Las basuras perpetuas del monte Gibralfaro

9 Ene

Por tercera vez en cinco meses esta sección visita el famoso monte y constata que se está asentando una preocupante pradera de porquería

Cuando el 26 de junio de 1489 se celebró la primera reunión del Ayuntamiento de Málaga el monte Gibralfaro ya existía. Quiere esto decir que a nuestros munícipes no les cogió de sorpresa. Antes incluso de que vinieran al mundo ya presidía la ciudad como un enorme forúnculo verde. No es pues ninguna novedad geológica. [Ver vídeo del estado del monte Gibralfaro]

En cualquier caso han pasado más de cinco siglos desde ese momento fundacional, así que el monte no es como esos barrios construidos antes de ayer que aún no han sido recepcionados por el Consistorio. Nuestro Ayuntamiento actual conoce perfectamente su existencia, aunque mire para otro lado.

Todo esto viene a cuento porque, mientras en el Himalaya hay montañas con nieves perpetuas, el monte Gibralfaro tiene basuras perpetuas, y eso que la zona donde más mierda se acumula es perfectamente accesible para los barrenderos de Limasa e incluso para nuestros representantes públicos. Está a un tiro de piedra de la calle Mundo Nuevo, así que no hay razón para que este paraje fundamental de Málaga no esté razonablemente limpio a lo largo del año.

El autor de estas líneas se ha pasado tres veces en los últimos cinco meses por este rincón predilecto de los botelloneros y al que nuestro alcalde podía llegar en tres zancadas, darse una vuelta… y a continuación seguro que se echaba las manos a la cabeza. En las tres ocasiones un servidor se ha topado con una hermosa e inquietante pradera de basura. La última vez, ayer.

Y parece que las fiestas navideñas y la ventolera de estos días ha multiplicado los detritus, que de forma vergonzosa alcanzan ya las murallas de la coracha terrestre que une la Alcazaba con el castillo.

Y si no hay un incendio es porque Dios no quiere porque por el monte hay desperdigado todo el material que se quiera: cartones, montañas de botellas de vidrio (enteras y rotas a pedazos), vasos de plástico (enteros y rotos a pedazos), preservativos, tubos de pegamento, cajas de plástico destrozadas, troncos con evidentes huellas de haber servido de combustible a alguna hoguera…

En agosto, en la primera incursión por este considerable vertedero, un camaleón deambulaba por este deprimente paisaje. Ayer, era una ardilla la que, trepando por las alturas trataba de escapar de tanta decadencia.

Aunque el botellón esté prohibido, en Málaga siempre habrá jóvenes que lo practiquen, eso es obvio. Lo que resulta incomprensible es que esta práctica de ocio etílico en común lleve consigo la obligación de comportarse como una auténtica piara de cerdos, dejando esta histórica zona verde como un albañal.

Lo que también resulta incomprensible es que un Ayuntamiento con 690 milllones anuales de presupuesto sea incapaz de mantener con un mínimo de decoro el monte sobre el que se asientan dos de los principales monumentos de Málaga.

Esta sección lleva cinco meses dejando constancia de las basuras perpetuas del monte. Si el alcalde se anima, aquí el firmante puede hacer de sherpa y conducirle hasta este vertedero, muy pronto de referencia internacional.

2 respuestas a «Las basuras perpetuas del monte Gibralfaro»

  1. Corroborando todo lo que dice el Sr. Vázquez pues soy habitual de estos parajes, que también recorren cientos de turistas, añadir al respecto de los incendios que en noche de reyes hubo tres conatos de incendio, y dos de ellos por la mañana aún humeaban. Un caminante llamó a los bomberos que acudieron junto a la policía. Hace como un mes limpiaron las cunetas (que lo pedían a gritos) pero los restos de los botellones… son perpetuos como el propio Gibralfaro. Sr. Vázquez siga caminado por la zona y sea la voz de los que queremos un monte limpio que también forma parte de la imagen turística de Málaga por al cantidad de turistas que lo cruzan para subir al castillo o bajar del parador. Gracias.

  2. He echado un vistazo a la extensa lista de artículos que has escrito sobre Málaga y estoy impresionado, sobre todo con el último, porque en pleno centro de la ciudad hay un monte, que debería estar plagado de florecillas y plantas de todo tipo para aromatizar la ciudad, está contaminado con basuras y bolsas de plástico sucias que le dan un aspecto tercermundista bochornoso que solo puede atraer a ratas y bichos de todo tipo. Enhorabuena por tu colaboración con el medio ambiente y la estética de “Málaga la bella”.

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