He visto en el bar de abajo el anuncio televisivo que sobre soñar más fuerte ha preparado el Atlético de Madrid de cara a sus próximos compromisos como finalista en dos competiciones de fútbol y cómo, enseguida, ha dado pie a la tertulia entre la clientela. El Señor Martínez, apreciado en su esquina porque suele invitar a la primera ronda cada día 10, a cuenta del paro, abrió el debate, mostrando envidia -subrayando que sana- porque su equipo no era capaz de motivar así a sus seguidores. Jaleado por la concurrencia, le faltó salir a hombros por la puerta grande del negocio, sin embargo permaneció en su esquina y prosiguió con un discurso patriotero sobre sus colores que bien pudiera haber interpretado Michael Landon en el clímax de cualquier capítulo de “Autopista hacia el Cielo”. No pude por menos, como el resto de asiduos, que explotar en un incontenible aplauso de esos que te dejan escapar un brillo alérgico en la comisura de las pestañas y recordar la vehemencia con la que el buen señor solía defender su mejor feria del sur de Europa, su mejor Semana Santa del mundo y de parte del extranjero o las vueltas que le daban las malagueñas a las sevillanas, hasta en el baile. Sin embargo, llegado el momento preciso de exaltación a la mantilla, suponiendo que por el arrebato de euforia se le había olvidado mencionar entre sus colores al azul, me atreví a apuntillar, la precisión:
-Señor Martínez, blanco no, blanquiazul, dije sonriente, esperando afecto.
Tras el intenso silencio que produje en el bar, me sentí más pequeñito que España en Eurovisión. ¿Quién me mandaría a mí meterme en camisetas de once varas y una pelotita?
Ya no puedo bajar al bar de abajo hasta el lunes. Para ser un buen malagueño patriotero, tradicional y que se emociona con lo nuestro, además de amar al Cautivo o la Esperanza y de ir en feria a la Peña del Sombrero invitado por algún socio, tienes que ser del Real Madrid, aunque eso suponga daños colaterales al que yo creía nuestro equipo, el Málaga club de fútbol.
El Málaga a segunda antes que el Madrid segundo. O mejor dicho, antes que el F.C Barcelona primero. Con lo malagueño que yo me creía y todo lo que me queda por aprender.
Y es que no hay otra. El Málaga puede salvarse incluso perdiendo –si gana el Racing, pierden Valladolid y Tenerife y no gana el Xerez- pero no existe la posibilidad de que el Málaga se salve y el Real Madrid gane la liga. Si el año que viene esos malagueñísimos quieren ver en la Rosaleda a su equipo –el Madrid-, este año tienen que quedar segundos.
Yo, torpe y malagueño, pretendo liberarme de cualquier prejuicio nacionalista por exclusivo, con la salvedad de que el juego limpio deportivo me congracia a exaltarme de vez en cuando con lo mío, hasta con la bandera o el himno, si es, por ejemplo, Nadal, Fernando Alonso o la selección española de fútbol por quien me siento representado, y no puedo renunciar a soñar todo lo fuerte que pueda con que mi Málaga se salve del descenso. Quizá seamos bien poquitos -ojalá que no- pero que nuestro granito onírico de arena no nos lo quiten los nuestros, sería de esperar. Málaga no debe de volver a ser una ciudad de segunda. Y por mí que no quede. Si el Málaga se salva, que ¡ visca el barça!
A mí me paso algo parecido el sábado por la noche. Igual que otros días cuando el Málaga juega fuera salí a un bar cercano a casa a ver el partido. Cual fue mi sorpresa que en el bar habitual estaban poniendo el Barcelona. Oops, pensé, había olvidado a las hordas catetas… Fui en busca de otra alternativa y me pasó lo mismo, entré al bar lleno de gente todos viendo al Madrid, y tal como entré, salí, alguno se quedó mirando extrañado. Cogí el coche, con pocas esperanzas y fui a una zona de bares. Ni uno ponía el partido del Málaga. No se de qué me sorprendo porque esto viene de largo. De todas formas, no se por qué siempre me sentiré superior a ellos en esta faceta. Tal vez haga mal pero cuando alguien me pregunta: ¿de qué equipo eres del Barça o del Madrid? Enseguida le pongo la etiqueta de trasnochado. Más vale ser cabeza de ratón que cola de león. Viva el Málaga!!! La camiseta que llevo… la llevo pegada a mi piel…
Eso suele pasar siempre en el football, menos mal que en el baloncesto eso no ocurre, los aficionados al Unicaja, le deseamos lo mismo mire usted lo mismo que los catalanes y madriles, nos desea a los Malagueños, y si entra el antiguo Tau para que vamos a contar, pero en este deporte que dicen todo el mundo desde que franco lo impuso para que nadie hablara de política según Felipe gonzalez,es el Rey de todos los deportes, en malaga y en otras provincias, pasan lo mismo, comprendo que cuando vivía este hombre, sólo habia 2 o4 equipos y habia que ser del madrid a la fuerza, pero en el siglo que estamos tiene tela que todavía haya malagueños que prefieran que baje el equipo de su ciudad antes que pierda el madrid. Tiene narices la cosa eh!!!