El paradigma de la complejidad (II)

22 Jul

Dediqué el artículo del sábado pasado a reflexionar sobre la complejidad del fenómeno educativo centrándome en la naturaleza de la tarea, los delicados materiales con los que se trabaja en ella, las demandas contradictorias que recibe la escuela (educar para los valores para para la vida) y la inevitable polisemia del lenguaje con el que nos referimos al mismo. Daré hoy algunos pasitos más, analizando otras cuatro fuentes de complejidad.

La diversidad infinita del alumnado

Me detendré en este apartado que tantas veces se pasa por alto en la práctica (no digo en teoría, en la práctica). Hay dos tipos de alumnos en el sistema educativo: los inclasificables y los de difícil clasificación. Hace falta tener en cuenta la diversidad del alumnado para que cada uno adquiera aprendizajes significativos y relevantes. Sin embargo, los grupos suelen ser numerosos y la acción suele ser homogeneizadora.

Las personas tenemos diferencias en numerosos ámbitos de la configuración personal. Cada una de ellas nos define en interacción dinámica y evolutiva con las otras. ¿Alguien ha visto a dos personas idénticas? Ni siquiera los gemelos homocigóticos reaccionan igual ante los mismos estímulos. Atender la diversidad es una exigencia tan importante como compleja.

Los ámbitos que marcan la diferencia entre las personas son múltiples, por no decir infinitos. Este hecho es una fuente inagotable de complejidad. Todos ellos tienen importancia en uno u otro sentido. Cada individuo es único, irrepetible, irreemplazable, complejo y dinámico.

La diferencia de personas puede ser entendida y vivida como una riqueza o como una carga. Si esa diferencia se respeta y se comparte es un tesoro, si esa diferencia se utiliza para discriminar, excluir y dominar se convierte en una lacra.

No hay educación si no se produce un ajuste de la propuesta a las características del educando. Sólo hay educación cuando un individuo concreto crece y desarrolla al máximo sus potencialidades. Los principios de la psicología del aprendizaje de forma paradójica se niegan en la práctica escolar. La psicología dice que es preciso acomodar la enseñanza a los conocimientos previos y a las características de los alumnos y alumnas. ¿Cómo puede hacerse en un grupo cuando se actúa como si todos tuviesen los mismos datos en la cabeza, los mismos deseos e intereses en el corazón?

Si pensamos en una situación similar en el ámbito de la salud comprenderíamos el disparate que supone reunir a veinticinco o treinta pacientes y diseñar un tratamiento único para todos.

Se ha considerado frecuentemente la diversidad como una rémora. Se ha tendido a formar grupos lo más homogéneos posibles y se ha ignorado a quienes mostraban una diferencia (por arriba o por abajo) muy acusada.

La falta de preocupación por las diferencias no es sólo una traba didáctica sino un atentado a la justicia. Ya en 1966 decía Bourdieu que «la indiferencia hacia las diferencias transforma las desigualdades iniciales en desigualdades de aprendizaje». Si se exige por igual a quienes son de partida tan desiguales no se hace otra cosa que instaurar la injusticia. Dice Perrenoud: «Basta con ignorar las diferencias para que la misma enseñanza propicie el éxito de aquellos que disponen del capital cultural y lingüístico… y para que provoque, a la inversa, el fracaso de aquellos que no disponen de estos recursos». El fracaso es achacado a la incapacidad de los alumnos y no a la inadecuación de la escuela. Es decir que la escuela, empeñada en enseñar, ha bloqueado su necesidad de aprender.

Qué decir de las progresivas exigencias de la educación intercultural en un mundo con una movilidad cada día más poderosa. La escuela ha de dar una respuesta rica y dinámica a la pluralidad cultural del alumnado. Ha de construir un currículum intercultural. Es complejo, pero necesario.

Es preciso salir del fatalismo inherente al desigual reparto de las aptitudes que convierte el fracaso en un fenómeno natural e inevitable. A quien ha nacido con dones, todo le irá bien. Al que ha nacido sin talento, en nada le podríamos ayudar.

Si la filosofía de la diversidad llega al profesorado y también a las familias y al alumnado se habrá creado una actitud sensible hacia las peculiaridades de cada uno y un compromiso de ayuda para aquellos que parten de una situación negativa. Por eso la preocupación por la diversidad encierra valores éticos, no meramente didácticos.

Esta última reflexión me conduce a la dimensión afectiva del aprendizaje y de la educación. Los alumnos aprenden de aquellos profesores a los que aman. Y aman a quienes se preocupan por ellos, a quienes muestran cercanía y se presentan como ejemplo. «¿Cómo podría enseñarle algo a este alumno? No me quiere…», decía el pedagogo francés Alain.

Los cambios acelerados

Karl Jaspers hablaba de la aceleración de la historia. Los cambios, unos buenos y otros malos, se producen con mayor celeridad cada día. El conocimiento de la humanidad se duplica cada vez en plazos más cortos.

Los saberes se amplían, se profundizan y se diversifican con celeridad inusitada. Me refiero s los contenidos del conocimiento en general y a los saberes pedagógicos en particular. La investigación abre cada día nuevas perspectivas, Al subir un peldaño se divisan nuevos horizontes.

No cambia solo el conocimiento. Cambian las necesidades de la sociedad de forma vertiginosa, cambian las características psicosociológicas de los aprendices, cambia de manera casi incontrolada la cultura?

La escuela, que tiene que educar para el futuro se encuentra con un reto cargado de complejidad: ¿para qué mundo tenemos que preparar a las persona?, ¿para qué trabajos?, ¿para qué exigencias?

Las expectativas truncadas del alumnado

Hoy no sucede como antaño cuando se decía con toda verdad a los alumnos que si estudiaban tenían garantizado un trabajo y un futuro. Los alumnos ven que estas promesas están rotas por la realidad. Están hartos de ver a licenciados trabajando, si tienen suerte, como cajeros de supermercado, dependientes en una tiende o camareros en un bar. Están hartos de ver personas con varias carreras y varios idiomas en trabajos precarios, con un sueldo ínfimo y nula estabilidad.

Claro que influye la formación en un mejor proceso de socialización, pero no en la medida que en otros tiempos se garantizaba. Ese hecho contribuye a la desmotivación y a la desafección del alumnado respecto a la escuela. Hay alumnos que hoy acuden a la escuela obligados por la familia y por la ley, pero que están escasamente motivados por las bajas expectativas laborales.

La presencia de algunos alumnos desmotivados, escasamente comprometidos con el aprendizaje suponen una rémora para la creación de un clima favorable en el aula. No solo es que no quieren aprender, es que están empeñados en que nadie aprenda. ¿Cómo enseñar a quien no quiere aprender ni que nadie aprenda?

Los modelos alternativos

La sociedad y especialmente los medios de comunicación presentan a los alumnos y a las alumnas modelos por la vía de la seducción que difícilmente puede contraponer la escuela con modelos presentados por la vía de la argumentación. La sociedad muestra a triunfadores en el ámbito de los deportes, de la música, de la moda, de la economía, que deslumbran por su fama, su poder y su riqueza. Presenta incluso «modelos» en ámbitos negativos, como el narcotráfico o la delincuencia de cuello blanco. Los niños y los jóvenes ven cómo llegan a la cumbre del dinero, del poder y de la fama muchas personas que, aparentemente, no tienen que hacer esfuerzos continuados ni practicar comportamientos morales.

Una maestra me contaba en Melilla que, cuando preguntó a un niño qué quería ser de mayor, éste contestó: «Yo, mafia». Lo que veía a su alrededor era que alguien que se introducía en ese mundo se convertía de forma rápida sin ningún esfuerzo y con poco riesgo en multimillonario. No es fácil persuadir a los alumnos para que avancen contracorriente. Es, por el contrario, un reto muy complejo.

42 respuestas a «El paradigma de la complejidad (II)»

  1. Me parece magnífico este nuevo texto que amplía el del sábado anterior. No me extraña que haya dado centrado las reflexiones en la complejidad que encierra el tratamiento de la diversidad del alumnado en una institución de por sí tan homogeneizadora. Todos hacen lo mismo, de la misma manera, con el mismo ritmo y la misma intensidad. Y todos son evaluados de la misma manera.
    No existe ese alumno tipo medio al que se dirige el profesor, Están en el aula María, Juan,Pedro, Elena…
    Esa simplificación dinamita la enseñanza de calidad. Porque coda uno aprende como es.
    Muchas gracias por recordarnos tantas cosas importantes.
    Buen fin de semana.

  2. Buenos días, familia educadora:

    Encontrándome todavía sin palabras (y sin medios, a mi gusto, para expresarlas), voy a utilizar las tuyas, Miguel Ángel, pero pensando en su aplicación fuera de la escuela (familia, sociedad, lugares de trabajo), en donde también sé enseña y se aprende, y algunos tratamos de educar.

    La diferencia de personas puede ser entendida y vivida como una riqueza o como una carga.

