Inocente inocente

9 Mar

De la Torre ha ratificado a Manuel Díaz como entrenador, digo como edil, de su equipo de gobierno y, al menos permanecerá en su cargo al frente de la Concejalía de Urbanismo hasta las próximas elecciones. El alcalde ha considerado como “un fallo”, debido a la inocencia del concejal, que en la reforma de su propia casa algún obrero –creo que polaco- pidiera una licencia de obras para una reforma por un valor siete veces inferior al presupuesto real –siete veces, como los gnomos-. O sea, que dónde debían haberse presupuestado diez mil euros, se contaron mil setecientos y donde se deberían de haber pagado unos trescientos euros en tasas, se abonaron poco más de cincuenta. A mí, me da que pensar. De los concejales de urbanismo corruptos de la época de bonanza a pelotazo limpio, hemos pasado al concejal inocente y fallido que pudo quedarse con doscientos euros que no le llegan ni para un traje. Qué precariedad. La crisis no nos deja espacio ni para criticar el enriquecimiento ilícito de los altos cargos. Y no estoy muy informado, la verdad, entre otras cosas porque me da reparo investigar sobre presuntos desfalcos de doscientos euros, pero he leído, por encima, que se destapó su “error” cuando meses después pretendió subsanarlo. A mí, más que inocente, me parece inocentón, supongo que como al alcalde, lo que no entiendo es por qué Don Francisco apechuga con los inocentones y los mantiene en su equipo. A mí, como ciudadano, no me hace ninguna gracia que alguien que sea capaz de liarse con sus propias tasas, me dirija el urbanismo, con lo que yo uso mis bienes inmuebles, y si la defensa que se esgrime para ratificarlo es su escasa astucia, menos aún. Por lo menos que sea listo y despabilado, sugiero. Presuntamente, D. Manuel Díaz usó un coche, que sería muy bonito, o muy grande, o muy caro, durante un año y que le pertenecía a un constructor al que le habían concedido obras municipales, dando lugar al famoso “caso piscinas”. Ese podría ser, si se demostrara, el otro gran pecado del muchacho. Y yo, que con la edad me vuelvo cada día más malo, me vuelvo a echar las manos a la cabeza. Si fuese cierto, que espero que no, este señor ya no sería sólo un inocentón sino, por lo menos, inocentón y medio, que puestos a prevaricar, que menos que se te regale un coche y no se te preste, digo yo.

Con todo este asunto de morbo preelectoral, ni siquiera me enfado, me preocupo. Me preocupa no llegar a entender qué  sostiene que D. Manuel Díaz siga al frente de urbanismo. Que haya hecho las cosas muy bien sirve de muy poco en política cuando por lo que el ciudadano lo conoce es precisamente por las dos que ha podido hacer muy mal. Supongo que habrá gente tan preparada como él en el equipo de gobierno municipal como para poder sustituirlo sin hacer el ruido que produce tan a menudo, el entredicho. Si verdaderamente es tan inocentón como parece, qué bien se le puede hacer manteniéndolo en la picota. Al gobierno, a su partido, a la ira ciudadana, incluso yo pienso que a él mismo, le vendría mejor desaparecer hasta que se demostrara –o se olvidara- lo bienintencionado de sus “fallos”.

Pero el alcalde prefiere a un buen hombre que “falla” a otro desconocido de su equipo que eche el cierre a dos meses vista de las elecciones. Yo no entiendo nada. Los caminos de la política son inescrutables.

3 respuestas a «Inocente inocente»

  1. No me parece correcto que después de las noticias de fraude el alcalde se quede con este señor como Consejal, creo que lo único que va a conseguir es ensusiar la imagen del ayuntamiento..y no conviene ahora…

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