Gases del oficio

17 Dic

Fui a recoger a mi hija Carla al Colegio. Carla tiene ahora 11 preciosos años. Le llevé su merienda, como de costumbre. En el coche, mientras la llevaba a las clases del conservatorio, daba buena cuenta de un bocadillo de jamón. Abrió el zumo de piña, melocotón y uvas, su preferido en esos días. Después de dar unos sorbos, se le escapó un eructo.

– ¡Carla, por favor!, le recriminé.

Ella, sin esperar un segundo, justificó lo sucedido:

– Perdón, papá, son gases del oficio

Le pregunté si conocía la expresión “gajes del oficio”. Me dijo que sí, que la había escuchado, aunque no sabía explicármela con precisión. Lo cierto es que ella hizo su peculiar versión de la frase. El eructo era la consecuencia casi inevitable de beber, una secuela negativa de la necesidad de saciar la sed. El diccionario de la RAE define gajes del oficio como “las molestias o perjuicios que se experimentan con motivo de un empleo o una dedicación”. Una precisa e ingeniosa transferencia la suya.

Los golpes de ingenio en el uso y la recreación del lenguaje que tienen los niños y las niñas son admirables. Resulta apasionante esa dinámica de asimilación de lo que leen y de lo que oyen. Tanto en la vida cotidiana como en la escuela. Podemos aprender mucho de los niños y las niñas.

Nosotros, los adultos, somos testigos superficiales de esos pequeños milagros lingüísticos. Los celebramos cuando se producen, pero no los registramos, no los contamos, no los analizamos. (Otras aportaciones de Carla al lenguaje: papá, me estás “mentirando” (mentira, debería proceder del verbo “mentirar, claro); eres el mejor “mecerista” del mundo (estaba yo impulsando su mecedora); no le eches más azúcar, que el cola-cao se pone “azucaroso”; quiero ver un “uvero”, un “perero” y un “manzanero”…).

Parece que solo pueden aprender los alumnos porque ellos son los únicos protagonistas del aprendizaje. Y que nosotros los profesores solo podemos enseñar, porque somos los profesionales de la enseñanza. Pero lo cierto es que los alumnos también pueden enseñar a los docentes y éstos también pueden aprender de los alumnos.

quien-se-atreve-a-ensenarHace algunos años publiqué en la editorial Homo Sapiens (Rosario) un libro titulado Enseñar o el oficio de aprender. Quería decir, entre muchas otras cosas, que los profesores tenemos la obligación de aprender, precisamente porque realizamos la tarea de enseñar. Solo si estamos en una actitud de aprendizaje podemos ejercer la enseñanza.

Se puede beber agua en muchas fuentes. Pero uno de los más ricos y abundantes manantiales son los alumnos y las alumnas. Sus preguntas, sus construcciones gramaticales, sus ideas, sus reacciones… son fuentes de aguas prístinas.

No se ha sistematizado ni reflexionado mucho sobre esta inversión de papeles, pero creo que sería muy interesante y muy provechoso hacerlo. Los alumnos y las alumnas como enseñantes. Y los profesores y profesoras como aprendices. Las personas inteligentes aprenden siempre, las otras, tratan de enseñar a odas horas.

Con sus preguntas nos enseñan dónde están sus intereses, cuáles son sus dificultades, qué tipo de concepciones tienen sobre la realidad, sobre las cosas, sobre las personas… Hay que educar los oídos para saber escuchar, hay que educar los ojos para saber ver.

No tienen la pretensión de enseñar, no tienen la petulancia de sentirse superiores a los demás por lo que saben. Tienen la sencillez del sabio que no quiere deslumbrar a nadie. Y dicen cosas maravillosas.

Muchas veces pasan inadvertidas porque ni prestamos atención. Cuando la prestamos suele ser de manera efímera. Y esa joya lingüística, intelectual, emocional, se pierde entre los pliegues de nuestras ocupaciones y preocupaciones de adultos.

Podemos aprender de ellos y sobre ellos. Sobre ellos y sobre nosotros. Podemos aprender de nuestras relaciones con ellos. Y lo tenemos que hacer porque es preciso conocerlos bien para poder enseñarles con eficacia. Tenemos que aprender para conocernos a nosotros mismos. Y cuál es la naturaleza de ese vínculo enriquecedor que es la enseñanza y el aprendizaje.

Conté en otro artículo de este blog que una profesora de Santiago de Compostela había colocado el primer día de clase una pegatina en la espalda de cada niño con su nombre por si lo veía de espaldas poder nombrarlos. A uno de los niños se le cayó la pegatina al suelo, la recogió y se dirigió a la maestra diciendo:

– Seño, se me ha caído el precio.

¿Qué ha dicho el niño?, ¿qué nos ha enseñado?, ¿qué nos ha explicado con su frase sobre la sociedad en que vivimos, sobre la cultura neoliberal que habitamos, sobre la comercialización de la vida?

Pondré más ejemplos. Éste relacionado con un tema tan peliagudo como la muerte. Fijémonos en todo lo que esconde el pensamiento de este niño de 10 años:

– Desde luego, si me muero, yo no aguanto.

Pablo Motos ha publicado tres libros singulares con el mismo título “Frases célebres de niños”. Me gustan los libros. No me gusta el título. Porque no se trata de frases célebres sino de frases ingeniosas. ¿Por qué célebres? Son tres libros con verdaderas lecciones impartidas por esos pequeños profesores. Con su intuición, con su ingenio, con su creatividad.

El sentimiento religioso es una fuente inagotable de enseñanzas. Pondré algunos ejemplos

:- Señor, te doy gracias por mi hermanito, pero yo te había pedido un perro, reza un pequeño.

Me has hecho caso, Señor, pero no de forma muy precisa. Me has concedido un favor que agradezco, pero no has atendido adecuadamente mi petición, está diciendo el niño.

Al salir de misa, un niño, se dirige a su padre para manifestar su preocupación por las insuficientes explicaciones recibidas:

– Eso de que Jesús está en la galleta me lo vas a tener que explicar más despacio.

Al ver acercarse un trono en Semana Santa con una imagen de la Virgen llena de velas, un niño le dice a su mamá, entre sorprendido y curioso.

– Mamá, ¿dónde trae la tarta?

¿Cómo puede pasar inadvertida la respuesta de un niño ante la pregunta de qué fiesta se celebra el día 22 de abril?

– San Cervantes.

Él canoniza a una persona que reúne rodas las cualidades deseables, las más admirables, las más honrosas. ¡San Cervantes!

Los niños nos dicen (nos enseñan) contenidos de gran riqueza. Como aquel que llevaba con gran esfuerzo sobre sus espaldas a un compañero que se había lastimado una pierna. Alguien le pregunta:

– Pesa mucho, ¿eh?

– Qué va, si es mi amigo, contesta muy ufano.

El ingenio no tiene límites. Una niña que, al nacer, había permanecido unos meses en una incubadora, decía que a ella, de pequeñita, le habían llevado durante un tiempo a una residencia.

