Cumplimiento

7 Nov

Uno de los profesores que más me ha influido, siendo yo alumno de la Universidad Complutense, fue el catedrático de Didáctica y Organización Escolar Miguel Fernández Pérez. Él repetía, con la sorna que el asunto requiere, que quienes alardean del mero cumplimiento de las obligaciones docentes, lo que en realidad sostienen es el siguiente lema: yo cumplo y miento.

¿Cuál es la solución? No los incrementos económicos o los descuentos por tarea bien o mal realizada. Este sería un aliciente para los más avaros, no para los más necesitados. Un sistema lleno de trampas. Me preocupa la concepción de escuela que subyace a esas propuestas que hoy están circulando por el sistema educativo como un reguero de pólvora.

Comparto su diagnóstico. Me estoy refiriendo a esos profesionales que aman la ley del mínimo esfuerzo, que miran el reloj con un alarde de precisión para entrar y para salir, que se limitan a cumplir lo establecido, más en letra que en espíritu. Se saben de memoria la ley. Y tratan de no quebrantarla. Ni un poco más, ni un poco menos. Lo estrictamente ordenado. Un cumplimiento sin alma.

No llegan nunca tarde, pero nunca prolongan ni en un segundo el trabajo reglamentado. Si un padre se acerca al Colegio sin haber pedido cita, aunque pueda atenderlo, le dirá que vuelva otro día ya que ha terminado la jornada laboral. Si un alumno formula una cuestión o plantea un problema después de tocar el timbre, prefiere aplazar la contestación al día siguiente. Si se plantea una reunión fuera del horario escolar, alegará cualquier tipo de quehaceres y obligaciones para no asistir.

– Para esto me pagan y esto hago.

Unos dicen que para lo que les pagan bastante hacen y otros que para lo que hacen bastante les pagan. Círculo perverso que hay que romper.

Los devotos del cumplimiento (instalados en la “tristeza cómoda de la mediocridad”) Imparten sus clases, examinan a sus alumnos y manejan el componente de atribución explicando el fracaso de los aprendices por causas que nunca les atañen directamente: los alumnos son torpes, son vagos, están desmotivados, no tienen técnicas de estudio, no están preparados, tienen problemas, están absorbidos por las redes sociales, viven en el seno de familias desaprensivas, están distraídos …

Los argumentos en que basan este planteamiento tan estricto es que nadie te va a pagar el trabajo extra que realices y nadie te va a agradecer el esfuerzo suplementario. También argumentan que no es bueno acostumbrar a superiores y a los súbditos a esa generosidad gratuita. Porque luego se convierte en una obligación.

– Si luego no lo haces, te lo echan en cara, dicen.

Piensan que hacer más de la cuenta se convierte en una trampa, porque luego no encuentras el límite preciso. Como si la costumbre de hacer regalos te convirtiese en un imbécil. “Era tan tonto, tan tonto, que parecía bueno”, lleva por título una obra de teatro que está en las tablas en estos días.

¿Por qué hablar de pasión, de compromiso, de entusiasmo, de generosidad, de alegría en el trabajo? Se trata de conceptos engañosos cuando se pretende cumplir con las obligaciones profesionales.

Tomarse las cosas muy a pecho, llevar trabajo para casa, convertir en preocupaciones lo que han de ser meras ocupaciones, son estrategias equivocadas que acaban llevando al profesional a tener una vida cargada de ansiedad y de estrés.

– Las cosas hay que tomarlas con calma, porque nadie te va a dar un premio por vivir ajetreado.

Esa postura se convierte en críticas irónicas respecto a aquellos profesionales que se dejan el pellejo por hacer que las cosas funciones en la institución. Y dedican dardos afilados a quien tiene otra forma de comportamiento:

– ¿Vas a heredar la escuela?, ¿te van a poner tu nombre a una calle?. ¿te van a hacer un monumento a la entrada?, ¿te van a dar la tiza de otro?…

No les gustan quienes se entregan en cuerpo y alma. Porque les dejan en evidencia. Y les achacan ambición y deseos de sobresalir. Como no ven explicaciones razonables para el esfuerzo de sus colegas, les atribuyen intenciones torcidas:

– Quiere sobresalir, quiere adular a sus jefes, quiere que le llamen para concederle un cargo…

Si la edad de la persona apasionada es corta, el amante del cumplimiento (del cumplo y miento) dirá que ese joven está muy verde, que no se ha enterado y que ya le irá abriendo los ojos la dura realidad. Si la edad es elevada, el adocenado dirá que es tan tonto como cuando era joven y qué parece mentira que, con los años que tiene, no haya aprendido a ejercer la profesión de manera inteligente.

