Una valla oxidada, camino de la década

27 Ene

Los vecinos de la calle Orfila siguen soportando una peligrosa valla oxidada y de hierros retorcidos que rodea un bloque, en el número 12, sin licencia municipal porque se excedió en el vuelo de la terraza.

Ahora que el ser antropomorfo que habita la Casa Blanca pretende construir una versión contemporánea de la Gran Muralla China, bueno es repasar otras formas de separación que, aquí mismo, en Málaga, parecen tener la intención de perpetuarse, como mínimo, a lo largo de este siglo.
No se trata de un muro, sino de una valla inmersa en un proceso muy intenso de oxidación, el que tienen que soportar los vecinos de la amplia calle Orfila, vecina de un lateral del Parque de Huelin, y que hasta hace cerca de un año les había dejado una acera liliputiense.
Se trata de la valla que rodea el número 12 de la calle, un bloque sin licencia municipal porque los responsables de la gesta constructora se pasaron de frenada y no respetaron la edificabilidad permitida. En este caso, por un exceso de tamaño del vuelo de la terraza. Sin permiso del Ayuntamiento, el bloque permanece cerrado desde 2008, aproximadamente, y con vigilancia para evitar que se llene de okupas.
Las vallas forman parte del sistema defensivo, claro que causando muchas molestias a los vecinos. Para empezar, porque cierran un sendero peatonal que comunica con la plaza del Padre Jacobo, pero también por el pequeño pasillo que dejan libre para los peatones.
Hace cerca de un año, tras las muchas quejas, los vecinos lograron que retrocediera un poco, pero como explicaba ayer Julio Retamero, portavoz vecinal, «ahora la gente tiene un poquito más de espacio», pero la valla, por achicar una acera tan amplia, sigue jorobando.
También fastidia porque por el interior se acumulan, cuando llega la temporada, las hojas secas de las jacarandas, que se retiran con un manguerazo que traslada el problema al otro lado y provoca resbalones no queridos a los peatones.
Pero sobre todo, lo que ahora preocupa es el pésimo estado de la valla, de la que este periódico les ha hablado en varias ocasiones.
«Esto está lleno de hierros oxidados y retorcidos, de cara a la acera; es lo más peligroso que hay aquí», denunciaba ayer Julio Retamero, que recuerda que, como la valla está para el arrastre a cualquiera altura y en cualquier punto, puede causar accidentes tanto a niños como a mayores. Vamos, lo que en lenguaje mercadotécnico-pseudoanglosajón se llama una valla con «un target muy amplio».
Los vecinos -este firmante ha podido constatarlo varias veces en los últimos años- están hasta la narices de la vallita y de que la situación parezca eternizarse, pero ahora mismo lo que reclaman al Consistorio es que  hable con los dueños del bloque para que la valla, por lo menos, se cambie por otra en mejores condiciones. En 2013, el concejal de la Carretera de Cádiz, Raúl Jiménez, informaba de que el bloque estaba en concurso de acreedores. Ahora mismo, el concurso lo ganaría el tétanos.

Una respuesta a «Una valla oxidada, camino de la década»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.