Si no lo tienen claro, con ustedes, un palimpsesto

29 Ene

En la calle Tango, en la Cruz del Humilladero, un trozo de pared se ha convertido en la versión grafitera de un viejo palimpsesto medieval.

La palabra palimpsesto debería incluirse en los fondos de nuestro Museo Arqueológico y exponerse, en grandes caracteres, junto a las ánforas fenicias, mosaicos romanos, hebillas visigodas y jarrones musulmanes que podemos encontrar en la segunda planta del Museo de Málaga.

Toparse con la palabra palimpsesto es como conocer a alguien llamado Ctesifonte, Obdulio o Dalmacia, una rareza de otros tiempos, aunque hay que recordar que el ingente libro de investigación histórica De La Caleta al cielo, sobre las familias y viviendas de La Caleta y El Limonar, lo escribió el estudioso malagueño Ctesifonte López.

El caso es que palimpsesto es una palabra que ha llegado casi intacta al siglo de los influencers y youtubers desde la primera comunión de Pericles. Según la RAE, un palimpsesto es un «manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente».

Se trata de una práctica muy empleada en unos tiempos en los que se miraba mucho el gasto de papel. Los pintores no se quedaron atrás e hicieron lo propio en muchos de sus lienzos.

Pero aparte de en manuscritos y lienzos, podemos encontrarlos en muchas paredes de Málaga, que reciben impasibles los grafitis y pintadas de decenas de personas a lo largo de los lustros. Ocurrió algo así en un pequeño tramo de muro de la calle Caramba, en Huelin, en el que hubo años en que no cabía una letra.

El testigo lo ha tomado en nuestros días una pared de la Cruz del Humilladero, en concreto de la rumbosa calle Tango. En un pequeño requiebro de esta vía un tramo inicialmente blanco ha sido transformado en un bello y atiborrado palimpsesto. Sus pintadas se pueden dividir en tres grandes grupos: las de reafirmación identitaria -una práctica muy acentuada en las tribus primitivas y en los partidos nacionalistas-, las de reafirmación de una amistad o relación y por último, las que se limitan a poner verde a alguien no perteneciente a la tribu.

Al primer grupo, aunque el tiempo ha descascarillado la primera letra, pertenecen por ejemplo Sandra estuvo aski… (sic) y La Ana estuvo aski (sik) pero también A y A las k mandan, que dejan clara la jerarquía tribal de este espacio. En esta línea hay que incluir, estima el firmante, Viko La Mareo!, precisamente por el énfasis con el que la tal Viko deja constancia de su mareante apodo.

Hay también muchos nombres de parejas y del grupo de las pintadas insultantes podemos resaltar Andrea joputa.

Y todo en un revoltijo de colores con varias capas de pintadas anteriores que van perdiendo su color, pese a que hablamos de un callejón en el que el sol entra con visado.

De cualquier forma, en este redundante palimpsesto que examinarán los arqueólogos del futuro, la pintada que se desmarca del conjunto es Plan Bolonia¡. Que la educación europea llegue a esta cargante pared ya es un triunfo.

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