Explica a quien quiera oírle que no hay que regalar horas a la Administración. Si quieren más horas, que las paguen. No piensa que son horas para los niños y las niñas, casi siempre para lo más necesitados de ayuda.

Los amantes del mero cumplimiento son calculadores de extraordinaria precisión. Saben las horas y minutos exactos de su dedicación, conocen al dedillo todos sus compromisos profesionales. Y los cumplen con precisión matemática, pero sin alma.

Donde creo que estos personajes son más cicateros es en la entrega de entusiasmo, de ilusión, de pasión, de afectos. Eso no está prescrito. Eso no tiene contador. Estoy describiendo a los profesores mercenarios, es decir, aquellos que ponen en una balanza las horas estrictas de dedicación y esperan que aparezca en la otra el sueldo correspondiente al final de mes. Horas por dinero, eso es todo.

Puede ser que estos docentes hayan comenzado así su trayectoria. Quizás se encontraron en la profesión por azar o por necesidad, no por decisión elaborada y querida. También puede ser que hayan comenzado de manera entusiasta y apasionada pero que la realidad les haya derribado de manera brusca o paulatina. Contextos adversos, directores tóxicos, dificultades imprevistas, fracasos dolorosos, rutinas desmotivadoras, leyes perversas, burocracia estúpida… Y, al final, el desaliento, el adocenamiento, el mercenariado.

No creo que sean muy felices. O eso supongo. Porque esa forma de vivir la profesión no es gratificante. Es una forma de ganarse la vida, no una forma de ganar la vida de los otros. Es casi imposible que esa actitud que rehúye el esfuerzo, que mata el sentimiento, que destruye la ilusión sea una fuente de alegría. Es triste, no se puede negar. Porque esa actitud cicatera no lleva al abandono de la profesión sino qye obliga a arrastrarla penosamente. Es como matar la alegría a fuerza de pasividad, destruir la ilusión a golpes de pereza, acabar con el optimismo a base de tedio. El problema es que esta profesión no se puede ejercer dignamente sin pasión, sin ese estado enardecido del ánimo que nos hace sentir y disfrutar.

Que nadie piense que estoy describiendo en estas líneas al docente común. (Estimado José Antonio, el diplodocus está muy despierto, como tú mismo reconoces en tantas experiencias de las que hablas en tu tu libro). Estoy hablando (así lo creo) de casos excepcionales. Y lo hago no para desprestigiar al gremio sino para tratar de dignificarlo. Porque esos profesionales no solo se hacen daño a si mismos y a los alumnos y alumnas, se lo hace a la profesión.

¿Cuál es la solución? No los incrementos económicos o los descuentos por tarea bien o mal realizada. Este sería un aliciente para los más avaros, no para los más necesitados. Un sistema lleno de trampas. Me preocupa la concepción de escuela que subyace a esas propuestas que hoy están circulando por el sistema educativo como un reguero de pólvora. La solución está en la buena selección, en la buena formación, en la dignificación de la profesión, en la mejora de las condiciones y (para quienes ya están) en el trabajo en equipo, en el compromiso de toda la comunidad (familias, profesorado, alumnado, directivos, sociedad…) y en una evaluación conducente a la mejora y no a la entrega de premios y castigos.

27 respuestas a «Cumplimiento»

    • Sí, mi querido amigo.
      Las condiciones de los docentes son fundamentales. Aquella vieja expresión de “pasa más hambre que un maestro de escuela” era una terrible realidad y una enorme injusticia. Hay que tener buenas condiciones. Pero tú habrás observado que, CON LAS MISMAS CONDICIONES (económicas, institucionales, académicas, de algunos…) hay profesores apasionados y profesores adocenados. Es cuestión de condiciones, pero no SOLO. Es más cuestión de voluntad y de actitud. Y estoy contigo: hay que exigir buenas (excelentes) condiciones.
      Un abrazo.
      MAS

  1. La realidad de la educación son los profesores que se presentan al puesto de trabajo a ganar su buen sueldo (para lo que hay hoy en día se considera muy buen sueldo) y se dedican a protestar por todo y a repartir culpas, ¿los niños? ¿Esos quiénes son? Aquí lo único que importa es uno mismo y cuánto dinero hay en la cuenta a fin de mes, y si hay que pisotear a alguien por el camino, pues adelante.

    PD: personas sin educación y sin valores no deberían educar. Y no me vale que me digan que es que aprobaron unas oposiciones. Eso no da vía libre a hacer lo que te dé la gana durante 20 o 40 años sin que nadie te pueda toser, aunque desgraciadamente es la realidad.