Mafalda
Mafalda

Ahí tenemos, exprimida por Quino, la maravillosa sabiduría de su personaje Mafalda. Cuántas lecciones. Ya sé que es el libro de un adulto. Pero es un libro sobre el pensamiento de una niña. Cuántas enseñanzas.

Podemos aprender de sus palabras, de sus actitudes, de su forma de relacionarse, de su comunicación con las cosas, con las plantas, con los animales… Aprender de los hijos y de las hijas. Aprender de los alumnos y las alumnas. Deberíamos aprovechar ese enorme caudal de enseñanzas. Informales, poco estructuradas, no intencionales. Pero sumamente eficaces si tenemos inteligencia y sensibilidad.

45 respuestas a «Gases del oficio»

  1. Querido Miguel Ángel, buenos días.

    Hoy te he cogido bien fresquito, y como madrugar me sienta bien (si a lo de hoy se le puede llamar madrugar), he echado la pierna fuera, desayuno y, como no se puede hacer ruido, me pongo al tema que me gusta (la educación y todo lo que la rodea).

    Leyendo el inicio de tu artículo, ha sido automático el venírseme a la cabeza lo que pasó ayer mismo por la noche.
    Pablo (10 años) acaba de zamparse un tazón de leche con abundante cantidad de galletas, tantas como para quedarse bien a gusto, si no fuera por un pequeño inconveniente que no tarda en solucionar. Me toca en el hombro y me dice:
    – Papá.
    Y se tira un buen eructo, de los nada sospechosos de no haberse quedado a gusto.
    – Pero Pablo, ¿te enseño yo esas cosas?
    – No he sido yo. Ha sido mi sistema digestivo.

    A la pregunta que le hago, se me viene a la cabeza que ni yo, ni la sociedad en general, enseñamos solo lo que queremos enseñar.

    “Podemos aprender de ellos y sobre ellos. Sobre ellos y sobre nosotros. Podemos aprender de nuestras relaciones con ellos. Y lo tenemos que hacer porque es preciso conocerlos bien para poder enseñarles con eficacia. Tenemos que aprender para conocernos a nosotros mismos. Y cuál es la naturaleza de ese vínculo enriquecedor que es la enseñanza y el aprendizaje.”

    Termino.

    Ya te he contado, Miguel Ángel, que para abrirme a otras opiniones, para conocerme mejor, … , estoy leyendo opiniones de distintos profesionales con profesiones diversas, pero fundamentalmente, de maestros y maestras, de docentes.

    Aprendizajes rápidos que saco de momento, sin excesiva maduración o reflexión:

    1.- Es muy distinto un profesor de un maestro. Nada que ver. ¡Dónde vas a parar!

    2.- Los profesores universitarios no gustáis. No conocéis la realidad de las aulas. Sois unos teóricos. Sois unos fugados del aula, que pretendéis decirles, sobre todo a los profesores y profesoras, cómo han de hacer bien su trabajo desde vuestros púlpitos.

    3.- Siempre hay dos bandos. Yo, y los que piensan como yo, y los que están equivocados. Los que pretende siempre enseñar, y los que no tenemos nada que aprender, los que sabemos de qué va esto sin necesidad de que venga nadie exterior (a mi aula, a mi persona) a decírmelo.

    4.- Pecamos de falta de humildad. Sobra prepotencia y cierta mala educación. Y no me pongo fino, yo soy más de monte que otra cosa. Pero cuando se supone que estoy entre educadores, e intuyo, noto excesiva mala leche, a veces visible y palpable en el lenguaje, no me gusta, espero más, espero otra cosa, espero que se note que son docentes que educan a nuestros hijos e hijas, que luego son los primeros en quejarse de su falta de disciplina, respeto, educación.

    5.- ¡Ay, el ejemplo! ¡Si fuésemos buen ejemplo cuánto terreno tendríamos andado! Y estoy pensando ya en todo el mundo, en todo ese pueblo que debería educar (medios de comunicación incluidos).

    6.- Cierto. Yo no soy ejemplo de nada, por eso sigo aprendiendo de todos vosotros y vosotras, sobre todo de ti, Miguel Ángel, mi maestro de cabecera, mi “gurú pedagógico”.

    Como estamos tan, tan cerca de la Navidad y todo lo que suponen estos días, quiero aprovechar para desearle a todo el mundo, mucha felicidad, paz, optimismo y ganas de luchar por todo ello.

    Un beso grande.

    • Querido José Antonio:
      He visto que a las 9.37 ya estaba escribiendo. Después de leer. Así que, como es sábado, sí se puede decir que has madrugado.
      Hay una cosa en la que discrepo sobre lo que dices de los profesores/as de Universidad. Dices que no conocemos las aulas. ¿No? Es que nosotros damos clase, tenemos aulas, tenemos alumnos y alumnas… ¿Cómo teóricos?
      No conocemos ls aulas de Infantil, las de Primaria, las de Secundaria. O al menos no tan bien como aquellas en las que impartimos clases.
      Con esto no quiere decir que lo hagamos bien en nuestras aulas. Con esto no quiero decir que tengamos que decirles a los demás lo que tienen que hacer.
      Lo que quiero decirte, sin que eso sea una defensa sino una constatación es que nosotros damos clase, tenemos aulas, tenemos práctica. ¿Por que´solo teóricos? ¿Por qué teóricos?
      Tenemos MENOS CLASES, porque hay que investigar, `pero tenemos práctica. Y también nosotros podemos y debemos aprender de nuestros alumnos by alumnas.
      Y creo que somos los que MAS TENEMOS QUE MEJORAR EN EL SISTEMA EDUCATIVO. Entre otras cosas porque para hacernos profesores no hemos tenido que acreditar NADA sobre qué es ser un profesor/a. Yo diría que somos los peores en pedagogía.
      Magnífica la anécdota de tu chico.
      Un abrazo.
      Felicidades y felkicidad-des.
      MAS

      • Buenos días, Miguel Ángel. Parece que tú tampoco eres de los que se levanta a las doce.

        En realidad, para mí no discrepas conmigo. Pienso lo mismo que has escrito. Me he explicado mal, como dicen siempre los políticos cuando no les van bien las cosas. La culpa la tiene este “lenguaje embrujado” que utilizamos.

        “El lenguaje es como una escalera por la que subimos a la comunicación y a la liberación y por la que bajamos a la confusión y a la dominación.”

        “El problema no está, fundamentalmente, en que no nos entendamos sino en creer que nos entendemos cuando utilizamos las mismas palabras, pero con diferente carga semántica. ¿Dirá alguien que hay que empeorar la calidad del sistema educativo? No, nadie. Pero cuando hablamos de calidad, ¿estamos diciendo todos lo mismo? Obviamente, no.”

        “Resulta, pues, esencial saber lo que estamos diciendo, dónde y cuándo lo decimos y cómo y cuándo lo interpreta el interlocutor.”

