El eremitorio de Churriana aprueba al fin

21 Abr

Después de diez años de visitas aleatorias al eremitorio del siglo VII de la calle Maestro Vert, que siempre lucía hecho unos zorros, muestra un aspecto razonablemente aseado.

La figura de los ermitaños ha fascinado a lo largo de los siglos. En el terreno de las artes, ahí tenemos la famosa película mexicana de Buñuel, Simón del desierto, rodada en México, que refleja la vida del famoso Simeón el Estilita, quien según la tradición pasó 37 años en una pequeña plataforma sobre una espigada columna. Para que luego se queje la gente de estrecheces.

El misterio de esta existencia, aparte de cómo mataba el tiempo, es cómo logró no abrirse la cabeza.

Muchos lectores conocen que en Málaga conservamos todavía la huella de algunos de estos lugares para ermitaños, aunque en el caso malaguita, descartaron la columna y optaron por la cueva de toda la vida o, por supuesto, la ermita.

Los asiduos a esta sección recordarán que al menos una vez al año el autor de estas líneas se pasa por la calle Maestro Vert, en Churriana, para ver cómo se encuentra un eremitorio que fue utilizado durante los siglos VII a IX después de Cristo, cuando se fue acrecentando el dominio musulmán y proliferaron los ermitaños cristianos en busca de sitios aislados y seguros. Este eremitorio en concreto, frente a la preciosa biblioteca municipal José Moreno Villa, es una cueva, o más bien una covacha, por sus reducidas dimensiones, y desde luego quienes la habitaron dieron en el clavo, porque no fue redescubierta hasta los años 90 del siglo pasado, durante las obras de urbanización de la Hacienda Platero.

Su salida a la luz, después de una existencia tan discreta, ha pasado por varias etapas, casi todas ellas lamentables, pues el eremitorio se empleaba la mayoría de las veces, de basurero, aparte de que ha solido estar buena parte del año cubierto de matojos. Daba la impresión de que las autoridades no lo tenían como algo propio, ni mucho menos valioso, así que en los últimos diez años esta sección se ha centrado en denunciar su estado, como mínimo, despeluchado y evocador de un estercolero.

Pero, por vez primera desde la primera visita, y todas son completamente aleatorias, el firmante se ha llevado la sorpresa de encontrar la cueva pelada y mondada. Los cardos borriqueros, por esta vez, no invadían las proximidades de la oquedad, tampoco los plásticos ni los objetos más variados de los que mamíferos bípedos se deshacían lanzándolos a este bujero arqueológico.

Por primera vez en una década un servidor se ha pasado por la calle Maestro Vert y ha sorprendido el eremitorio como a la espera de una visita, en un estado razonablemente limpio, sin excesivos restos dejados por los homúnculos y sin un matojo.

El cronista de Churriana, Cristóbal Salazar, sostiene la teoría de que tantas denuncias en la prensa han terminado por encontrar algún lector sensible en la administración pública. Si es así, ya saben para qué sirven los periódicos, aparte de para envolver jureles.

Una respuesta a «El eremitorio de Churriana aprueba al fin»

  1. Estaba enterrada pocos años antes por la constructora,yo tengo 40 años y jugaba allí de pequeño,todo el mundo la conocía y me indigna que digan que fue descubierta en los 90,dándole así el mérito de descubrirla,a los que la acababan de enterrar.Así que quien la vendió y la constructora que la compro,sabían por supuesto de su existencia,tal vez no supieran su historia,pero estar,siempre estuvo a la vista.También tiraron 2 fincas decimonónicos,las de platero y un frontón vasco.Por favor,que no ganen puntos,quienes querían sellar un pedazo de nuestra historia,por pura avaricia,gracias.

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