbitos que se dan cita en nuestra tierra.

Por el estudio de Estrella han pasado y trabajado, además de toda la familia Morente, Vicente Amigo, Paco de Lucía, José Manuel Soto, Michael Nyman, Pablo Alborán, Pat Metheny, Antonio Carmona, Carminho, Andrés Calamaro, Mala Rodríguez, Amor Brujo, Ketama, Kimika o Isidro Sanlúcar. Aquí se han producido también infinidad de discos y temas para los sellos más destacados a nivel mundial y ha sido punto de trabajo para Isidro Muñoz, el productor más importante en el ámbito del flamenco en el mundo, o Javier Limón, compositor y productor con uno de los sellos más relevantes del panorama musical latino de la mano de Alejandro Sanz.

Ante este elenco de personalidades que recalan en Málaga para plasmar aquí su arte no cabe sino reconocimiento por Estrella y Javier al apostar por la tierra de él como lugar donde vivir y trabajar.

La otra ciudad. Enlazando con el inicio de estas palabras y acabando con ellas, cabe reflexionar al respecto de los distintos prismas que puede llegar a tener nuestra ciudad. Es sencillo corromperse en un lugar donde la esencia se guarda en un frasco bien sellado y del que nunca sale nada. No debemos entender que esa es la realidad de Málaga pues está muy apartada de lo que verdaderamente es. No contemplemos este espacio como un lugar de paso en busca de lo cosmopolita. Málaga tiene sello propio y características de sobra para atraer hasta aquí a gentes que necesitan convivir a diario con lo distinto. Nos falta conocer bien quiénes somos y qué tenemos en nuestro entorno para creernos de verdad lo que valemos. Para ello es importante apreciar y defender lo propio sin necesidad de adornos puesto que no hacen falta.

Javier es de Málaga y Estrella lo es de adopción. Viven aquí y comparten su esencia con la tierra aunque ésta la guarde y no sepamos encontrarla. Se dice siempre que nadie es profeta en su tierra pero yo no lo creo. Ellos los son y es cuestión de descubrir qué hacen y dónde para saber que hay gente que apuesta por Málaga día a día en facetas y ámbitos donde serían mucho más reconocibles en otros escenarios.

Málaga es distinta. Diferente. Y Estrella y Javier también lo son, como lo era Enrique. Como lo es Antonio Gala, que desde su Baltasara en Alhaurín recoge la naturaleza de lo heterogéneo para poder seguir adelante. Todos ellos son Málaga y la están haciendo especial sin que nos demos cuenta. Respirando el alma de un lugar tan especial que te hace complicado apreciarlo porque puedes llegar a no entenderlo. Esa indiferencia con la que a veces te topas en esta tierra, puede llegar a ser aquello que te atrape de ella.

Ya sabemos algo más. Sabemos que Estrella y Javier son Málaga y crean espacios de cultura real cuyo arte queda ya indeleble en la memoria de todos y en la historia de esta tierra. –«… Prefiero escribir las palabras solas, solas palabras, que han de cantar tu nombre. Málaga». Enrique Morente–.

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