        Mi punto 2, no es que yo piense eso. Es lo que extraigo de uno de los bandos de los que hablo, y parte del otro también, teóricos y prácticos, los de las aulas y los de fuera de ellas, los realistas y los utópicos, los de trabajar y batirse en la arena diaria y los que escapan de ella hacia una mejor vida en los púlpitos.

        No lo digo yo. Lo dicen otros en este mismo medio que nosotros utilizamos. Dicen eso como nosotros decimos lo nuestro. La verdad, en ciertos comentarios, estoy dudando si es crítica o envidia. No me gustaría confundirme, pues todo el mundo tiene derecho a pensar como quiera en la dirección que considere. Yo criticaba la cierta saña con que, a veces, lo hacemos. Viene siendo que siempre tenemos un cesto de piedras a mano.

        No es que me importase opinar distinto que tú. Solo quería que supieras que este no es el caso.

        He de reconocer que no leo con el mismo “cuerpo” y la misma benevolencia a todo el mundo. Me cuesta escuchar, leer y entender a quien tiene opiniones contrarias. Pero ahí estamos, con buenas intenciones.

        ¿Nos entendemos? Un abrazo.(Entre nosotros, a las 7 estaba leyendo. Hoy, por motivos que no vienen a cuento, se ha dado así).

        • Querido José Antonio:
          A veces no caigo en la cuenta de ese giro que contienen tus comentarios. El giro de hacerte portavoz de unas formas de pensar que no son las tuyas pero que describes muy bien. Coincidimos plenamente. Y sí, he visto, a veces esa saña de la que hablas. Un poco incomprensible para mí.
          De la misma manera que digo que los profesores universitarios (y profesoras) tenemos práctica porque estamos en las aulas, digo que los profesores de otros niveles tienen teoría. Puede ser más o menos explícita, más o menos elaborada. Pero toda práctica responde a una teoría. Es difícilmente entendible lo que decía aquel profesor:
          – A mí no me pagan por pensar, me pagan por dar clase.
          Es que no se puede dar clase sin pensar. ¿No crees?
          Me gusta que entres pronto al trapo porque a´si hay más tiempo y ocasiones para compartir.
          Un gran abrazo, amigo habitualmente madrugador.
          MAS

  2. Magníficas ideas.
    Es que los niños y las niñas son fuentes inagotables de ingenio, de espontaneidad, de creatividad.
    Sería estupendo que las registrásemos, que las compartiésemos Y ya agradezco el puñado de genialidades que se cuentan en el artículo. He disfrutado muchísimo leyendo.
    El lenguaje ofrece muchas increíbles.
    Conozco los libros de Motos. Son un ejemplo perfecto.
    Buen finde.

  3. Buenas noches Miguel Ángel cómo estás? increíble este artículo los niños son lo más maravilloso de la vida, me pasaría horas escuchandolos, creo que también tenemos que educar la boca para no lastimar. Un docente debe abrir su corazón y su mente, muchas veces se pasa el tiempo tratando de explicar algo que los niños ya saben…. si los hubiera escuchado podría haber aprendidido de ellos… un cariño para vos y tu familia.

    • Querida Marisa:
      Hermoso y sabio comentario que denota un gran amor a los niños y a las niñas.
      Tienes mucha razón: hay que abrir el corazón y la mente.
      Si les escuchásemos aprenderíamos muchas cosas.
      Besos y gracias por leer y por escribir..
      MAS

  4. Miguel Ángel, a mi modo de entender has dicho muchas cosas sabias en este artículo sobre los niños. Como idea general me quedo con algo que parece natural, pero que no siempre lo percibe así el educador, y es que siempre tenemos que aprender para enseñar, y aprender mucho de aquellos que son nuestro objeto de enseñanza.
    Los niños es lo más hermoso de la naturaleza humana por su sinceridad, ingenuidad, carencia de malicia, en fin, que tienen todo eso que no debiéramos tener de adultos.
    Tengo una sobrina, ya adulta, que de niña era muy graciosa. Un día en la iglesia dice: mamá, de qué va disfrazado ese señor. Y al ver que la gente va a comulgar dice: yo también quiero de eso.
    El anecdotario gracioso de los niños es inagotable.
    Para el que está atento y con mente abierta siempre es tiempo de aprender y aprender de todo, del los niños, de los adolescentes y de los adultos y hasta de los malvados hay que aprender lo que no se debe hacer.
    saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      Hermoso comentario. Las anécdotas que cuentas son preciosas. Yo tenía preparada otra que tenía redactada pero que tuve que eliminar por el espacio. Un sobrino mío acompañó a una tía abuela a misa. Ella se fue a comulgar, salió del banco y regresó con algo en la boca. El niño le preguntó:
      – Qué te han dado, ¿almendras?
      Y sí, yo creo que los docentes tenemos que aprender. Ese es nuestro oficio Para poder enseñar antes tenemos que aprender. También el ejemplo es importante. ¿Cómo puede despertar el deseo aprender alguien que no tiene deseos de aprender?
      Por otra parte, como ya he citado en el blog, decía un pedagogo italiano: “Para enseñar latín a John, más importante que conocer latín es conocer a John”.
      Ayer, en una tesis de la que era yo presidente, escuché a una colega que había tenido un profesor que decía que todos aprendemos (o podemos aprender) hasta la tumba.
      Un gran abrazo.
      MAS

  5. Me ha gustado mucho, como ya dije en un correo anterior.
    Me gustaría que los lectores aportasen experiencias como ha hecho Joaquín. Así nos enriqueceríamos todos y todas.
    Las frases tienen un enorme ingenio. Es estupendo retenerlas, escribirlas, compartirlas… Muchas que, en su momento, nos hacen gracias, son llevadas por el viento de las ocupaciones. Por eso me parece buenísima la idea de Pablo Motos haciendo la recopilación de las frases ingeniosas de los niños y de las niñas.Yo helado dos. NO sabía que tenía un tercero.
    Y todo ello nos permite aprender.
    Saludos.
    Buen lunes.

  6. ¡Querido Maestro!
    Cuando nació mi pequeña nieta, que ahora tiene casi cinco años,me sentí la más feliz de las abuelas.Su primer impulso de recién nacida fue agarrarse a un pañuelo que llevaba al cuello,como diciendo estoy unida a ti durante toda mi vida.Lo recuerdo con un sinfín de emociones y buenos sentimientos.Ha sido y es mi esperanza de vida,la simpatía al mayor grado, mi escuela de sueños,mi apoyo en mi andar por el mundo,mi amuleto de la suerte,mis abrazos más dulces y confortantes. Cuantas cosas tengo que agradecerle desde su nacimiento es mi motor de superación y mi anclaje a la vida.
    Aprendo de sus graciosas frases y de su actividad de vida.Me llena el corazón y el alma de cariño y afectos,de su dulzura y de su aliento de comerse el mundo en un sólo vuelo.
    ¡Menudo regalo del cielo!
    Espero que el tiempo me de la oportunidad de poderle ofrecer todo el cariño que le tengo.
    ¡No pido más, todo lo tengo!
    Sin más me despido de todos los lectores y de ti Maestro con el deseo de que pasen unas felices y amorosas fiestas.

