Una forma de dar las gracias a los Ruiz de Luna

24 Oct

Una iniciativa en internet solicita al Ayuntamiento que una calle lleve el nombre de los ceramistas Amparo y Carlos Ruiz de Luna, recientemente desaparecidos.

Hace un par de años, en las elecciones autonómicas, una de las promesas estrella fue la conversión del Palacio de la Aduana en subsede del Museo del Prado, promesa de la que, parece, no se enteró ni el monumento a Velázquez que preside la pinacoteca, razón por la que pronto quedó en el olvido. Frente a este brindis al sol, pocos malagueños son conscientes de que nuestra ciudad ha disfrutado el último medio siglo de la condición de subsede artística de la cerámica de Talavera de la Reina gracias a la famosa familia de ceramistas Ruiz de Luna.

En 1962 la Costa del Sol llama a las puertas de ceramista Juan Ruiz de Luna Arroyo, discípulo de Joaquín Sorolla, quien decide trasladar su taller desde Talavera a Málaga a la vista de las buenas perspectivas de negocio pues hacía años que le llovían los encargos.

Durante 53 años, primero con Juan Ruiz de Luna y luego con su hija Amparo y su nieto Carlos, sobrino de Amparo, esta saga de artistas con un importante museo en Talavera de la Reina trabajó en Málaga y se hizo malagueña.

Y lo más importante, la mayor parte de su producción se encuentra en nuestra provincia: parques, cofradías, hoteles, restaurantes, casas particulares, urbanizaciones… incluso el camarín de la Virgen de la Victoria. También salieron de sus manos, con la colaboración de Charo Castillo, los bancos del Parque instalados en 1997, con motivo del centenario de la zona verde y que fueron retirados una década más tarde con las obras de remodelación (el año pasado el Ayuntamiento informó a este periódico de que había estudiado varios emplazamientos para devolverlos a la vía pública).

En los últimos 25 años Amparo y Carlos Ruiz de Luna, tía y sobrino, tercera y cuarta generación de artistas de la familia, formaron una de las parejas de ceramistas más brillantes de España. Por desgracia y de forma inesperada, con tan sólo cuatro meses de diferencia, los dos han fallecido este año. Málaga pierde con ellos, además de a dos grandes creadores, a dos bellísimas personas a las que eso del ego inflado de los artistas les causaba pudor y bromeaban sobre ello.

Seguro que también les causaba sonrojo –pero se tendrán que aguantar– la acertada iniciativa que José Manuel Leiva acaba de poner en marcha en la plataforma change.org, en la que solicita al Ayuntamiento la concesión de una calle en Málaga con el nombre Ceramistas Amparo y Carlos Ruiz de Luna, por su contribución a la cultura local, tanta belleza que hemos ganado los malagueños gracias a su trabajo.

El Consistorio, que tiene pendiente desde hace años la creación de un Museo Ruiz de Luna con las piezas adquiridas a la familia, tiene el deber moral de reconocer la contribución artística de Amparo y Carlos Ruiz de Luna. Sin ellos, Málaga y su provincia serían menos hermosas. Sólo por eso estos dos grandes ceramistas merecen que les demos las gracias de corazón. Los interesados pueden sumarse tecleando en el buscador de internet Change Ruiz de Luna y firmando la petición. Se lo merecen.

3 respuestas a «Una forma de dar las gracias a los Ruiz de Luna»

  1. Noble iniciativa la que recoges, Alfonso. Ojalá las instituciones y autoridades correspondientes tomen nota y no dejen en un cajón para el olvido estas cosas, que hacen crecer la cultura y la conciencia de esta ciudad.

  2. Admirable labor de estos Ceramistas, Ruíz de Luna. Hoy con su maestría adquirida, nos guiarán espiritualmente.

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