    No hay educación si no se produce un ajuste de la propuesta a las características del educando. Sólo hay educación cuando un individuo concreto crece y desarrolla al máximo sus potencialidades.

    La escuela, empeñada en enseñar, ha bloqueado su necesidad de aprender.

    Estas últimas semanas, sobre la ilustracion, nada que decir. Sobre ésta, sigo buscando el caminó. Bueno, los caminos, siempre hay más de uno. Yo me conformo con encontrar el mío, y que sea compartido.

    Quintiliano. Este año la cosecha es buena, ¿no? Te voy a contar una cosa que se me viene a la cabeza (ayer enterré a una vecina y hoy, a las seis, haré lo mismo con otra, con la que he estado hablando hace tres días en casa de mi abuela). ¡Huye a la ciudad! ¡Pasa del maíz y vete a Málaga! En la ciudad la gente no sé muere. En el campo la campana no para de tocar. Caen como moscas. Yo ya estoy haciendo la maleta, con dolor de mi corazón.

    Hasta otra, barrio.

    • Querido José Antonio:
      El asunto de las ilustraciones es más complejo de lo que parece. Antes las buscaba en Freedigitalphotos.net pero ahora suelo acudir a Google. Digo que es complejo porque no está claro cuál es la finalidad de las mismas, si aclarar, ejemplificar, adornar, ilustrar, completar, añadir, aclarar, repetir… el texto. Y, aun eligiendo una de las finalidades o varias, estaría el problema de la elección. Y, además, está el tema de la connotación, que es la interpretación que cada uno le da a la imagen y a su relación con la palabra. Hice mi tesis sobre denotación y connotación en la lectura de imágenes estáticas. Así que le di alguna vuelta que otra al asunto.
      Respecto a la muerte en los pueblos, qué te voy a decir. Yo fui monaguillo en mi pueblo y “enterré” muchos cadáveres. Los veía en las casas, en la iglesia, en el cementerio. Como dice Quintiliano, la muerte estaba muy presente en la vida del pueblo: las campanas (tocan a muerto), el funeral, el entierro… En las ciudades la muerte es un tabú.
      Acabo de conocer (desde México) la noticia de la muerte de un querido colega y amigo de la Facultad. Una corazonada me hizo ir a visitarle la víspera de mi viaje. Me pude despedir..
      Un abrazo (simple o complejo).
      Y gracias una vez más.
      MAS

  3. Años oyendo lo mismo al profesor Santos Guerra, sin cambiar ni una coma.
    Pareciera que no ha avanzado nada desde mis años de estudiante universitaria.

    • Estimada Karmen:
      Pues no. Hay cosas que decía hace mucho tiempo y que sigo diciendo ahora. Claro que sí. Y creo que no es malo si se trata de cuestiones fundamentales. Pero hay muchas otras que he descubierto. He leído mucho, he escuchado mucho, he viajado mucho, he investigado mucho, he dirigido muchas tesis. He aprendido muchas cosas nuevas de mucha gente. Y he dicho muchas cosas nuevas desde entonces. No sé si has leído “Nieve y barro. Metaevaluación del Plan de evaluación de centros escolares en Andalucía” o “La escuela sin muros. Participación de las familias de alumnos inmigrantes en la escuela”. No me habrías oído hablar nada de esos temas porque son fruto de investigaciones posteriores a tu etapa como alumna mía. No creo que me puedas citar otra obra sobre metaevalución en nuestro país. Algo he avanzado. No sé si has leído “La gallina no es un águila defectuosa. Organización, liderazgo y evaluación en las organizaciones educativas”, publicado en mayo de este año en Bogotá. O “La casa de los mil espejos” y “Evaluar con el corazón”, libros publicados por Homo Sapiens en Argentina en 2015 y 2017. O “El Arca de Noé,La escuela salva del diluvio”, publicado en Guadalajara (México) en 2014. O “las feromonas de la manzana. El valor educativo de la dirección escolar”, publicado en Graó, en Homo Sapiens (y traducido al portugués en la Editorial Manuel Leao). Te puedo asegurar que no he permanecido inactivo.Te puedo garantizar que no me he quedado anclado.
      De todos modos, muchas gracias por tu opinión. De las críticas también se aprende. Sé que me quedan muchas cosas por aprender. Tus palabras serán un aliciente para seguir aprendiendo.
      Besos.
      MAS

  4. Amigo Miguel Ángel y seguidores de El Adarve.

    Me encuentro leyendo el excelente libro de la filósofa estadounidense Martha Nussbaum titulado “Sin ánimo de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades”.

    Me vais a permitir que escriba el comienzo del prefacio, pues tiene bastante relación con lo que se dice al final de esta esta segunda entrega de “El paradigma de la complejidad” y que nos acerca a la crisis de la sociedad en la que nos encontramos insertos; crisis que, inevitablemente, incide en los procesos educativos, no solo en la Escuela (entendida en su amplitud), sino también en la Universidad.

    “Las artes y las humanidades desempeñan una función central en la historia de la democracia, pero, así y todo, muchos padres en la actualidad sienten vergüenza de que sus hijos estudien arte o literatura. Aunque la filosofía y la literatura han cambiado el mundo, es mucho más probable que un padre o una madre se preocupen porque sus hijos no saben de negocios que porque reciben una información suficiente en materia de humanidades. Incluso en la Laboratory School de la Universidad de Chicago, donde tuvo origen la experiencia innovadora del filósofo John Dewey para la reforma educativa, hay numerosos padres insatisfechos porque temen que la escolaridad de sus hijos no les prepare bien para la prosperidad económica”.

    El libro de Nussbaum se publicó originalmente en el 2010, por lo que esta magnífica filósofa ya tenía conocimiento de la agotadora crisis económica que arranca en el 2008. En el mismo se relaciona de forma clara el retroceso, o estancamiento, de la democracia con los fines lucrativos de la actual enseñanza.

    Por mi parte, en algunas ocasiones he hablado del neoliberalismo que arrasa y se instala en todas las facetas de la vida humana, y, como no podía ser de otro modo, también en el ámbito educativo.

    ***
    “¿Educar para la diversidad y la complejidad, dice usted? Eso son pamplinas en las que se empeñan algunos profesores anacrónicos que se aferran a sus desfasadas ideas ya que no pueden adaptarse a los nuevos retos económicos de una sociedad cambiante que nos demanda un alumnado bien formado y con ideas claras ante un mundo en el que no nos podemos quedar atrás porque se quiera atender a los más inútiles”.

    Estas podían ser las palabras del inefable José Ignacio Wert, o del rutilante Cristóbal Montoro, o del actual ministro de Educación Íñigo Méndez de Vigo (que fue puesto en ese cargo sin saber por qué). Este es, en el fondo, el mensaje que desde los medios de comunicación, convertidos en altavoces del discurso dominante, nos transmiten constantemente para que aceptemos las duras condiciones que ya sufren las nuevas generaciones (y no tan nuevas).
    ***

    Vuelvo a las ideas de Martha Nussbaum: Una sociedad que ha relegado la creatividad, que proporcionan las artes y la educación artística (en todas sus facetas); la reflexión y el pensamiento crítico, que proporcionan la filosofía y las humanidades; la formación en una ética cívica, que proporciona la educación para la ciudadanía; el amor hacia el libro, que conlleva la capacidad de concentración y de diálogo íntimo… es una sociedad abocada al fanatismo y la brutalidad.

    ¿Acaso no tenemos a un presidente mundial llamado Donald Trump que avergüenza a cualquiera que viva en este planeta y tenga un mínimo de cultura y de sentido común?

    Bien, voy cerrando. Efectivamente, hay que luchar por la diversidad, por el reconocimiento de la complejidad, por una enseñanza que se articule con el principio de igualdad y de oportunidades sociales y que sea un freno a los vientos neoliberales que soplan con intensidad… Hay, como casi siempre, nadar a contracorriente, y para ello hay que prepararse con firmeza y convicción. Las palabras se tienen que convertir en hechos palpables.

    Posdata: Como leo también todos los comentarios, he visto que en el escrito de José Antonio (que me precede, y, repito, escribe muy bien) tres tildes mal puestas en su comentario… Él sabrá dónde localizarlas.

    • Estimado D. Aureliano:

      Le copio a continuación un fragmento de una intervención más larga dirigida al profesor Santos Guerra y que, en un aparte, se dirigía a usted. Como corresponde al capítulo anterior del blog, supongo que no ha tenido ocasión de leerlo, puesto que no me ha contestado.
      Comienza la cita: “Para terminar, permíteme un aparte con el Profesor D. Aureliano Sainz:

      En primer lugar, Sainz sin tilde, D. Aureliano, que es monosílabo (http://lema.rae.es/dpd/srv/search?key=Sainz).

      En segundo lugar, me disculpo por haberme apropiado de una recomendación que le hacía usted al profesor Santos Guerra de una recopilación de aforismos del autor rumano Valeriu Butulescu. Seguí su recomendación, compré el libro, lo leí y me gustó tanto que se lo he regalado a mi hijo que se casó ayer. Muchas gracias por el consejo.