    • Querida Loly:
      Ya habías hablado de esa pequeña maestra que es tu nieta. Estoy seguro de que ella te enseñará muchas cosas.
      No solo es importante en la esfera de los afectos. Estoy seguro de que también en el ámbito del aprendizaje intelectual esa niña será una fuente inagotable.
      Felices fiestas..
      Besos.
      MAS

  7. Los alumnos como maestros y los maestros como alumnos. Esa es la idea. Yo la apoyo plenamente. He aprendido muchas cosas de mis alumnos durante toda mi vida profesional. Basta observarlos y escucharlos.
    Bueno, también hace falta reconocer que no lo sabes todo.
    Buena semana.

  8. Las anécdotas elegidas son estupendas.
    A un niño cuyos padres eran ateos, le preguntaron unas Navidades que pensaba de Jesús, María y José. El niño respondió:
    ´- A mí esa familia no me interesa nada.
    Más claro no lo pudo decir.
    Buenas tardes a todos los lectores y lectoras de El Adarve.

  9. Cuántas cosas saben los niños y las niñas. ¡Ay, si supiéramos escucharlos!
    Lo que pasa es que parece que solo los profesores pueden enseñar. Ese es el problema.
    He leido el libro Escuelas que cambian el mundo, de Cesr Bona. Es interesante ver cómo, cuando hay participación de los alumnos, todo marcha bien. Leed el capítulo sobre la Escuela de la Biznaga en Málaga.
    Tienen que participar, tienen que hablar, tienen opinar.
    Saludos.

  10. Precioso artículo.
    Lleno de amor a los niños y lleno de creatividad. la preocupación es que , como dice Ken Robinson, la escuela cercene la creatividad innata de los niños y de las niñas.
    En lugar de cultivarla y desarrollarla, la corta y aplasta.
    Hay que pensar sobre ello.
    Saludos.

  11. La capacidad de observación de los docentes tiene que desarrollarse mas. Pasan muchas cosas pero no las vemos. Dicen muchas cosas pero no las vimos
    Lo primero, a mi juicio, es estar atentos y lo segundo es reflexionar sobre lo que nos quieren decir.
    Hace falta también tener unas mínimas o más elaboradas teorías para interpretar-
    Así podemos aprender.
    Gracias por este hermoso artículo.

    • Estimado Jesús:
      Suelo decir que los profesores tenemos que ser profesionales de la observación. Porque siempre se produce información en las personas, en las relaciones, en los escenarios, en los itinerarios, en los comportamientos, en las preguntas, en las interacciones…
      Pero hace falta tener, como dices, tener teoría para interpretar. Pongo este ejemplo a mis alumnos: si va un especialista en deportes a ver un partido de fútbol y a su lado se sienta alguien que no conoce las reglas, los dos ven los mismo y oyen lo mismo, pero el que no conoce las reglas no se entera de nada.Porque no tiene la teoría. Cuando el especialista dice que el equipo X está jugando con la táctica del 4-4-2 el otro no sabe lo que dice. Porque el ve el 11, el 9, el 5. el 2… Lo que sucede es que el 4-4-2 no está escrito en ningún sitio. Y cuando gritan los espectadores el que no tiene teoría no sabe por qué lo hacen,
      Así que, e necesario observar y es necesario interpretar.
      Saludos y gracias.
      MAS

  12. Tiene gracia la historia de los gases del oficio. ¡Quesadilla más ingeniosa!
    Esa potente fuentes de creatividad se va secando a medida que pasan los años.
    Y mucho me temo que la escuela sea una causa importante. Hay otras, claro. Como l cultura que corta la espontaneidad para dar respuestas políticamente correctas.
    Es un pena que se erosiones esa identidad, esa espontaneidad, esa creatividad que en la infancia no tiene límites.
    Saludos y felices fiestas.

    • Querida Almudena:
      Hace poco me contó un amigo la siguiente anécdota.
      Un profesor había dicho en la clase que al acto de orinar se le denominaba también micción.
      Y el niño dijo:
      – Ah, ahora entiendo por qué mi abuelo, cuando vuelve de orinar dice: Misión (micción) cumplida.
      Los brotes de ingenio tienen muchos y muy diversos orígenes.
      Besos y gracias.
      MAS

  13. Querido Miguel Ángel. Por aquí ando de nuevo.

    (Esto es lo que dice un niño alto).

    De vuelta lo tenemos aquí, el salvajismo. (Quizás nunca se haya ido). (Lo siento por las familias de las víctimas). Las empresas han tocado a rebato “informativo”. El pueblo quiere saber, necesita saber. Más que decir lo que opino, sacad vuestras propias conclusiones de la escena, como yo la veo:

    – Venga, vamos, vamos, vamos, que los de la competencia ya están allí. Buscadme testigos, amigos de las víctimas, familiares. Quiero algo que conmueva. Cámaras, ya sabéis. No creo que tenga que deciros cómo debéis hacer vuestro trabajo. Los mejores primeros planos posibles. Luisa, declaraciones de las autoridades cuanto antes. Y sobre los terroristas lo quiero todo. Con quién se acuestan. Qué han cenado. Cómo les ha ido en la escuela. Lo de siempre. Venga, venga. Quiero imágenes. La gente quiere estar informada.

    Al final, un espectáculo. Repetición de la misma imagen una, y otra, y una vez más. Horas y horas de horror bajo la excusa de la información, hablando de lo divino y lo humano puede que sin analizar el auténtico motivo de por qué pasa lo que pasa, y, sobre todo, cuáles serían las soluciones o el camino a seguir para llegar a un entendimiento. La culpa es de los demás.

    • Recomiendo la lectura o relectura de http://ined21.com/entrevista-miguel-angel-santos-guerra/

      “Gracias por sus respuestas, Miguel Ángel. Siempre es necesario escuchar y analizar las opiniones de un autor principal de la pedagogía española.”

      ¿Cómo me atreví a dirigirme yo, persona tímida y “pa dentro” donde las haya, a este autor principal de la pedagogía española?

      Me lo recuerda el comentario de Miguel Ángel sobre la micción.

      Todos y todas conocemos eso que se dice de, para perder el miedo a hablar en público, imaginarse al auditorio todo desnudo. Algo así me apliqué yo, pero en los servicios universitarios, amplios, comunes, como para mear en paralelo, en manada. Sí, mear. Veréis. La universidad es un lugar más o menos cultivado. Pero ninguno íbamos a miccionar. A orinar, alguna que otra. Pero a mear, todas las que hizo falta.

      Estaba yo en una de esas, cuando entra un pez gordo, un profesor mío al que admiraba y admiro. YO NO SABÍA EN DÓNDE METERME. Ahí estábamos los dos, y yo sin escapatoria. Cada uno a lo nuestro con lo nuestro.

      – Hola.
      – Hola, qué tal.
      – Por aquí, miccionando un poco, las clases son largas y diuréticas.

