Desinterés por la educación

20 Jun

Rubalcaba, ya en modo starlet presidenciable, ha anunciado que los futuros aspirantes a profesor deberán realizar una especie de MIR, esto es un período de prácticas precedido de un examen. Quiere demostrar así el gran interés que en su grupo despierta la educación, mediante esta idea de utilidad más que dudosa para el arreglo integral de uno de los principales problemas de España, si no el primero. En mitad de una crisis económica que afecta al mundo Alemania crece tanto que hasta importa nuestros ingenieros y los alimenta con nuestras hortalizas. Alemania lleva siglos con niveles y políticas educativas aquí impensables porque usamos la educación antes como arma electoral y servidora de intereses ajenos a las aulas que como el camino que garantice el progreso y la consolidación de toda la sociedad española, no ya en el futuro, sino en el mundo actual. El sistema educativo en España semeja un viejo galeón a la deriva capaz de soportar aún carga pero que, como aquella flota hundida en Cuba, compite con buques de acero. Pero seamos conscientes, la educación importa muy poco a la sociedad española en general incluida la administración educativa que se limita a gobernar la nave y capear tormentas. Falta la voluntad política de todos los grupos para abordar un pacto de educación que hace lustros tendría que haber revolucionado extensas áreas del funcionamiento de la sociedad española en su conjunto. Quizá por eso a nadie interese profundizar en el problema. La sociedad española es fea y no quiere mirarse al espejo. Es cierto que el fracaso escolar arroja en las estadísticas cifras muy altas a partir de una determinada edad que coincide con los trece y catorce años; muchos adolescentes pasan una gran cantidad de tiempo solos dados los absurdos horarios laborales españoles que impiden la presencia de los padres en las casas como vigilancia, compañía y ayuda de sus hijos. Gran parte de los problemas en las aulas hunden sus raíces en el exterior.

La educación debería presidir la organización social, máxime cuando España pretende competir en unos mercados globales con poca piedad para quien no cuente con preparación, pero como en aquel poema de Quevedo, la mirada revela la ruina. Las series televisivas dedicadas a un público adolescente se emiten en horarios impropios para que alguien pueda madrugar al día siguiente y ya no entremos en los valores que transmiten ni en la actitudes y mundo que muestran. Pero a quien considero que menos importan los problemas de la enseñanza es a la propia administración educativa, por más que de vez en cuando aparezca algún político como ahora Rubalcaba rebuscando medidas en la chistera. Nuestros alumnos realizan la prueba de Selectividad y eso significa que algunos profesores falten durante varios días a sus Centros porque están implicados en la corrección de exámenes. La administración ha convocado oposiciones y se lleva de los Centros al profesorado que pertenece a los tribunales aunque aún no haya finalizado el curso. Estos actos no se realizan durante el mes de julio para que así no molesten las vacaciones veraniegas de algún colectivo que siempre va a estar por encima de los intereses primeros de la educación de nuestra juventud. Mientras los alumnos permanezcan aparcados seis horas y media dentro de los recintos escolares no se producirán quejas de las asociaciones de padres. Prevalece por desgracia el concepto de escuela como solución a problemas de horario laboral, una confusión de funciones. En estos meses arreciarán anuncios de soluciones milagrosas para estas intrincadas cuestiones antes con miras a las campañas electorales que a su arreglo. Rubalcaba ya ha aparecido con el método para que los profesores ingresen en su función docente pública; ahora a ver si explica también a cuántos alumnos atenderán por aula y qué deberían enseñar y en qué horas. Este país se propuso hace años ganar medallas de oro en deportes y lo consiguió. Falta la voluntad real de que dispongamos de un sistema educativo de oro, lo que implica modificaciones sociales tan profundas que asustan a partidos políticos, sindicatos, patronal, padres, profesores e incluso clero. Demasiados intereses en manos de estos pésimos gestores y políticos que entre todos hemos elegido.

3 respuestas a «Desinterés por la educación»

  1. Sólo habría que darse un vuelta por los colegios de mas un colectivo en riesgo de exclusión social, para hacerse una idea del tema educacional.
    El personal docente con bajas por depresión cada dos por tres ante la imposibilidad de poder afrontar muchas realidades sociales en una misma aula, a la vez de que tienen que acelerar la maquinaria pra cumplir los objetivos marcados por la Consejería de Educación. Objetivos poco realistas e inadaptados es esta realidad y la de muchos.Intentan elevar la barrera sin antes equipar de forma correcta al personal para la carrera de fondo.
    Mas de lo mismo, del funcionamiento del llamado 1º sector , que cada vez viven de espaldas a la realidad social y auna verdadera educación.

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