      En tercer lugar, espero que quedara usted satisfecho con la ampliación de las citas de Ernesto Guevara que le hice en mi anterior respuesta. Si no es así, dígamelo y le haré llegar las referencias oportunas.” Fin de la cita.

      Saludos cordiales

      • Estimado Antonio:
        Aunque el comentario va dirigido a Aureliano, permíteme expresar mi satisfacción por verte de nuevo por estos pagos.
        Creo que nos merecemos el castigo de tu ausencia.
        Tus comentarios siempre aportan conocimiento y sensatez.
        Saludos cordiales.
        MAS

      • Estimado Antonio:
        Aunque tu comentario vaya dirigido a Aureliano permíteme manifestar mi satisfacción por el hecho de verte de nuevo por estos pagos.
        Tus comentarios siempre son certeros y sensatos. De los que se aprende. También hay comentarios adictivos.
        No nos castigues con la ausencia, por favor.
        Interesante la precisión sobre la grafía del apellido Sainz. Me gusta mucho el rigor en la escritura. Por eso escribí con dos colegas “Libro de estilo para universitarios”. Un libro cuya primera edición fue corregida por Manuel Seco. No sabes cuánto lamente haber perdido los originales de aquellas correcciones. Eran un tesoro. A veces hacía una corrección y tenías que escudriñar dónde estaba el problema. Acaso era un espacio un poquito más grande entre dos letras… Para qué contarte.
        Un cordial saludo.
        MAS

    • Querido Aureliano:
      ¡Qué casualidad! Estoy leyendo un libro de Marta Nussbaum titulado “Las fronteras de la justicia”. Es un poco anterior al que estás leyendo tú. No tiene desperdicio. Admiro a esta filósofa que está poniendo un punto de racionalidad, de cordura y de ética en el discurso sobre la calidad que vivimos.
      Es muy importante desarrollar la capacidad de entender lo que pasa desde una perspectiva sensata y desde una dimensión ética. Los vientos que soplan son muy negativos y es fácil dejarse llevar y envolver por el pensamiento único que nace y se enfoca al cultivo del individualismo y de los intereses de cada uno.
      Un cordial saludo desde México.
      Y gracias por el comentario.
      MAS

  5. Buenos días,

    1.- Últimamente soy más de leer que de escribir. Será que el calor me tiene el seso un poco seco. Además coincido en casi todo lo que se dice por aquí. Será la edad que me está haciendo más indulgente. Y por otra, me da cierto reparo darle la buya al Sr. Guerra. Aunque, en cierto sentido, sé que le va la marcha.

    2.- ¿Qué podemos esperar de las expectativas futuras del alumnado en Andalucía?. Donde desde los tres años pasan más de un tercio de sus vidas oyendo a profesores bien pagados, de vidas bien resueltas, con sueldo asegurado, con vacaciones que ni te cuento, oyendo a profesores que no han hecho otra cosa en su vida sino enseñar algo de dudosa eficacia. Pues eso esperan, lo que les han enseñado. Lo normal de un Malagueño criado en la Axarquía guardando borregos es que no hable en chino, sino en andaluz. Pues lo mismo. Por cierto, enseñanza la actual tan alejadísima de la realidad de vida de la calle, del día a día. Claro, así en las encuestas a estos alumnos, más de un 75 % quieren ser funcionarios en las distintas ramas de la Administración Pública. Je,je, y me pregunto ¿y quién va a trabajar en el sector privado para mantener a esta carga pública?. Pues eso es lo que pasa, que se quiere lo que se aprende a querer, evidentemente porque es lo que te han enseñado. Una posible solución, prohibir por decreto que NADIE acceda a ser docente hasta que no tenga un curriculum de al menos 10 o 15 años de demastrada valía como trabajador o empresario en el sector privado. Al menos el alumnado que recibiera estas enseñanzas tendrían una visión más acorde a la realidad que luego les espera cuando termine los estudios.

    3.- De otra, no creas, Sr. Lema, no quedo muy convencido de que la gente solo se muere en el campo. En el campo se nota más, eso sí. En el campo, el ruido de la muerte es claro, evidente, limpio, real, público, duradero, historiado, vivido, contado, aglomeratorio. En ciudad es como de tapadillo, de no se entera ni diós, oculto por otros ruidos, olvidado, frío, silenciado. En el campo quedan las historias de los analfabetos muertos, de boca en boca, por muchos años. En la ciudad se silencia la muerte, de casi todos, hasta la de los escritores malos. En el campo, cada campesino muerto tiene su vereda, su pozo, su “cacho” de tierra, su viña, su olivo, su algarrobo. En el campo la fama te la da tu ser, y no tu título de reconocimiento expresado en un papel o en un periódico. En la ciudad solo tiene sitio el que fue Picasso, que tiene su plaza, y algunos más, más bien pocos, por cierto, bien ignorados por voluntad propia del que suscribe.

    4.- De otra, la cosecha bien, inmejorable. Mi actitud, muy positiva. Sé que no habrá jóvenes ni jóvanas que me hagan la compentencia debido a la inutilidad competencial que aprenden. Aprenden a no sufrir, a no sudar, a tener un buen puesto de trabajo asegurado. Aprenden a ser candidatos depresivo-aburridos del sistema. Critican al sistema, como yo. Aquí mi hipocresía, sufro por la incapacidad de la juventud para vivir de la tierra que le vio nacer; pero, por otra parte, sé que soy el rey tuerto en el país de los ciegos. Sé que no tendré competencia en muchos años vista. Perdón por mis petulancias.

    Don Quintiliano, campesino (en activo).

    Tengan un buen día.

    • Estimado Quintiliano:
      Hazme el favor de estar más presente con tus comentarios. Siempre alimentan el fuego de la reflexión. Hay que echar leña al fuego (decir estor con los calores que estamos pasando parece una ironía). Y tú lo sabes hacer muy bien.
      Discrepa, apoya o amplía. Pero escribe.
      Vuelves a un tema importante que es la formación de los jóvenes. Una formación que, según tú, que da lugar a que alimenten unas expectativas escasamente creativas. No conozco el porcentaje pero mis últimas noticias decían que aumentaba el deseo de los jóvenes para emprender iniciativas en lugar de entregarse al sueño del funcionariado. Importante cuestión la e pensar para qué formamos a nuestros jóvenes.
      No es importante solo preguntarse qué mundo les dejamos a nuestros jóvenes sino que jóvenes les dejamos al mundo.
      Muy certeras tus palabras sobre la muerte en el pueblo y en la ciudad.
      Me alegra que la cosecha sea excelente.
      Un cordial saludo.
      MAS

      • Hola de nuevo, señoras y señores, jóvenes y jóvanas, viejos y viejas, y demás contertulios y contertulias.

        1.- Antes de nada, Sr. Guerra, anunciarle que me da un poco de grima escribir mucho, aunque no lo parezca. No me gustaría que mis millones de seguidores se durmiesen con mis palabras. La verdad es que tengo en la mesita de noche un buen aporte documental, o más bien un buen aporte de escritos, más o menos largos. Los uso como inigualables sonníferos. No hay medicamento que supere el sopor que producen. No veas, empiezas a leer y a los cinco minutos parece derrumbarse la casa de los ronquidos que emito. De momento la palma se la lleva el premio planeta de 1970, “La cruz invertida”, de Marcos Aguinis. Es insuperable, alguna vez he conseguido leer al menos media página de una sola vez, increíble.

        2.- Van por delante mis disculpas por la severidad de mis palabras. Intento ser afable, pero como tengo el diablo dentro, soy de natural áspero. Eso, que no quiero que me analoguen dentro de las lindes de lo que Ortega y Gasset decía: “Varias veces me he acercado a algún libro de Gabriel Miró. He sorbido unas líneas, tal vez una página, y me he quedado siempre sorprendido de lo bien que estaba. Sin embargo, no he seguido leyendo. ¿Qué clase de perfección es esta que complace y no subyuga, que admira y no arrastra?”.

        3.- Y ya por no hacer feo a mis contertulios, entro en la última dinámica. Analizo la palabra buya (con “y” y no con “ll”). Según la rae, posiblemente ni existe. Pero según la misma academia, sí existen puya, con “y”; y bulla, con “ll”. Lo que suelo dar al Sr. Guerra no son palmaditas en la espalda. Es más bien lo contrario. Decir que le doy la bulla, sería incorrecto, porque no estoy gritándole. Incarle la puya, también sería incorrecto, porque sería muy difícil abrir brecha a través del ordenador. Hago un término medio, que no es ni puya, ni bulla. Le pincho, pero con letras, no con pincho de hierro. Le grito, pero en silencio, como regañandole callado. De ahí pues, que llamar puyas o bullas a mis “leñas al fuego”, serían incorrectas. Lo correcto sería algo que anduviese por enmedio, digamos buya, es un decir, es un neologismo, es un urbanismo.