      Lo pasé mal. Pero me enseñó que ambos teníamos algo en común, (como diría un niño de diez años) un sistema excretor que nos igualaba, aunque fuera por un minuto.

      Escribir. (Uno de los diez verbos que Miguel Ángel nos recomienda debiéramos conjugar). “Al plasmar en un escrito el pensamiento caótico y errático que solemos tener sobre la práctica, debemos someterlo a la disciplina de la redacción. Para escribir, necesitamos ordenar el pensamiento y plasmarlo según una estructura. Para escribir tenemos que argumentar y pasar de unas partes a otras mediante razonamientos concatenados.
      Por eso la escritura ayuda a comprender la práctica. Por eso sería aconsejable que, con más frecuencia, nos sometiésemos al ejercicio de la escritura, a la narración de las prácticas docentes y a la redacción de informes sobre investigación acerca de la práctica.” (MÁS).

      Bien es cierto que mi pensamiento es caótico y errático. Y, por más que lo escriba, así sigue, sin orden ni concierto, sin estructura, a su bola.

      Como demostración, y recordando tanta violencia, tanta catástrofe natural o humana siempre en los más débiles, traigo a colación estas frases optimistas de una de las últimas canciones de David Bisbal. Sí, David Bisbal, es uno de los que puedo tatarear. Además, no olvidéis que soy de los que mea.

      Me gritas y te escucharé
      Me empujas y te abrazaré
      Antes que no
      Prefiero pensar que sí se puede
      Tocar el sol
      Llegar al cielo antes que cierre.

      Hay montones de situaciones, montones de preguntas a las que si respondemos sí, perdemos o nos equivocamos, y si respondemos no, pues lo mismo. Digamos lo que digamos, hagamos lo que hagamos, estamos perdidos.

    • (Esto va especialmente para ti, Miguel Ángel).

      A veces nos conviene pasar por tontos, por más tontos de lo habitual. Uno se pregunta con frecuencia, si se es más feliz sabiendo o ignorando. Algunas veces no lo tengo tan claro. Pero prácticamente siempre me contesto que prefiero saber, aunque mucho de ese saber no lo pueda aplicar, o no sepa aplicarlo (saber hacer). Pero creo que es bueno para mi persona, para mi aprender a ser. Para entender las cosas de la vida de una forma más atinada.

      De todas formas, como el amor, puede provocar felicidad, pero también conlleva dolor, sufrimiento.

      No sé por qué. Pero, de repente, empiezo a encontrarme fuera de sitio. Ya hace mucho que te leí “Vuelva dentro de 15 días”, y no es totalmente por eso, pero algo hay. Este es básicamente un lugar de educadores profesionales, de docentes o ex docentes. Yo así me sentía. Mismas inquietudes. Parecida formación. Mismas ansias de arreglar, o, por lo menos, mejorar algo el mundo. Y si no llegamos al mundo mundial, mejorar el mundo exterior o interior de alumnos y alumnas que cada uno tenga cada año.

      Ya sé que puede que vayáis al servicio igual que yo, pero empieza a no valerme. Yo solo puedo ver mucho de lo que aquí se trata, desde la barrera, desde el banquillo sin posibilidades de que me toque salir nunca al terreno de juego. Es como verlo por televisión. Y ya comenté cómo se las trae la televión.

      Lo que quiero decirte es que puede que no participe todas las semanas como así venía haciendo. Te leeré siempre, y más de una vez, salvo catástrofe. Pero, si no aparezco con mis burradas de siempre, puede que no me haya ido a criar malvas. Seguro que soy uno de esos 1000 que nos escondemos detrás de uno o una que escribe. Como comentaba una cantante sobre otro, “cantas mu sentío, como pa dentro”. Pues yo procuraré debatir con mis adentros, y cantar para tortura de los más allegados, siempre tratando de arrimar el hombro allá donde éste se encuentre.

      No he conseguido explicarme con exactitud, pero bueno, como siempre. Y hay cero ironía. No me gusta, y para escribir menos, no se me ve la cara, los gestos. Además, conlleva una cierta burla, y yo no me quiero burlar de nadie. Estoy tratando de educar mi mala leche, y no me vale que me salga contra los “malos”, contra los poderosos o fuertes. Quiero educarla hasta dejarla en indignación (iba a poner “en dejarla en una micción mental”, pero sería volver a las andadas, a las malas interpretaciones, a la furia española).

      Un abrazo.

      • Querido José Antonio:
        He leído con gusto y atención los dos primeros comentarios. Ingeniosa y significativa la micción comunitaria docente-discante.
        Pero me has dado un disgusto con el tercero. ¿Por qué nos vas a participar cada sábado?
        Aquí interviene todo el mundo que quiere: profesionales y no profesionales, docentes y alumnos, personas en general…
        No me parecería una buena decisión (no para ti, claro) sino para todos los los lectores y lectoras. Incluso para mí, ya que disfruto y aprendo con tus aportaciones.
        Hay que revisar esa decisión.
        No te puedo obligar,claro. Pero sí te puedo pedir.
        Eres una pieza clave en este puzzle, así que nada de huelga de celo.
        Quiero verte al pie del cañón la próxima semana (24) y la siguiente (31) y la siguiente…
        En fon, que no te puedes jubilar hasta que yo lo haga.
        Ya sabes lo que yo digo: TODO LO APRENDEMOS ENTRE TODOS.
        UN ABRAZO.
        MAS

    • Estimado José Antonio:
      Como ayer leí tus tres comentarios de forma consecutiva, solo dedique unas líneas al intento uno de los tres comentarios a una cuestión vital: la información sobre el terrorismo…
      ¿Qué busca?
      ¿Cómo se construye?
      ¿Cómo se consume?
      Y terminas haciendo una reflexión sobre la cuestión de fondo. ¿Por qué surge y como se podría alcanzar una convivencia en paz?
      Por cierto, esa es una cuestión que no solo debe estar presente en el momento del atentado sino antes y después. Es es una cuestión fundamental.
      Y yo creo que una educación para la paz (¿cómo no acordarme de Jares?) está en la entraña de las soluciones.
      ¿Cómo es posible que a ese conductor del camión le hayan metido en la cabeza que se puede matar y causar ese daño terrible a personas inocentes?
      Un abrazo.
      MAS

  14. El fonde del artículo nos ayuda a invertir el patrón clásico: solo el profesor enseña, solo el alumno aprende.
    Lo que se dice en artículo es que el alumno puede enseñar y el profesor puede aprender.
    Los ejemplos que se utilizan son preciosos, pero no hacen falta que sean frases ingeniosas para poder aprender de ellas.
    Saludos.
    Gracias.

