Dos varas

12 Dic

La inspección tributaria detectó que 6200 vecinos en Málaga cobraban una pensión no contributiva sin que reunieran los requisitos. Un servicio realizado para la sociedad por parte de estos órganos gubernamentales que la ciudadanía, tramposos incluidos, no sabrá nunca cómo agradecer. Uno se queda tranquilo cuando contempla tanto celo por parte del funcionariado de inspección fiscal y le entran ganas de organizar una colecta de firmas para que se instituya una efemérides conmemorativa con su patrona o patrón, entrega de medallas al mérito, minutos de silencio por las y los compañeros que no están y elección de damas de honor entre las hijas del cuerpo. Pero estos vahídos de elogios se difuminan cuando uno cae en la cuenta de que las inspecciones y los éxitos recaudatorios y todos los anuncios rimbombantes sobre la efectividad en la vigilancia del destino del dinero público, se enfocan mayoritariamente en una misma dirección, por unos mismos barrios y sobre las espaldas de quienes menos tienen, de esa parte de la población pobre hasta de espíritu. Incluso cuando sueñan con el esplendor, el brillo es de plástico y hojalata. Una existencia bañada en güisquis dudosos, burdeles a pie de carretera y, como se ve en las pelis, cava desperdiciado sobre una mantelería con exceso de oropel. Carpanta era tan pobre el pobre que soñaba con un pollo asado sobre su mesa. Durmamos tranquilos. Hacienda tiene cercados a estos defraudadores de poco más de 300€. Bruselas elogiará el esfuerzo de España en su lucha contra el fraude. Y me parece muy bien si no me pareciera que el peso de las leyes en nuestro país carga con demasiada frecuencia sobre un solo pie.

No digo que no haya que perseguir cualquier engaño hecho contra la sociedad. No he escrito que aquí, cual reino bananero, no se castigue al poderoso. Pocos países han visto una infante y un duque sentados ante un juez. No tantos países han visto desarbolar la directiva de un banco e inspeccionarle su patrimonio. Y parte del ímpetu independentista en Cataluña se inició con las acusaciones a los Pujol y el consiguiente miedo del resto de la catalano-burguesía. Son magníficos picos de montañas en un horizonte de llanura. Ni una ni dos golondrinas hacen verano. Si el propio Ministerio de Hacienda reconoce un índice altísimo de fraude fiscal y de economía sumergida, y si el Ministerio sabe que dispone de una plantilla de inspección mínima respecto al trabajo que debe realizar, creo que los responsables de estos asuntos deberían proceder como lupa con la luz del sol, esto es, por si nunca lo han visto, en un punto y hasta que arda o así. Imagino, sin datos por delante, que el tesoro público podría verse mucho más enriquecido mediante una investigación efectiva de un par de cuentas de, no sé, familias que habiten casas de más de 1000 metros cuadrados, que con todos los billetes recuperados tras la actuación en el asunto de las pensiones asistenciales percibidas de modo fraudulento.

Pero al pobre se le nota mucho cuando comete pecado, característica casi inmanente a la pobreza. Su nota del súper lo delatará al momento. Ese vicio que lo empuja a comprar aceite de oliva en lugar del de girasol y a dejar que caigan en la cesta productos que componen la dieta mediterránea en lugar de las pizzas congeladas y la bollería industrial de toda la vida y de marca blanca. El rico, sin embargo, es sensato y deja que un abogado especialista conduzca esos temas monetarios. Siempre habrá un recurso para cualquier descosido que se pueda generar a causa de un requerimiento fiscal, y ya se sabe que las cosas de palacio van despacio. Al ciudadano quien amenazan con embargarle el televisor en mitad de la temporada de fútbol, o el coche con el que trabaja si no devuelve al momento el producto de su engaño, se siente abrumado por la efectividad de la maquinaria estatal y seguro que aprende la lección. En fin, la letra con sangre entra y la justicia en nuestro país parece que use dos varas, eso sí, ambas siempre sobre la misma espalda.

Una respuesta a «Dos varas»

  1. Si son 6.000 los que defraudan 4.000 euros al año, da un total de nad mas y nada menos 24 millones al año, sólo en Málaga. Mutiplica por todas las provincias de España y te darás cuenta de la magnitud del fraude.
    por supuesto hay que perseguir a los Messis, Mourinhos, Aznar etc. Que no pagan y se lo llevan calentito a sus paraisos….

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