        4.- En el mismo orden de cosas de escritura, echo de menos las sabias palabras del joven Sr. Muñoz. No se me amedrante, Sr. Muñoz, deléitenos con algo. Para su tranquilidad, le aseguro que no tengo nada de Usted como material de sopor en mi mesita de noche.

        Don Quintiliano, campesino (en activo).

        Tengan buena tarde.

        • Don Quintiliano, soy el “pesao” de la ortografía. No se preocupe, que esta vez mi brevedad no le va a dar ni para una cabezadita. ¿Ha pensado usted en usar “pulla”? Aúna el carácter incisivo y el humor ingenioso.

          Saludos cordiales

          • Hola a todas las personas,

            Pulla, sin embargo, Sr. Del Pozo, lo veo excesivo para el Sr. Guerra. Pulla, encierra algo de malicia, muy enmerecida para el Sr. Guerra. Pretendo calentar la sangre, no hacer sangre. Pulla, me sugiere inquina, un pelín de mala leche, no sé, es esto tan subjetivo de interpretar. Buya, lo veo más como una travesura, una ruptura de la paz sin demasiado agravio. Es un decir. Por otra, no se dé por afectado en lo del sopor, hombre. Haílos, escritos, inmensamente más soporíferos que los suyos, de Usted. Sin lugar a dudas. Además, también el sopor transmisible es una cuestión subjetiva del sujeto receptor. Donde unos duermen, otros tal vez se deleiten. Un placer, Sr. Del Pozo.

            Ahora me voy a regar, que me he dejado el agua echada en el bancal, y como reviente, el vecino, no tiene puya, tiene escopeta del doce.

            Saludos

            Tengan buen día.

          • perdón, quise decir haylos….(el acento en la y, imposible en la “y”, se ve que me llevó a la “i”). Perdón

        • Estimado Don Quintiliano, campesino y pensador en activo:
          Bienvenidas sean las reconvenciones y las críticas, si ayudan a entender y a mejorar el pensamiento, las actitudes y la acción.
          Nunca estaré cerrado a recibirlas. Y, además, me gustará que viniesen (como vienen en tu caso), argumentadas en el contenido y sinceras en la intención.
          Pienso que si uno no se abre a la crítica y no se hace autocrítica no puede mejorar.
          Y, sí, creo que uno de los mandamientos del escritor es no aburrir al personal. Por lo visto no siempre se consigue. Decía un cura que conocí hace tiempo: “Homilía que mueve los culos, no mueve los corazones”.
          Buen riego.
          Un abrazo.
          MAS

          • Las pullas también pueden ser festivas y amistosas: ” Mis amigos y yo pasábamos la tarde bebiendo cerveza e intercambiando pullas sobre el partido del día anterior…”. Pero, en fin, sean buyas, y valga el neologismo.

            Saludos regantes

  6. Querido Miguel Ángel:

    Lo primero que quisiera manifestarte es la sorpresa que provoca el que ‘ayer’ estuvieras en Tailandia y ‘hoy’ nos escribas desde México. Algún día tendrás que echar cálculo de los kilómetros que has realizado en avión; me imagino que te saldrán muchas veces el recorrido de varias vueltas al planeta Tierra.

    Me alegra que estés también leyendo a Martha Nussbaum. Es un placer saber que hay mentes brillantes que no se dejan arrastrar por los vientos dominantes y que, incluso, sean capaces de mantener unas posiciones críticas y humanistas en el país que es el centro del capitalismo mundial.

    Pero es que este enorme país encierra grandes paradojas, como que sea el lugar, junto a Francia y Alemania, en el que la Filosofía se encuentre con fuerte vitalidad. Ahí tenemos no solo a Nussbaum, sino también a John Rawls, Daniel Dennet, Hilary Putnam… y me atrevería a introducir en este grupo por su carácter crítico al lingüista Noam Chomsky.
    Y hablando de Martha Nussbaum, me parece magnífico que en su libro “Sin fines de lucro” (que estoy leyendo) hable de la necesidad de las artes y las humanidades para la consolidación de una sana democracia; cuestión estrechamente relacionada con la complejidad en la enseñanza y que, también, proviene de la amplitud de disciplinas que abarca.

    Esto ya lo comprobé hace tiempo, pero hay ocasiones en las que se manifiesta de forma palpable, como suele acontecer en las Facultades de Educación cuando se forman los tribunales de Trabajo Fin de Grado.

    En mi Facultad tenemos un problema que precisamente nace por la diversidad y amplitud de departamentos y áreas que la conforman. Esto, en principio, no debería ser un problema; pero es que el profesorado, de forma mayoritaria, solo está formado en su disciplina, por lo que si le sacas de ahí se notan abiertamente sus carencias (aunque intente disimularlas o negarlas).

    Te comento esto ya que, de los diez TFG que he dirigido este año, el que ha tenido problemas ha sido el de una alumna licenciada en Bellas Artes, que se matriculó de Magisterio, puesto que le gusta mucho la enseñanza. Su TFG versaba sobre Salvador Dalí y sus aplicaciones educativas en Primaria. El trabajo era muy bueno, tanto que esperaba para ella la máxima calificación. Sin embargo, le tocó un tribunal compuesto por tres miembros de disciplinas muy alejadas de la educación artística.

    Resultado: fue la peor valorada, muy por debajo de lo que se merecía el excelente trabajo que había presentado tomando como base su estancia en Chile y sus propuestas llevadas a cabo en centros escolares de este país.

    No quiero explicar lo que aconteció posteriormente, pues fue bastante triste y desalentador.

    Para ir finalizando y con el fin de que los seguidores de El Adarve vean que hay materias injustamente marginadas en el ámbito educativo (a las que se las relega al campo de las optativas en favor de las doctrinales), adjunto el enlace del artículo titulado “Pequeños grandes artistas” que ha aparecido este domingo en los diarios digitales.

    http://www.doshermanasdiariodigital.com/2017/07/aureliano-sainz-pequenos-grandes.html

    Cierro: Tiene razón Martha Nussbaum en el sentido de que la educación en arte y humanidades es totalmente necesaria para que se formen personas con sentido crítico y reflexivo y sean capaces de ponerse en “el lugar del otro”.

    Un abrazo y que disfrutes de tu estancia en México (dado que de este gran país solo nos llegan noticias negativas).

    Aureliano

    • Querido Aureliano:
      Ayer terminó el Primer Congreso Internacional para Educadores (se olvidaron de las Educadoras) celebrado en la hermosa ciudad de Puebla. Desde mi habitación tengo ahora una hermosa vista del volcán Popocatepel son su fumarola en plena actividad. Ha sido una experiencia de solo dos días para participar en el Congreso que ha acogido la presencia de más de mil docentes. Siempre es enriquecedor el diálogo con docentes de otros países…
      Había leído anteriormente un hermoso Discurso de Marta Nussbaum sobre el tema de la importancia y de la necesidad de la formación en Artes y en Humanidades. Ampliaré aquellas magnificas y VALIENTES ideas con la lectura del libro que comentas y que parece tan prometedor como imprescindible. Digo imprescindible porque mantiene una línea de pensamiento contrahegemónico que me parece indispensable en este momento.
      No me sorprende (aunque me vuelve a escandalizar) lo que me cuentas del tribunal que juzgó el trabajo de tu alumna.Esa miopía de la especialización lleva a estos errores de perspectiva que, además, como en este caso, producen in¡justicias y decepciones tan lamentables.
      Un abrazo y gracias por la aclaración sobre la grafía de tu apellido. Da gusto acoger en el blog polémicas tan interesantes como la que mantienes con el profesor Antonio Del Pozo. En el estante de libros sobre lenguaje tengo ese Diccionario al que con frecuencia acudo para solventar curiosidades y dudas con las que me encuentro en mis viajes a estos países.
      En agosto me esperan Buenos Aires y Santiago (viaje que, aunque breve, Carla protesta con energía).
      Gracias por tus aportaciones al blog.
      Un gran abrazo.
      MAS

  7. Estimado profesor Antonio del Pozo:

    En primer lugar, quisiera decir que quien entrara por primera vez en El Adarve le podría llamar la atención que, al finalizar un escrito y en forma de posdata, le indicara a José Antonio Romero que en el suyo aparecen tres tildes innecesarias.

    José Antonio forma parte de “la familia” o del “barrio” como a él le gusta llamar al blog en el que participa desde hace bastante tiempo. Es una persona cordial y a la que le gusta reflexionar y preguntarse por casi todo, y lo más sorprendente es que, sin estar activo en un aula, se muestra como un apasionado por la docencia. Con estos mimbres se ha ganado el afecto de quienes escribimos de modo regular. Es, pues, la razón por la que me dirija por su nombre con la confianza de que entiende el escueto mensaje con humor y cierto juego de adivinanza.