  15. Hola a todos,

    La verdad es que estoy un poco desengañado del ser humano, especialmente del adulto. Y no es que yo sea pesimista, soy más bien catastrofista, o quizá, precisando más, es que soy de natural entre maligno y algo harto del ser humano. Eso agudiza mi interés por los menores. Sus gestos, miradas, risas, su sinceridad, son lo más. Llaman mi atención especialmente los niños/as entre un año y unos 3 ó 4 años. Como hay muchos miedos y perversiones temidas, ante niños extraños, procuro interactuar con el gesto o mímica en la distancia. Insisto, ante la más mínima duda de mis buenas intenciones, me aguanto y resisto, y dejo de cumplir mis anhelos sociabilizadores para con esos entrañables seres enanos. Sus gestos, sus embobamientos, me pierden, y el no va más es cuando te clavan la mirada y no la apartan ya se caiga el edificio que lo sustenta, ante la perplejidad de sus mayores, que en realidad no sabe de qué va el diálogo que mantenemos el nene y yo. Claro, todo de maravilla, hasta que te falla la travesura.

    Hace unos años, en pleno verano, tuve que salir en avión de mi ciudad, Málaga. Un día de terral tremendo. El miedo a volar. El calor. La caravana de coches llegando al aeropuerto, que no llego al avión. El problema motivo del viaje y su incertidumbre. Terral, más de 40 grados a la sombra. El taxi con una cinta del Fari, “torito bravo”. Por fin llego al aeropuerto, bien. A canjear el billete por las tarjetas de embarque, una cola tremenda. Tres chicas de uniforme cambiando billetes por tarjetas. Dos muy guapas, una muy fea, qué contraste, qué injusta es la naturaleza. Con el día que llevo me tocará una de las guapas. Iluso Quintiliano. Toma ya, va y me toca la fea. Bueno, pienso, como es fea será muy amable. Leches con las frases hechas, leches con los dichos populares, leches. Encima de fea, con una mala uva del copón. Ya entiendo porqué algunas mujeres les cuesta más que a otras encontrar pareja. Enseguida nos llaman para entrar en el avión, un túnel metálico con forma de tren pero más angosto, que une el edificio con el aparato. Silencio en túnel. Parados en el túnel. Calor a rebentar en el túnel. No menos de 50º Centígrados en el túnel. Se oye algún comentario grosero. Abunda el silencio.

    Me giro, a mi izquierda, abajo, un chiquillo de unos 15 meses en un carrito, suda el chiquillo, la madre está distraida. La madre no me mira. Miro el niño a la cara, él me mira. Pedazo de burla que le hago al niño, poniéndome muchísimo más feo de lo que ya soy en estado natural. Disimulo, miro para otro lado. El niño no me retira su mirada, con ojos como platos. La madre no me ha visto hacer la burla al niño. Sudo. El calor. Suda todo el mundo. Otra burla al niño. Él con los ojos cada vez más abiertos. Está boquiabierto y un hilillo de babas le cuelga por la comisura de los labios. Disimulo, otra burla. El niño empieza a hipar en silencio, a absorber aire, peligro, evidentes indicios de una llantina me alarman. Una señora mayor y con una espalda como un armario, con cara de enemigo se acerca al niño y le acaricia la cabeza. Me mira con cara de asesina. Me giro y en posición de legionario en firmes me adelanto un paso sobre la tropa nombrada, el niño va a llorar, ruego a Dios en ese momento que el niño no llore, la señora mayor cuchichea con la madre del niño. El calor, el sudor, mis plegarias, y la puerta del avión por fin se abrió. El niño no lloró.

    Tengan buena noche.

    • Estimado Quintiliano:
      Magnífica anécdota. Estupendo relato que te mantiene en vilo hasta el final. El niño no lloró afortunadamente,.
      Y qué triste y absurda la reacción de la señora de espaldas armario.
      El problema que me plantea tu comentario es la reflexión sobre las causas que acaban con la inocencia, la espontaneidad y la creatividad de esos seres que yo también considero maravillosos.
      ¿Qué es lo que nos hace dejar de ser niños inocentes y nos convierte en adultos perversos?
      Un cordial saludo y gracias por tu participación.
      MAS

      • Sr. Guerra, a tu pregunta: ¿Qué es lo que nos hace dejar de ser niños inocentes y nos convierte en adultos perversos? .

        Aunque este tema, de refilón ya ha salido alguna vez en este blog, creo, o pienso, o leí:

        1.- Es un problema evolutivo. Ahora en occidente vivimos una vida muy cómoda, los niños están entre algodones hasta que son, al menos, mayores de edad. El ser humano, mientras no tiene que competir en la lucha por proveerse de comida y bienes, es bueno -Rousseau-. Yo no creo en la maldad de Hobbes.

        2.- Como en su trayectoria antropológica, el ser humano, durante cientos de miles de años ha vivido en un medio hostil, es aquí justo en ese preciso de su llegada a este medio, momento en tiempo y lugar, cuando saca a relucir sus armas para sobrevivir en el medio. Es cuando sale la agresividad, malos modos, astucia, mentira, competitividad.

        3.- Claro, con la particularidad de que la estructura fundamental de comportamiento del ser humano, en su mayor parte, se forma antes de cumplir los 8 años de edad. Esta estructura, será la que sea, pero durará hasta que le llegue mi amiga la muerte. Esta estructura se podrá corregir, se podrá pulir, se podrá encauzar, pero es la que es, y viene muy condicionada por el medio que ha rodeado al ser humano durante esos primeros años de vida.

        4.- Si el medio ha sido entre algodones para el niño, si no ha visto el medio hostil durante esos primeros años, el trauma cuando lo vea, tarde o temprano será monumental. Claro, hay niños, en nuestra sociedad occidental que no ven el medio hostil hasta los 20, 30, o incluso 40 años. En la medida en que tiene más años de vida sin ver el medio real de vida, el trauma será mayor. Su capacidad de adaptación será peor. Esta será la principal causa de que los niños mimados de la vida sean los que más problemas psicológicos tengan de mayores. Tienen una grave carencia de adaptación al medio que les sustenta.

        5.- La extrañeza, la perplejidad del niño ante las burlas de Quintiliano, son solo su reacción al medio -algo hostil- que ve por primera vez. Para comprender lo que digo tendrían que ver lo feo que soy. Mi intención, pues, en la retahíla de la anécdota anterior, tal vez sea pedagógica, tal vez se educacional, tal vez sea una reivindicación de la necesidad de adaptar al ser humano, cuanto antes, en su vida, al medio hostil que le espera.

        Tengan buen día.

        • Estimado Quintiliano:

          Una cuestión compleja la que has abordado en este comentario.

          Acaso también tengamos que convenir que no todo es bondadoso y amable en los niños y en las niñas. He visto mucha crueldad en algunos comportamientos escolares respecto a niños con discapacidades o sin ellas.

          De acuerdo contigo en que el encuentro con las dificultades de un medio hostil, competitivo, individualista, insolidario es muy duro y destructivo, especialmente para quien ha sido criado entre algodones.

          Tampoco hemos de pensar que todos los adultos son perversos, crueles y dañinos para el prójimo.

          Sí creo, contigo, que una buena parte de la personalidad se fragua en la infancia.

          Y luego está el fenómeno educativo o socializador o adoctrinador. Ayr me estremeció ver en l televisión a dos niñas de 9 y 7 años a las que los padres convertían en suicidas-bomba porque no hay “ninguna edad demasiado temprana para la Yihad”…

          Un cordial saludo y gracias por participar con tus interesantes aportaciones.

