José Antonio Griñán y Málaga

10 Ago

grinan1Tras sus primeros cien días de gobierno, la amplia entrevista ayer publicada en La Opinión que José Ramón Mendaza realizó a José Antonio Griñán, dibujó las líneas generales de su política autonómica, a la vez que el perfil personal del presidente andaluz. A pesar del conocimiento que en sus respuestas reveló sobre el tejido industrial y económico malagueño, a pesar de que no le sean extraños los entresijos de su partido en Málaga, ciertos elementos de su discurso revelan algunas distancias, al menos con buena parte de la población malagueña y no me refiero necesariamente a los votantes del Partido Popular. No dudo de que la Junta debe velar por los intereses de toda Andalucía y eso significa una distribución de los recursos para que ninguna zona se halle por debajo del umbral de bienestar de otras que se suponen insertas en el mismo círculo administrativo; tampoco dudo de que la intención de la Junta sea erigir en Málaga cimientos que consoliden un futuro próspero para nuestra provincia. Sin embargo, este lector aún echa en falta en las declaraciones del presidente una mayor voluntad para oír a la ciudadanía en aspectos que sí afectan de modo grave a su calidad de vida, como por ejemplo, la salud. Las respuestas que José Antonio Griñán esboza sobre el proyecto macrohospitalario para Málaga apenas salmodian las líneas generales que la Junta escribe como desideratum para la sanidad pública andaluza.
Investigación, prevención sanitaria y Andalucía sostenible enuncian sintagmas que quedan bien como lemas, pero el presidente no puede demandar una colaboración dócil y cautiva de las administraciones para un proyecto de esa envergadura, por él calificado con toda razón como emblemático, sin que hayan sido alcanzados unos consensos ciudadano e institucional. Un reciente informe del OMAU advertía que la edificación de un centro con esas dimensiones podía generar más inconvenientes que ventajas. Ese estudio puede ser calificado como parcial porque el organismo que lo elaboró está vinculado al Ayuntamiento de Málaga. De todos modos, muchos malagueños, entre los que figuro, no comprenden ni los beneficios para la ciudadanía cuando una enorme población tenga que encaminarse hacia muchas consultas concentradas en un mismo espacio, ni ese vínculo que se establece necesario en la proximidad física entre investigación y comodidad para el paciente; según este proyecto se revelan antagónicas, si la persona que va al hospital y sus familiares tienen que soportar todos los fastidios que las distancias y las masificaciones conllevan. La desconfianza brota, y más cuando los pequeños servicios que el ciudadano padece de modo continuo se encuentran saturados y con un funcionamiento defectuoso. Aún faltan ciertas dosis de pedagogía y de explicaciones de la Junta hacia los malagueños.

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