    Con respecto a si mi apellido se escribe Sáinz o Sainz, hace tiempo, cuando salió en el 2005 el Diccionario Panhispánico de Dudas, un compañero me advirtió de que en él se indicaba que había que escribirlo del segundo modo. Puesto que yo tenía ya el Diccionario, le manifesté que, por mi parte, no estaba de acuerdo y que le pasaría las razones que sostienen mi postura por escrito.

    A riesgo de que los seguidores de El Adarve sientan que el blog se está convirtiendo en un refugio de “académicos”, traslado lo que tenía escrito por entonces dado que no me parece razonable volverlo a escribir. (Por otro lado, prometo no repetir nada de esto).

    “Sáinz o Sainz”

    En el Diccionario Panhispánico de Dudas (2005, p. 584) se indica lo siguiente con respecto al apellido ‘Sainz’: “Este apellido, al igual que Saiz, debe escribirse sin tilde. Se trata, en ambos casos, de palabras monosílabas –pues la combinación de una vocal abierta tónica y una vocal cerrada átona constituye siempre un diptongo en español- y los monosílabos no se acentúan gráficamente, salvo en los casos de tilde diacrítica”.

    Objeciones:

    1. Genealógicas o históricas

    Los nombres propios y los apellidos tienen un proceso evolutivo diferente al de las palabras (sustantivos, verbos, adverbios…) que configuran el léxico de una Lengua. En el caso que tratamos, los apellidos Sáenz, Sáez, Sáinz, Saiz, Sanz…, según los genealogistas, proceden del tronco común Sancho, habiendo sufrido cambios a lo largo del tiempo.

    Este proceso es el que da lugar a que convivan apellidos o nombres con grafías diferenciadas (por ejemplo, Esther y Ester; Leticia y Letizia; Jiménez y Giménez; Méjico y México…) sin que uno se considere el correcto y el otro el incorrecto.

    De este modo, los que portamos el apellido Sáinz lo hemos heredado de las generaciones precedentes con tilde, apareciendo así en nuestros documentos, por lo que no hay motivo para de la supresión de la misma en cualquier momento, dado que las razones históricas son de suficiente peso para que no se modifique.

    2. Cultural

    Muchos de los que portamos este apellido somos personas que nos encontramos en ámbitos culturales y con numerosas publicaciones. Es decir, creemos tener suficiente conocimiento de las reglas gramaticales, fonéticas y fonológicas del español como para saber que la unión de una vocal abierta tónica y otra cerrada átona constituyen un diptongo en el léxico del castellano. ¿También y siempre en los nombres y apellidos?

    Consultando la relación de los autores que aparecen en los índices de diferentes bibliotecas universitarias es posible comprobar que la mayoría de los que portan este apellido lo mantienen con tilde, es decir, siguen con su apellido original sin aceptar las razones que aparecen en el Diccionario Panhispánico de Dudas.

    Como ejemplo, adjunto el enlace de la Biblioteca de la Universidad de Córdoba en el que puede verse que hay autores que firmamos como Sáinz (la mayoría) y otros lo hacen como Sainz.

    http://medina.uco.es/search*spi/a?searchtype=a&searcharg=sainz&searchscope=6&submit=Buscar&SORT=D&extended=0

    3. Fonéticas y fonológicas

    Cierto que, de modo general, “la combinación de una vocal abierta tónica y una vocal cerrada átona constituye siempre un diptongo en español”; sin embargo, hay una singularidad fonética en este apellido que no se ha tenido en cuenta por los redactores del Diccionario:

    – En la lengua española todas las consonantes (excepto casos de la ‘h’) deben pronunciarse. Esto sí que no tiene excepciones, pues la no pronunciación de una consonante conllevaría a la desaparición de la misma, como suele suceder en la lengua hablada.
    – La terminación de una palabra en dos consonantes, fonológicamente se hace tan difícil que da lugar a que, en ocasiones, se suprima la última. Por ejemplo: la locución ‘el déficit’ tiene como plural ‘los déficit’; no se añade al plural la ‘s’ puesto que una consonante después de una ‘t’ es muy difícil de pronunciar para los hispanohablantes.
    – En el caso de ‘Sáinz’, la consonante ‘z’ debe de ser pronunciada y no es correcto “comérsela” en la pronunciación.
    – Quienes portamos este apellido, no solo lo conocemos gráficamente sino también fonéticamente. Esto quiere decir que cuando comunicamos nuestro apellido a alguien para que sea escrito, fonológicamente nos encontramos con que al pronunciar la ‘z’ el diptongo ‘ai’ se rompe, de modo que aparecen dos sonidos: ‘sa’ e ‘inz’, enfatizándose la pronunciación en la primera de las sílabas.
    – Distinto sería el caso de que el apellido fuera ‘Sain’ que fonéticamente es un diptongo. De ahí que el apellido Saiz no necesite la tilde (y quienes lo mantienen se basan en el respeto a la tradición).

    4. Conclusiones

    Las reflexiones anteriores conducen a que el firmante de este escrito sostenga una clara discrepancia con lo que se afirma en el Diccionario panhispánico de dudas, por lo que mantengo el apellido con tilde, pues no encuentro justificada su supresión.

    Espero no haber aburrido. Mientras tanto, un cordial saludo.

    Aureliano Sáinz

    • Estimado D. Aureliano:

      Da la impresión de que estamos matando mosquitos a cañonazos, de que estamos haciendo toda una cordillera de un minúsculo grano de arena: la tilde de su apellido. Pero como todo esto me resulta divertido (y también a algunos que nos leen) no me resisto a echar un poco más de leña al fuego.

      Comienza usted su réplica con una excusatio non petita. Como docente (aunque jubilado) que soy nunca me parecerá mal que se corrija a alguien para sacarlo de su error como hace usted con el amigo José Antonio. De hecho agradezco mucho que se me corrija cuando me equivoco y créame si le digo que me equivoco muchísimo.

      Permítame que, antes de entrar a comentar su escrito, realice una breve exposición sobre ortografía en general. Se suelen distinguir tres niveles ortográficos:

      – La ortografía del discurso, que regula el uso correcto de los signos de puntuación. Este nivel admite cierto margen de tolerancia, pues por razones de estilo o gusto personal a veces podemos elegir entre punto y seguido o punto y coma. Para indicar un inciso se puede colocar entre comas, entre paréntesis o, incluso, entre guiones (no confundir con la raya o pleca que se usa para introducir fragmentos en estilo directo).

      – La ortografía de la letra, que regula el uso correcto de las grafías: b/v; h o ausencia; g/j, etc. Este nivel ortográfico también admite cierta tolerancia, pues hay muchísimos términos que se admiten con doble grafía (armonía/harmonía; acera/hacera ; cigoto/zigoto, etc.). En el terreno de los apellidos la tolerancia es muy amplia: un mismo apellido se puede escribir Jiménez, Giménez o Ximénez; el apellido Villanueva admite cualquier combinación posible de v y b (Villanueba, Billanueba, etc.).

      – La ortografía de la palabra, que regula el uso de las tildes y otros elementos diacríticos. En este nivel, me temo, la tolerancia es mínima. Incluso algunas palabras que muchos hablantes pronunciaban claramente como hiato y resultaban, por tanto, bisílabas (guion, truhan, rio (de reír), frio (de freír) y unas cuantas más), se debían escribir con tilde hasta 1999, año en que la RAE admitió, en aras de la regularidad, que se escribieran sin tilde. La última Ortografía de la Lengua española de 2010 va un paso más allá, y prescribe que estas palabras se han de escribir siempre sin tilde. El caso de los apellidos está contemplado en esta última edición de la ortografía académica cuando específica: “Sean nombres de pila o apellidos, los antropónimos españoles deben someterse a las reglas de acentuación gráfica de nuestra lengua” (pág. 636).

      Aunque puede parecer prolijo, créame que he hecho un gran esfuerzo de síntesis en esta introducción, que no va dirigida a usted, que conoce sobradamente estos entresijos, sino a algún amable lector que pudiera no estar tan familiarizado. Revisemos a continuación sus argumentos en favor de colocar tilde sobre su apellido.

      En primer lugar, el llamado argumento histórico o genealógico. Sostiene usted que mantiene la tilde porque así figura en sus documentos y porque así se la legaron sus antepasados. Permítame de nuevo una pequeña digresión. Hasta la publicación en 1741 de la primera Ortographia de la recién constituida Real Academia Española (1713) no existía una norma ortográfica uniforme, sino que se confiaba en el buen gusto o en la autoridad de escritores de prestigio. El actual prestigio panhispánico de la docta institución, cuyas recomendaciones son tenidas por válidas incluso en Cuba y en los países bolivarianos, tuvo que esperar hasta bien entrado el siglo XIX. Antes de estas fechas, supongo que el primer escribano que inscribiera su apellido en un documento oficial lo escribiría “según su leal saber y entender”. Los que vinieron después se limitaron a copiar lo que ya estaba escrito (verba volant, scripta manent). Este es, creo yo, el origen de su justificación histórica. Obviamente, hoy día con una “legalidad” ortográfica distinta esto no se sostiene.

