Calle Álamos, un atisbo de paseos sin riesgo

15 Feb

Las obras que estos días enmiendan los errores de 2011 en la urbanización de la plaza de la Merced han cortado por unos días un tramo de la calle Álamos, que en el futuro será semipeatonal junto con Carretería.

La Alameda Principal, la Alameda de Colón (antes de Carlos de Häes y de los Tristes), la Alameda de Capuchinos y la calle Álamos nos indican la preponderancia de este árbol de crecimiento rápido en la Málaga de siglos pasados. Y si recordamos que Torremolinos también formó parte un tiempo de Málaga, ahí están Los Álamos.

Si analizamos el callejero y los grabados antiguos, la capital de la Costa del Sol también lo ha sido del chopo. En nuestros días, frente a la triada mediterránea del olivo, el trigo y el vino, la malagueña, en lo que respecta a jardines, sigue presidida por los ficus, las palmeras y las jacarandas, mientras que el álamo ha perdido buena parte de su prestigio y sólo aparece ya de forma circunstancial.

Los álamos entroncan con las obras de reurbanización de los laterales sur (hacia el túnel de la Alcazaba) y oeste (hacia la Casa Natal de Picasso) de la plaza de la Merced, que están enmendando estos días un error, parece que porque las empresas contratadas no profundizaron lo suficiente a la hora de renovar el pavimento en 2011, en vísperas, por cierto, de unas municipales.

Este error de apreciación, con un material en teoría con una vida útil de entre 20 y 30 años, pronto provocó el baile de San Vito del pavimento, simbolizado en el oleaje de los adoquines, en una zona de paso de cientos de coches y miles de peatones al día, poco familiarizados con la marejada y la fuerte marejada de una calzada tierra adentro.

La casualidad ha querido que de nuevo en vísperas de elecciones (y a estas alturas de la semana, uno ya no sabe cuántas, hoy quizás se despeje la cifra) el Ayuntamiento ponga remedio al fallo técnico de la plaza de la Merced. Los adoquines, por cierto, han sido enviados al subsuelo y por encima corre ya una capa de asfalto recién señalizada.

Pero además, estas necesarias obras lo que han dejado durante los últimos días es un corte al tráfico de un tramo de la calle Álamos, desde la plaza hasta el tremebundo edificio de aparcamientos que rompe la estética del antiguo cinturón de la muralla musulmana.

El tráfico interrumpido ha propiciado un espectáculo añorado por muchos peatones que, desde su infancia, han tenido que trasegar por una de las aceras más incordiantes, por estrechas y peligrosas, de Málaga.

Porque estos auténticos desfiladeros peatonales son un problema si delante te topas con una persona con un carrito, unas bolsas, incluso con un bolso grande. Si en ese momento pasa un coche, hay que hacer un requiebro y ponerse medio de perfil y si no pasa, el movimiento instintivo te empuja por unos segundos a la calzada.

La visión de esta calle Álamos sin coches es una propina de ese futuro plan de semipeatonalización de esta calle y de Carretería, que hará posible que el desplazamiento a pie deje de ser una profesión de riesgo.

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