          MAS

  16. Todo depende de la actitud. Solo las personas humildes aprenden. Y los docentes necesitamos ser personas humildes y dejar de pensar que solo tenemos cosas que enseñar y ninguna que aprender.
    Necesitamos aprender incluso para poder enseñar. Me gusta el título de ese libro de MAS: Enseñar o el oficio de aprender.
    Buena suerte mañana.

  17. Hay que prestar atención a los niños y a las niñas, a sus palabras, a sus preguntas, a sus movimientos, a sus intereses, a sus que¡ja… Los niños y las niñas hablan sin las cortapisas del qué dirán, del miedo, del orgullo, de la falsedad… Son sinceros. Son auténticos.
    Parece mentira lo poco que se aprovecha la opinión de los alumnos y de las alumnas.
    Saludos cordiales a todos y a todas.

  18. En efecto, vi ese reportaje en el que los padres de dos niñas las despiden antes de entregarlas a la muerte. El diálogo es estremecedor:
    – ¿Sabeis dónde vais a ir?
    – Al cielo, contestan.
    Yo me pregunto por qué no se inmolan ellos solitos y dejan vivir su vida a los niños.
    Qué locura. Qué tragedia. Qué horror. Qué abuso.
    ¡Y a eso le llaman educación?
    Qué horror.
    Saludos navideños.

    • Estimada Mari Carmen:
      Cuesta creer lo que se está viendo. Cuesta creer que unos padres que ha traído a la vida sin previa consulta a esas niñas, las despachen ahora hacia la muerte (al parece solo murió una de ellas) sin el menor escrúpulo. Tampoco les importa que maten a otros. La “causa” que defienden está por encima de todo. ¿Cómo puede la mente humana llegar a tales aberraciones?
      Ya es estúpido y cruel que un adulto se inmole de esa forma en espera de una recompensa nunca confirmada. Pero meter a los niños en esa guerra, entregarlos a la muerte con esa crueldad resulta insoportable.
      ¿Hasta dónde vamos a llegar?
      Partía el corazón ver a las dos hermanas despedirse.
      Besos para ti.
      MAS

  19. Estimado Miguel Angel, estimados comentaristas:
    Me había resistido a participar aquí incluyendo un artículo que publiqué en el blog de una buena amiga; pero finalmente claudico y me decido a publicarlo en forma de comentario pues va al pelo con el tema propuesto esta semana. No puedo consentir que estas sabrosos “gazapos lingüísticos”, estas “deliciosas equivocaciones” se queden en el olvido. Serán al menos buenos materiales para los coleccionistas de anécdotas. Sé que es un poco largo, pero creo que merece la pena.

    DELICIOSAS EQUIVOCACIONES

    Dedico este artículo a mi buena abuela Perpetua, a ella que tuvo inmensa paciencia con su nieto de pocos años cuando con su lengua de trapo le llamaba “Perputa”. Mientras un coro de risas maliciosas me desconcertaban a mí y a ella le avergonzaban, sufrió con amabilidad e indulgencia aquellos gazapos infantiles.

    Porque estas equivocaciones, estos traspiés en el lenguaje, siempre nos arrancan en su desconcierto una sonrisa. Recuerdo el gesto divertido, con un matiz de ternura, de mi compañero Francisco, el profesor de Lenguaje en el antiguo 7º de EGB en Torres de la Alameda; cuando tras encargar a los alumnos recopilar canciones tradicionales que debían encontrar preguntando a padres y abuelos, nos leyó la extraña (pero familiar a la vez) canción popular del “Mambrusia”. Tras la extrañeza inicial por ese nombre desconocido para todos, estallamos en carcajadas cuando comenzó a cantar: “Mambrusia fue a la guerra, hay que ver, hay que ver, que pena…”

    Pero para alquimias metalingüística bellas y sofisticadas la de mi sobrina Irene. Compleja y poética a un tiempo hay que situarla en su contexto para enterderla. Mi sobrinos habían visitado ya en alguna ocasión nuestra casa en Guadalajara. En sus cinco añitos, Irene, seguramente oyó de pasada alguna vez el bello topónimo árabe de nuestra localidad y procesándolo a su manera lo archivó en su memoria. Cuando al año siguiente sus padres le dijeron que vendrían a visitarnos, ella contestó: – ¡Ah, sí, iremos a la Fuente de la Jara, donde viven los tíos! – Los padres quedaron sorprendidos ¿De dónde habría sacado la niña que vivíamos en un lugar llamado así?… Tardamos bastante tiempo en comprender los deliciosos vericuetos de su razonamiento infantil. Por fin lo comprendimos: “¿A dónde vamos? – A Guadalajara, que en su cabecita se descomponía así: Agua da la Jara. Pues si agua da: fuente será; “La Fuente de la Jara” ¡Precioso!

    Pero omisiones, sustituciones, anticipaciones y la amplia lista de alteraciones del lenguaje se da en todas partes. En Tabanera de Valdavia, el pueblo vecino al de mis padres en Palencia, han rebautizado un perenne manantial, antiguamente conocido precisamente por su esta característica, “Perennal” por el más vulgar del pozo “Del tío Pernal”. Será más popular, pero yo me quedo con el antiguo.

    Los niños son una fuente inagotable de equivocaciones simpatiquísimas. Desde mi alumno Juanmi que, con un minivocabulario de apenas unas pocas palabras, llamaba “Puta” a su profesora “Pepita” (¿A quién me recuerda esto?) a mi sobrina Estela que nos cantó la canción de la guardería del “Arca de Noé” añadiendo por su cuenta peligrosas serpientes venenosas en el arca: donde se cantaba “La picola (del italiano pequeña) serpiente” ella interpretaba “La pica la serpiente” con lo que el arca se vuelve un lugar mucho más amenazador y fascinante. También mis otros sobrinos han pasado buenos ratos corrigiéndose uno al otro al contar donde habían estado de compras:
    – ¡Que no hemos estado en el Cadefú, hemos estado en el Cadefú, que es que no lo sabes decir…! O las desquiciantes explicaciones para hacerles entender que ir “al campo” no consiste en entrar en unos grandes almacenes…

    A los que hemos trabajado en logopedia ya no nos llama la atención que pensemos con el celebro (¿es una fiesta?), Nebrija sea “Una bruja”, su amiga se llame “Manesa” o haya un “pedo” que nos quiera morder…

    Para los pobrecitos desgraciados que oímos mal nos quedan meteduras de pata descomunales. Recuerdo haber echado una bronca tremenda a un alumno porque en una tutoría y en pleno tratamiento de un tema importante me dijo (eso interpreté): – “Esta tontería no me gusta”. Después de un rato, tuve que disculparme cuando me explicaron que había dicho “tutoría” en vez de “tontería”… De este tipo ocurren tantas que aburriría describirlas. Conformaos con que os diga que pago siempre por exceso (billetes) porque no entiendo casi nunca el precio en los bares.