      El siguiente argumento, llamado cultural, me resulta más duro de digerir. Si no lo he entendido mal, viene usted a decir que existen, además de usted, muchas personas de gran cultura, con muchas publicaciones, que comparten su mismo apellido. Muchas de estas personas cultas lo escriben con tilde (otras no). De ahí se desprende que escribir Sáinz con tilde debe ser considerado correcto. Cita usted como argumento de autoridad el índice de autores de la Biblioteca de la Universidad de Córdoba, donde los Sáinz superan, al parecer, a los Sainz. ¿Qué puede hacer el Diccionario panhispánico de dudas de la AALE, que dice expresamente que el apellido Sainz se escribe sin tilde, frente a la autoridad ortográfica del índice de autores de la Universidad de Córdoba? Francamente… ¿en serio?

      Y llegamos al argumento fonético. Para empezar, el ejemplo del término déficit que usted aporta no viene a cuento. Este término, de origen latino, procede en realidad de una forma verbal de tercera persona reconvertida en tecnicismo como sustantivo. Al contrario que otros latinismos que proceden de sustantivos (currículum, por ejemplo) no se puede adaptar a la grafía del español (currículo), puesto que lo impide su -t desinencial. Por ello -no por dificultad articulatoria- la RAE, al igual que con otros préstamos no adaptados, propone dejar invariable el sustantivo y usar el determinante, generalmente el artículo, para marcar el plural. Nada que ver con su apellido. A continuación aduce usted una curiosa y originalísima teoría fonética según la cual la articulación de dos consonantes -nz en el margen implosivo de la sílaba ocasionaría la transformación en hiato de las vocales -ai- del núcleo silábico. Toda la fonética histórica que yo he estudiado circula en el sentido opuesto. Son más bien los hiatos los que, por agilidad articulatoria, tienden a convertirse en diptongos. De hecho probablemente su apellido sea una forma más evolucionada y reciente del preexistente Sáenz (con tilde). Yo le sugeriría que, ya que ha hecho usted tan excepcional descubrimiento en el ámbito de la fonética articulatoria, se apresure a publicarlo, a ser posible en una revista de filología. Le garantizo que las carcajadas se oirán hasta en Córdoba.

      Hay, sin embargo, un argumento irrebatible en favor de su tesis y que usted no ha mencionado. Por suerte, las recomendaciones de la RAE tienen un valor prescriptivo, pero no coercitivo. Puede uno seguirlas o no hacerlo. Por lo tanto, puede usted escribir “Sáinz” simplemente porque le da la real gana y porque, al ser suyo el apellido, lo escribe como le place. Recuerde el caso de Juan Ramón Jiménez, que odiaba tener que elegir entre las consonantes g/j, y decidió usar siempre la grafía j para representar la consonante velar fricativa sorda… y escribió Elejías. Claro, que ni siquiera Juan Ramón se atrevió con las tildes.

      Para terminar diré que creo firmemente en la utilidad del magisterio de la RAE para preservar la unidad de la lengua, aunque a veces yo también discrepe de su criterio.

      Para ir terminando, le recuerdo los otros dos asuntos que le exponía en mi anterior comentario: gracias por su recomendación del libro de aforismos y quedo a su disposición por si necesita alguna otra aclaración sobre las citas de Ernesto “Che” Guevara.

      Vale.

      • Estimados Aureliano y Antonio:
        Estoy siguiendo con mucho interés (casi con entusiasmo) vuestra ilustrada polémica sobre el acento del apellido (y ahora viene el dilema para mí al escribir) Sáinz o Sainz. Me ha parecido ingeniosa la respuesta de Antonio a los argumentos que emplea Aureliano para justificar el acento: después de responder de forma consistente para quitar la razón a Aureliano se la acabs dando diciendo que, siendo su apellido, puede escribirlo a su antojo.
        Muchas gracias por esos comentarios tan interesantes e instructivos.
        He recordado con intensidad los meses en que redactamos el “Libro de estilo para universitarios”. Cuántos debates apasionantes. Lástima que el editor (Miguel Gómez) sea tan magnífico editor como pésimo comerciante. El libro se quedó en dos ediciones pudiendo haberse multiplicado. Bastaba haberlo presentado en Universidades…
        Un cordial saludo.
        MAS

  8. Seguimos leyendo… incluido a los comentaristas… El nivel cada día está más alto… Invita a permamecer calladito…

    Miguel Ángel, Iberia deberá hacerte un monumento…

    Saludos…

    • Querido Juan Carlos:
      No, no, querido amigo.
      Es verdad que sube el nivel. Pero tú puedes competir con cualquiera.
      Siempre viajo con Iberia y cada día me tratan peor. Es lo que pasa con algunass organizaciones, que en lugar de hacerse nás flexibles y más amables, cuando crecen se hacen más rígidas y menos sensibles. Antes hacían upgraids (subidas de clase) casi por rutina, ahora pueden pasar años… Se lo he dicho en las encuestas repetidamente. Ni caso.
      Saludos. Esta tarde regreso a casa.
      NAS

  9. ¡Querido Maestro!
    Ni que decir tiene que las cosas son diferentes en este tiempo que nos ha tocado vivir,respeto a la educación.
    Nada es como antes,la filosofía de vida ha cambiado y cada vez necesitamos una visión más larga en el tiempo para percibir mejoras en el ámbito educativo.
    Me he dedicado casi siempre en mi carrera profesional a educar y acompañar en la diversidad.
    Loa alumnos con capacidades diferentes son ejemplos a seguir en su lucha por sobrevivir en un mundo que se les presenta tan hostil. Ellos han sido en mi vida un camino de superación.
    Me han aportado muchas salidas,mucha claridad en la manera de hacer las cosas,mucha mejora en mi comportamiento,mucho aprendizaje saludable que ha cambiado mi rumbo de vida. ¡He recibido más que yo he dado!
    ¡Y lo que es la vida,ahora soy yo la que tiene límites y discapacidades!
    Estoy con usted en que los alumnos aprenden de los profesores a quienes aman y también los profesores debemos aprender y amar a los alumnos diferentes.El proceso debe ser recíproco.
    Siempre es bueno ofrecer las manos a quienes tienen problemas y les cuesta levantarse.
    ¡Manos que no dais, que esperáis!
    Veo que la sociedad ofrece modelos de triunfos perfectos; pero cuesta más ver a personas que luchan contra viento y marea por conseguir objetivos mínimos,que para ellos son un logro,que le haga sentirse importantes.
    Nadie consigue retos sin luchas ni esfuerzos.
    ¡No importa cual sea nuestra historia,ni de donde venimos, ni donde vamos, ni quienes somos,todos tenemos derechos a ser felices y a elegir la manera de serlo!
    ¡Bendita la luz que ofrece este maravilloso día!
    Sin más con afecto me despido de todos.Saludos.
    PD: Complejidad sigue teniendo el mandar los comentarios.Siguen dando error.

    • Querida Loly:
      Hermoso comentario que, en tu caso, proviene no solo de la reflexión sino de una rica experiencia acumulada a lo largo e los años.
      En efecto, los alumnos más diferentes (los que tienen dificultades) nos enseñan muchas cosas interesantes. Ellos son un reto para nosotros y una fuente de aprendizaje. Tampoco debemos olvidarnos de quienes destacan. Muchas veces nos dirigimos a un alumno “tipo medio” que no existe.
      Cada uno aprende como es. Y por eso tenemos que adaptarnos a cada uno, a cada una.
      Besos y gracias.
      MAS
      PD: Insistiré a los administradores del blog. Es inaceptable qu encontreis dificultades para colgar los comentarios. ‘

  10. Querido Miguel Ángel.
    No es un comentario sobre tu artículo que por cierto es muy interesante.
    Hoy quiero compartir contigo un video que hicieron mis alumnos de sexto año para una campaña que estamos haciendo para reciclar papel. Realmente es un placer verlos haciendo algo con tanto entusiasmo. La escuela junta papel y luego lo mandamos a reciclar y nos devuelven a fin de año materiales nuevos para la escuela. No hay dinero de por medio. Solo niños, familias y maestros trabajando juntos para la escuela y el ambiente.
    El que hizo el video es un padre de la escuela y no cobró nada. El que lleva el papel en camión a Montevideo es otro padre y tampoco cobra nada.
    Solo quería que lo vieras.
    Un abrazo grande.
    https://youtu.be/baV7nk-hM9E

    • Querida Ana Clara:
      Magnífica idea y magnífico el video que han colgado en el blog. Es estupendo ver a esos niños y niñas cantando por una causa tan importante.+
      Mis felicitaciones. a la Escuela, a los docentes por impulsarla, a las familias que participan y a esos estupendos cantantes llenos de entusiasmo y de ritmo.
      Gracias a ti por compartirlo.
      Cuando tenga fecha y lugar de mi actividad en Montevideo, tse aviso,
      Besos.
      MAS

