Por rondeñas

7 Ago

Vaya por delante de estas líneas mi pésame a Ronda por la pérdida en accidente de tan nobles vecinos. Dirijamos la mirada ahora hacia situaciones menos edificantes. La semana anterior nos enteramos de que algo en apariencia tan inocente como una boda celebrada en Ronda puede finalizar casi con efervescencias de dramón a lo Lorca. A priori nada es bueno ni malo, el tinte lo dan las intenciones. Por resumir la historia de la información aparecida en los medios, la boda civil de la hija de un concejal se realizó el día 17 del pasado mes, pero la alcaldesa oficiante y asistente firmó en el acta que el enlace fue celebrado el día 21. La contrayente comenzaba a trabajar el tal día 21 para el SAS, con contrato por algunos meses, pero como el mismo día se casó, los novios echaron mano de sus derechos laborales y tiraron para Nueva York, al tiempo que la alcaldesa firmaba al estilo de la Cristina Infante, esto es, lo que le ponen por delante, con ripio. Como decía aquel gallego en la película “Airbag” de J.M. Bajo Ulloa, el problema es el concepto. Todo esto lo hace un coleguín de la alcaldesa, uno de esos tipos con gracia que caen bien a todo el pueblo y no trasciende. No sé, imaginemos, le cuenta que la niña había pillado un hotel tirao de precio y un vuelo no reembolsable. Que siempre ha sido muy estudiosa y muy buena y que fíjate tú qué mala suerte que la llaman para trabajar el mismo día. La alcaldesa con sonrisa benévola llama a quien esté a cargo de la redacción del acta, ambos se ríen, el padre invita a la boda, y aquí no pasa nada. Una escena propia de “La escopeta nacional” de Berlanga que aún no ha despertado el suficiente sonrojo entre todos los estados del noble pueblo español. Pero aquí el problema es de concepto. El conceto, que pronunciaba a la gallega aquel personaje. El que pide o no pide el favor, pero que participa en el hecho, es un concejal, un cargo público tan obligado como la alcaldesa a firmar con veracidad todos los documentos y a conducirse con honradez en todos los actos. Ha dimitido, lo que en nuestro país ya es motivo de alabanza al santo del lugar como milagro, pero por el camino ha dejado una serie de declaraciones donde amenazaba a prensa y opositores con llevarlos a los tribunales porque se inmiscuyen en su vida privada. Un concepto por rondeñas.

¿Para qué se meten los políticos en la política? Tal vez este sería el primer concepto que habría que desgranar. Érase una vez en que una buena parte parte de los estratos mejor preparados de nuestro país decidió apuntarse a la gestión de la vida pública, incluso con peligro para sus vidas, o con menoscabo de su lucro; por ejemplo aquel en el que fueron asesinados los abogados de Atocha. Hoy la política nacional está tomada al asalto por quienes buscan la paguita que en la calle jamás conseguirían, por gentes de dudosa formación para asumir las tareas y responsabilidades que conllevan un cargo público, o por quienes acuden a robar y por otros intereses espurios al bien común. Los conceptos. Volviendo la mirada hacia Ronda, el ya dimitido concejal no se entera de que el ámbito privado de un cargo público tiende a cero cuando está implicado en cualquier acción de naturaleza administrativa. Una boda civil lo es y, por lo tanto, cualquier información sobre ese asunto es de carácter público, máxime si existe una sospecha de delito que no se puede zanjar con un no me di cuenta. Si el tipo que hubiera pedido tal favor o hubiera cometido tal descuido no fuera el simpaticón que antes describí, sino uno de esos cuya familia en el pueblo está enfrentada a varias de las familias de los ediles por antiguas cuestiones de lindes, pongo como ejemplo, la respuesta a la petición del favorcillo habría reflejado la contundencia con la que el derecho administrativo se comporta en estos casos. Ya lo dijo Kant, actúa de tal modo que tu proceder pueda ser aplicado a todo quisqui, así en malagueño. Y no, en este caso, no. No se trata de una cuestión privada, ni tampoco se puede olvidar con la dimisión del padre de la novia, concejal por añadidura. Es una cuestión de conceptos que se ha cruzado con una de intereses. Dice la alcaldesa que entregará la documentación a la fiscalía, esperemos que lo haga, por el concepto, vamos.

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