    Y para terminar: las equivocaciones “a propósito” con algún fin pedagógico o pretendidamente educativo. Os pondré un ejemplo prototípico protagonizado por mi madre: Cuando mi hermano Javi, tras varios años de esfuerzos compatibilizando familia, trabajo y estudios; logró sacar la licenciatura en derecho, mi madre (en su noble afán de que nos creyéramos superiores a nadie) lanzó un exabrupto demoledor: “Ya eres abobao”: ¡Mamá, ahí te pasaste!

    • Querido Jesús Marcial:
      ¿Por qué has dudado en incorporar ese magnífico texto?
      Lo tiene todo: es pertinente, divertido, claro y oportuno.
      Gracias por compartirlo.
      A mí no se me ha hecho largo, desde luego.
      Imagino la sonrisa benévola y resignada de tu bendita abuela Perpetua…
      Un gran abrazo.
      Feliz Navidad.
      MAS

  20. Hola. Me llamo Laura y tengo 6 años. Cuando me aburro de jugar, me encanta dibujar e inventarme y escribir cuentos. Luego se los leo por teléfono a mis abuelas, a mis tías, …Luego se lo leo a mi padrino y se lo regalo. Me dice si se lo quiero leer a mucha gente en muchos lugares, niños y niñas y mayores, aunque los mayores sois un poquito raros, … Mi padrino me va a poner los puntos, que yo no sé, y corregir las faltas, aunque él dice que comete muchas también. Espero que os guste. Se titula “La camiseta de colores perdida”.

    Érase una niña que le gustaba mucho una camiseta que tenía un arco iris y no podía dejar de ponérsela. Pero un día su papá le dijo que iban a un parque pero que llevara la camiseta en la mano, pero se le fue volando por los aires. La camiseta atravesó muchos países.

    Pasó mucho tiempo y la niña seguía sin su camiseta de colores.

    Pasó el tiempo y la niña se iba a ver a sus abuelos en avión, y cuando iba en avión vio a su camiseta y antes de que se fuera le hizo un dibujo para que cuando vea a su abuela que hace ropa se la hiciera. Y cuando la vio le dijo que por favor se la hiciera. La a vuela le dijo que sí.

    Pasó mucho tiempo y la niña ya se iba y la abuela aún no había acabado de hacer la camiseta. Y la abuela le dijo que le enviaría la camiseta.

    Pasó el tiempo y la niña oyó el timbre. Su madre abrió la puerta y el cartero entregaba un paquete. Era de su abuela y dentro de él había un montón de camisetas y también la que le pedía.

    Y de pronto por la ventana vino la camiseta de colores.

    Fin de la historia.

    • Querida Laura:
      Eres la comentarista más pequeña de este blog .Qué alegría me has dado.
      Me ha encantado tu historia titulada “La camiseta de colores perdida”.
      Y me gusta lo que me dices sobre tu afición a la escritura. Me parece una preciosa afición. Porque a ti te permite expresarte y porque otras personas podemos conocer tus relatos.
      Tienes que seguir disfrutando a través de la escritura,
      Me gustaría que nos mandes a los lectores y lectoras de este blog otras historias inventadas por ti.
      Muchas felicidades,Laura,por esa cualidad tan hermosa que tienes y que puedes seguir cultivando.
      Muchos besos,
      Feliz Nochebuena.
      Miguel Angel Santos

    • Querida Laura:
      Me ha encantado tu historia. Está llena d imaginación y de colores. Y me gusta, sobre todo, tu deseo de contar historias y de escribirlas. Es una afición preciosa que te satisface a ti y que nos hace felices a todos tus lectores y lectoras.
      Gracias por haber dejado aquí este precioso regalo.
      Me siento muy feliz por ello.
      Muchos besos.
      MAS

  21. (Un ejemplo de lo que piensan, de lo que saben nuestros niños y niñas. Ya no vale lo de que cuando hablan los mayores, los niños se callan. Ya no vale lo de que los niños son espacios vacíos a rellenar de conocimientos valiosos para el adulto, el único poseedor. Problema. Debemos aprender sus lenguajes si queremos entenderles, lo que hacen y lo que dicen.)

    ¡La llevo clara! ¡Tú no te jubilas ni muerto!

    Esto solo es un gracias y un homenaje para ti, por lo que me enseñas y me haces disfrutar.

    ¿Cómo te defraudaría?
    Pesa ¿eh?
    Él sabe que me quieres.
    Manos educadoras.
    Contra la pobreza infantil.
    El desafío de la complejidad.

    Permitidme la osadía.
    Mira, un catedrático de universidad.
    Papá, baja del árbol.

    Déjame que te cuente.
    ¿Para qué saber tanto?
    ¿Tenéis algo que decir?
    ¿Indignaos!

    • Querido José Antonio:
      ¿Cómo te voy dejar largarte de esta plaza donde nos encontramos quienes queremos hablar de educación?
      Ya ves que pocos lectores hacen referencia a textos publicados con anterioridad.
      Muchas gracias por la amabilidad de leerme y de hacer comentarios enriquecedores cada semana.
      Feliz Nochebuena.
      MAS

  22. Querido Miguel Ángel.
    Es sorprendente y gratificante comprobar día a día tu constancia y generosidad en las respuestas a todos y cada uno de los participantes de este blog.
    Siempre una respuesta acertada y oportuna. Siempre resaltando lo positivo de cada cual.
    No has cambiado (acaso mejorado) desde hace 45 años en que te conocí de profesor de filosofía.

    Gracias.

    • Querido Jesús:
      Lo sorprendente y gratificante es tener lentores y lectoras que, desde hace más de doce años se asoman cada sábado a esta ventanaje El Adarve.
      Suelo decir que hace más el lector por el autor que a la inversa. Es así. Porque si nadie leyera, probablemente se dejaría de escribir.
      Cuántos hermosos recuerdos de aquellas clases de filosofía. Tú no tendrías conocimientos de mis peleas con la policía. Me llaman para decirme que mi tarea era que aprendieseis el libro. Y yo le decía que mi tarea era ayudaros a criticar el libro. Recuerdo por ejemplo su disconformidad porque yo hubiera criticado los sindicatos verticales. Él me decía: pero, ¿qué dice el libro?
      Cuántas historias.
      Un abrazo y mil gracias por tus generosas y hermosas palabras.
      Felices Navidades. Feliz Año Nuevo.
      MAS

  23. Interesantes aportaciones que enriquecen el texto de partida. Me sorprende que no haya más ejemplos del tipo de presenta MAS en el artículo.
    Yo voy a incorporar una que me llamó mucho la atención. Alguien hablaba de DESPRENDIMIENTO DE RUTINA. El error es a veces fruto de la ignorancia y otras de la casualidad.
    Me han llamado mucho la atención dos anécdotas:
    La de los gases del oficio que da título al artículo.
    La de la micción cumplida.
    Fantásticas.
    Saludos y hasta el artículo de mañana, sábado.
    ¿Qué será, será?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.