  11. Estupendos estos dos artículos sobre la complejidad de la educación. Vienen muy bien para desmontar esa falsedad de que la tarea de los docentes es tan sencilla que notase falta preparación muy exigente para llevarla bien a cabo.
    Además,hay quien critica las muchas vacaciones de los profesores, sus pocas horas d trabajo en el aula y Elk generoso sueldo de que disfrutan para el trabajo que realizan.
    Esto dos artículos (y el que se nos promete) puede revertir ese estado de opinión tan engañoso y dañino.
    Muchas gracias al profesor y a todos los comentaristas.
    Ana Margarita García

    • Querida Ana Margarita:
      Tienes toda la razón.
      Te diré más.El próximo sábado presentaré otras causas de la complejidad, estas extrínsecas, pero no menos importantes.
      NO las agotaré, como es lógico.
      Pienso, por ejemplo, en complejidad de la relación humana. Si un químico es tímido, nada notarán los productos con los que éste trabaja. Pro un profesor tímido y apocado puede ser “devorado” por un grupo de adolescentes gamberros.
      Noes nada fácil hacerse con un grupo, despertar el deseo de saber, apasionarles por el conocimientos, mejorar sus actitudes, abrirles a la solidaridad…
      Algún día reproduciré un texto de Manuel Rivas en el que refleja la enorme complejidad de la tarea docente. Llega a decir que él prefiere escalar el Everest por la cara más dura, antes que hacerse cargo de un grupo de niños de infantil…
      Un beso y gracias.
      MAS

  12. Pues yo, qué queréis que os diga. A mí no me aburrís. Pero puede que sea porque soy de los que le gusta darle a la lengua. A cualquiera de las dos. Muchas gracias a los cuatro principales largadores de esta semana.

    Señor Sainz. Me estaba usted esperando. Me las tenía usted guardadas. Me lo merezco y lo asumo con dignidad. Pero (siempre hay un pero) la culpa la tienen ustedes y sus enseñanzas (espero que con el fichaje de Antonio incluso aumente). Me enseñan tanta hortografía, que me vengo arriba, me pongo chulito y me permito corregir al profesor. Gran pecado. De estudiante novato. Otro pero (y usted lo sabe) es que escribiendo con el móvil, a veces, si no te fijas, cuela la palabra que le da la gana, y lo de los acentos va por libre.

    Amigo Aureliano. Gracias por el humor y las buenas palabras que tienes siempre para mí. (Lo hago extensivo a Miguel Ángel). Evidentemente, quiero causar buenos pensamientos sobre lo que diga, haga o sea. Pero no estoy acostumbrado a escucharlos ni a leerlos. Creo que me debilitan y me sacan de mi ser, no me permiten mostrarme con naturalidad. No sé si lo aprendí o se nace con algo que nos predispone a esto, pero me recuerdo siempre muy tímido ante las buenas palabras. Nueve años debía tener cuando el Hermano Esteban sonrió a mi espalda después de escuchar lo que le había dicho a mi compañero de mesa y trabajo.

    Intentando ir al tema de las tres semanas. Tú, que te mojas siempre (que consideras), nos dices:
    “No quiero explicar lo que aconteció posteriormente, pues fue bastante triste y desalentador.”
    De cosas tristes y desalentadoras, estamos curados de espantos. Pero es a partir de analizar y repensar hechos concretos como podemos dar soluciones para que algo injusto, según tú, no vuelva a darse. Por lo menos, no de tal magnitud. Como tiene escrito Miguel Ángel en un artículo del blog, de excelente a suspensa (o aprobadilla por ser tu pupila). ¡Ay, el poder de la evaluación, (valoración, calificación, clasificación)!

    Leña, Aureliano, y permítenos opinar, conocer los entresijos de la realidad (universitaria también). O, como una participante de este blog de hace unas semanas (a la que no consigo localizar), ¿vas a esperar a jubilarte definitivamente para cantar? ¿O corre peligro tu vida? Si corre peligro tu vida no lo digas. Sé cobarde vivo.

    ¡Mira que leéis cosas raras! ¡Filosofía! Ahora entiendo por qué os gustan tanto Trump y Rajoy. ¡Ves, Aureliano! Rajoy tampoco canta, y otro triunfo a la buchaca.

    BICOS. (Espero no haber cometido demasiadas). (Me voy, que ya estáis con un ojo medio cerrado. Miguel Ángel, te espero para la semana con el hacha preparada por el concepto de adoctrinamiento. No acabo de encontrarme, y mira que me busco. Libertad, enseñanza, adoctrinamiento. A ver si al final de la semana que viene me queda más claro.)

    • Querido José Antonio:
      Metidos en cuestiones ortográficas, no sé si la h que se te ha escapado o has querido despertar una sonrisa en tus lectores. Una Academia se anunciaba así: AQEUÍ SE DAN CLASES DE HORTOGRAFÍA.
      Yo soy de los que han disfrutado de la polémica lingÜística de Antonio y Aureliano. Parecen asuntos menores, pero no lo son. Recordad aquella vieja historia (que ha dado lugar al título de un libro sobre estas cuestiones) en la que la colocación de una coma supuso la vida de una persona.
      El próximo artículo cerrará el círculo de la serie de tres. Pensé seguir con algunos más pero creo que ya es suficiente sobre la complejidad. Esperan otros temas. Pero no sé por qué has pensado que volveré al delicado tema del adoctrinamiento.
      Un abrazo y gracias.
      MAS

  13. Amigo José Antonio: ortografía es sin “h”.

    Por otro lado, y como bien sabes, no soy de los que se callan las cosas, pero es que la Universidad ha entrado a saco en la maldita burocracia y en estos días la estoy sufriendo con tanta intensidad (a partir de la ayuda que presto a estudiantes o profesores jóvenes) que me acuerdo del “pobre” Franz Kafka y se conversión en un insecto ante la impotencia que padecía con ese mundo tan oscuro y siniestro.
    En cierto modo, es el resultado de tanta corrupción y mediocridad que descubrimos en nuestro entorno y que nos hace ver lo difícil que es avanzar hacia adelante (y, a pesar de todo, soy de los que se apuntan a cambiar este desastroso mundo).

    Cuídate y no te preocupes por la muerte en los pequeños pueblos gallegos; también en las ciudades se muere y, fíjate, no pasa nada.
    Te aconsejo que leas un poco de Epicuro (aunque sea por internet) que posiblemente te ayude a entender la vida desde otro ángulo.

    Me voy para Suiza para estar con familia y amigos que allí tengo. Os seguiré disfrutando desde un pequeño pueblo y, contemplando los Alpes, me diré de la que me he librado huyendo del tórrido calor de Córdoba.

  14. A la vuelta de Suiza, José Antonio, cantaré más que Plácido Domingo; pero es que ahora estoy metido en un hecho absolutamente surrealista y que todavía no se ha resuelto.

    Nota: acabo de borrar lo que había escrito como adelanto… ¡Hay que ser pacientes y no adelantar acontecimientos!

  15. ¿Rajoy, dice usted? ¡Pero si es un robot parlante hecho a mano, que repite, repite y repite hasta la saciedad; aunque, en ocasiones, se atranca y comienza a decir sandeces, por lo que de nuevo hay que darle cuerda!

    Me temo, que usted ha quedado hipnotizado por su ‘profunda mirada’, de modo que pretendía escribir ‘hartografía’, o lo que es lo mismo, que estaba harto de escribir y de respondernos, y le salió el tiro por la culata.

    Cuídese, y no vea tanto la televisión, ya que el robot sale a cualquier hora y sin que venga a cuento. Le advierto: es sumamente peligroso, especialmente, cuando empieza parpadear con el ojo izquierdo. Entonces habría que llevarlo al frenopático (término que todavía no recoge el diccionario de la RAE, aunque que espero que lo haga pronto). Pero como es una especie singular de su tierra, parece ser que hay que cuidarlo y tratarlo son sumo esmero, incluso cuando se le llama a declarar por los casos de corrupción de su partido, de los que, lógicamente, no sabe nada de nada de nada. “Él, como la infanta, se dedica a cuidar de los niños”, tal como escuché en la tele (de la que yo también estoy algo enganchado),

  16. Buenos días barrio.

    1.- “Abordaré el análisis de la complejidad en tres artículos consecutivos. Agruparé en doce apartados (4+4+4) las causas de la complejidad que existe en la tarea educativa. Una tarea que, a mi juicio, va más allá de la simple instrucción, de la mera socialización y que se distancia diametralmente, como diré luego, del adoctrinamiento.” Estas palabras son las que me llevaron a confusión. Lógicamente, debí interpretarlas mal.

    2.- Siguiendo con las interpretaciones, creo que has pillado un poquito mejor que Aureliano (o no, lo mío no deja de ser otra interpretación) mi intención de seguir la broma iniciada por él. Precisamente estaba pensando en esa frase y en el artículo que la motiva, aunque te la he leído muchas veces, cosa normal, por otro lado, como cuando yo digo mi nombre, siempre el mismo, al que me pregunta. Lo de que me enseñáis mucho no era broma, lo digo de veras.

    3.- Aureliano. El ángulo desde el que he decidido (es una intención) mirar la vida para entenderla, es el ángulo del humor. Quiero seguir tomándome las cosas muy en serio, pero vistas con humor, quitándoles hierro, como solemos decir, tomármelo con filosofía (todo en general). Y cuanto más serio sea el asunto, más humor necesita para su enfrentamiento. Y la ortografía es algo serio, pero todo lo normativo puede resultar un tostón. De ahí hortografía y nunca hartografía, pues no me harto ni de leer a todo El Adarve, ni de responder o participar siempre que puedo o me lo permito (pues alguna vez me he pasado tres pueblos).

    4.- Lo de la muerte no es una preocupación especial que tenga. Me preocupa más la vida, y es esta vida, para mí, la que engloba a la muerte como una cuestión más de ella, seguramente la última, o puede que no. Traté y saqué el tema con humor porque es mi realidad, mi actualidad. No es normal o habitual que en un periodo de dos o tres meses, en una parroquia de unos 250 habitantes, asista a unos seis entierros. Pero es que la población está muy envejecida y las enfermedades están también siempre ahí.

    5.- Si en uno de tus paseos helvéticos te cruzas con el abuelito, salúdalo de mi parte y de la de mis hijos. Tras su carácter áspero (me recuerda a nuestro Quinti), esconde un buen corazón. No puedo dejar de imaginarte sentado en uno de esos maravillosos parajes de montaña, leyendo uno de tantos de esos libros que devoras.

    6.- No sabía que nuestro olímpico Epi estuviese dentro de tus lecturas. Tampoco sabía que fuese cura, aunque sí santo. Siento decepcionarte, o presiento que voy a decepcionarte, pero yo, desde muy pequeñito, soy un apañador de patacas, y siempre fui de Barrio Sésamo más que de griegos, y menos de Samos. Como mucho me suena Atenas, por aquello de Historia del Arte de COU. (¡Qué ignorantes Samos! ¡Cuánto conocimiento desconocemos! ¿Con cuánto se podría hacer un ser humano? ¿En cuántas vidas? Llegados a un punto, más conocimiento ¿nos seguiría haciendo mejores personas? ¿Cualquier tipo de conocimiento?).

    7.- ¡Otra vez he acabado con preguntas! Bien merecida tengo la fama que me pones de preguntón, pero es que yo no sé pensar de otra manera. Pero tú no te escaquees de tu promesa. Cuando tengas tiempo (y ganas) comparte con el barrio esos problemas burocráticos, tu solución para seguir ligado a la Universidad, ser más importante no sé qué serie de cosas que la docencia y el alumnado, esas injusticias valorativas (ideológicas o no, según tú) en los TFG (seguro que tu alumna se lo tuvo que comer y punto, palabra de dios), cualquiera de esas cuestiones surrealistas que vives. Por lo menos, nos lo podemos tomar todos con humor, aunque, a los protagonistas principales y sufridores, maldita la gracia que les hace. Es para los problemas reales para los que pensamos soluciones, montamos teorías, buscamos información, leemos a Epicuro. Si no es así, mejor tumbarnos al sol, ver una de acción y pasar de todo. Sería más sano y lógico.

    8.- Bueno, Miguel Ángel. Que me voy hasta la semana. Me voy con mis pensamientos en la libertad del aprendiz y también en la del enseñante. No sé cuánta de ésta tendrá cada uno de ellos. Un fuerte abrazo.

    • Querido José Antonio:
      Siempre he pasado y alguna vez he dicho que el humor es una forma de bondad. Porque eso te co asidero un hombre bueno.
      Y lleno repreguntas. Solo las preguntas nos llevan a loa búsqueda de respuestas. Es decir, que son el camino del aprendizaje.
      Un gran abrazo.
      MAS

  17. Lo dicho, me largo para Suiza.

    Supongo, José Antonio, que no me encontraré con el abuelito de Heidi, ese que la escritora suiza Johanna Spyri creara a finales del siglo XIX. Sin embargo, mi hermana Angelines y Markus, años atrás, le contaban a su hija Maribel los relatos de esa pequeña de los Alpes. Por entonces, Maribel era un encanto de niña que creía a pie juntillas esos enternecedores cuentos, al tiempo que tenía la exquisita educación de ese país y el desparpajo español. Y lo que más me sorprendía era viéndola jugar con otros niños hablándoles en alemán, para pasar inmediatamente a contarme en español (claro está, porque me desenvuelvo en francés, pero apenas nada de alemán) lo que les decía a sus compañeros de juego. Ahora Maribel es una atenta y cariñosa madre de dos niños a los que veré de nuevo en este viaje (por otro lado, trabaja como profesora de discapacitados).

    Salto a otro tema. Tengo que confesarte (confesaros) que me apasiona la Filosofía. Tengo largos debates con mi hijo Abel, que es doctor en Física y trabaja en Barcelona en una empresa alemana. Está estudiando, por el placer de formarse, tercero de Filosofía por la UNED. Debatimos desde los clásicos griegos hasta filósofos tan difíciles como son los alemanes Hegel o Heidegger.

    Lo anterior está relacionado con una de las cuestiones que indicas en el último escrito: creo que el conocimiento ayuda al ser humano a entenderse mejor, a conocer el sentido de su existencia (más allá de las explicaciones que aportan las religiones) y, si hay sinceridad consigo mismo, también a ser mejores personas. (Nota: A pesar del prestigio que tiene la Universidad, gran parte de su profesorado, tal como indiqué en otro momento, es ‘unidimensional’ en su formación: no le saques de su terreno, que lo defiende como si fuera el núcleo central de todo saber).

    Otra cosa: tienes razón que no caí inicialmente en el sentido con el que escribías ‘hortografía’. Resulta que llegué tan alterado a casa por la increíble tropelía cometida por la burocracia (la Santa Inquisición actual) con una profesora que colabora conmigo que me sentó mal la comida y, después de echarme un rato a la siesta, me sentí un poco mareado. No estaba para meterme de lleno en otro tema cuando tenía en la cabeza algo que no me dejaba pensar tranquilamente. (Esto lo contaré a la vuelta, pues en mi vida había conocido nada semejante; de verdad).

    Antes de partir a territorio helvético, estaré en Madrid. Como siempre, visitaré exposiciones y me patearé por enésima vez el Museo del Prado. Visitaré la sala de los impresionistas españoles e, internamente, saludaré a los Aureliano de Beruete (padre e hijo; este segundo fue director del Museo en los inicios del siglo XX) y, delante de sus cuadros, les diré, por lo bajito, que el arte en este país es misión imposible, que aquí de lo que se habla ahora es de dinero, de mucho dinero, y que eso del arte, la belleza y lo sublime estaba muy bien cuando la gente todavía creía, como Hegel y Kant, que la Historia era el desarrollo del espíritu humano, con lo que alcanzaríamos un nivel en el que estaríamos gobernados por los más sabios, tal como apuntaron en la Grecia clásica Sócrates y Platón.

    Los pobres no sabían que el desarrollo del tiempo nos conduciría a conocer a un tal Donald Trump, es decir, la estulticia absoluta personificada… Nada que ver con la inteligencia de los clásicos griegos y romanos, puesto que dentro de estos últimos era posible gestarse un emperador filósofo como fue Marco Aurelio, cuyas “Meditaciones” conviene leer.

    Bueno, os dejo… porque me temo que ya empiezo a desbarrar.

    ¡Ah, se me olvidaba! No dejes (no dejéis) de escribir al blog, pues es un verdadero milagro que El Adarve habiendo nacido en marzo del 2004 (¡nada menos que trece años dándole y estrujándose Miguel Ángel el cerebro!) todavía siga vivo y con novedades en enseñanza, educación y alrededores. Y como su autor nos aconsejaría, no es posible que algo siga creciendo si no es aportando cada uno de nosotros nuestra parte de conocimiento y reflexión.

    • Querido Aureliano:
      Buen viaje a Madrid y a Suiza.
      Gracias de nuevo por tus reflexiones.
      Es cierto, el blog se mantiene gracias a las aportaciones de los comentaristas. Por eso hay que agradecer su permanencia a lo largo de estos trece años a quienes habéis tenido la amabilidad de leerme y de escribir cada sábado.
      El mérito es vuestro.
      Si nadie leyera, si nadie escribiera, no tendría sentido mantenerlo.
      Un abrazo, valioso arquitecto, distinguido filósofo, excelente pedagogo.
      MAS

  18. La educación, como proceso de formación de los seres humanos para la sociedad, se encuentra determinada por los requerimientos del ser social. Ésta se valida toda vez que mantiene coherencia con los paradigmas, categorías, o las bases etimológicas de un determinado cuadro científico de mundo o imagen de éste,por tanto la complejidad juega un papel muy importante en el que hacer educativo,sin salir del contexto donde uno va desempeñándose.

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