  2. Querido Miguel Ángel.

    Ya veo que has tratado de tocar un tema de candente actualidad aparentemente de forma indirecta, camuflada, superficial,… Ni siquiera el título de la entrada lo sugiere. Pero cuando leo la conclusión observo como de forma tangencial has tratado ese tema que ha sacado José Antonio (supongo que Marina).

    Efectivamente, a lo largo de la semana, las redes sociales han echado humo comentando el tema de pagar una parte de la retribución del profesorado en función de la evaluación del centro. Al profesorado le ha escocido, por muchas circunstancias que no voy a relatar (ahora dejaré algunos enlaces donde se pueden leerlas). La sociedad en general, supongo, la habrán visto con buenos ojos, porque una medida populista de este tipo, a priori, puede parecer interesante cuando no le afecta a uno. Esta medida es tan injusta como decir que todos los políticos son iguales y que deberían cobrar en función de la evaluación que realizaran los ciudadanos ¡Pobrecillos, pasarían hambre…! O decir que los médicos cobren menos cuando muera un paciente, o que el barrendero cobre en función de la basura que recoja, o que los sacerdotes cobren en fun ción de los fieles que asistan a misa, o que el filósofo cobre en función del número de ideas inteligentes que tenga,… Claro, hay trabajos donde no todo se puede medir porque los parametros de medida son distintos según los casos. Cuando la educación se une al mercantilismo me parece que no vamos por el buen camino.

    Dicho esto, desgraciadamente, a final de mes cobra lo mismo el cicatero, el del cumpli miento que el “tonto” que va a heredar la escuela. Tú has dado algunas soluciones…

    Un abrazo.

    https://joseferjuan.wordpress.com/2015/11/04/en-respuesta-a-jose-antonio-marina-y-su-propuesta-de-evaluacion-a-los-profesores/

    http://www.xarxatic.com/empezar-la-casa-por-el-tejado-by-jose-antonio-marina/

    http://www.granadablogs.com/juezcalatayud/2015/11/es-un-error-proponer-que-una-parte-del-sueldo-de-los-maestros-dependa-de-las-notas-que-saquen-los-alumnos/

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  4. Excelente texto que da para reflexionar y para cuestionarse lo que sucede con los profesionales de la enseñanza que arrastran la profesión.
    Es triste para ellos y para los alumnos.
    El problema es cómo salir de esa situación.
    No es fácil motivar a un señor de 40 años que no quiere ser motivado.
    Hay problemas que están en la base: por qué han elegido algunos la tarea. Otro es el de la formación (abiertamente insuficiente). Y está también el problema de las condiciones, que no son las mejores.
    Pero mucho está en la decisión y la actitud de cada uno.

  5. Amigo Miguel Ángel, menudo repaso que has dado a los tales profesores, que los hay, pero como también indicas son, por suerte, los menos.
    Los que actúan asi, como mercenarios de la educación, no puede ser gente feliz en su quehacer diario. A mi modo de ver es muy complicado en la educación ceñirse solo al horario impuesto por normativa: Hay reuniones, salidas extra escolares, preparación de clases, correcciones que de por sí exigen no mirar el reloj.
    El que se dedica a la educación debe mantener siempre un espíritu juvenil aunque el carnet marque los sesenta. Saludos

  6. Excelente texto profesor. En mi corta trayectoria como docente (sólo llevo 8 años en la profesión) siempre he sostenido que el estado de ánimo es fundamental para una buena praxis. Hay días que me invade el desánimo, por los acontecimientos que usted ha descrito tan bien. Pero hay días en los que disfruto enormemente con mis clases. Tengo una máxima cuando voy a trabajar: “voy a dar clase y quiero divertirme con mis alumnos”, lo tengo comprobado, si yo me divierto, ellos disfrutan.

    Muchas gracias por sus reflexiones. A todos nos ayudan. Un abrazo a todos.

  7. Miguel Ángel.

    He realizado esta mañana un comentario y lo he visto publicado detrás del de Rufino. No sé por qué ha desaparecido. Quizás esté bloqueado. Mirálo si tú puedes.

  8. Estimado Miguel,

    Excelente descripción de una eterna lucha en los centros educativos, entre lo instituido y lo instituyente, entre quedarse en la zona de confort y aventurarse en la zona de aprendizaje.
    El trabajo del director es fundamental como gestor de la educación que debe transformar la vida de nuestros niños y jóvenes, pero es una tarea que debe hacer junto a sus docentes y a todo el personal y, muchas veces, el sueño de una nueva escuela que enfrente los desafíos del siglo XXI se ve obstaculizada por docentes como los que describes.
    Hace poco más de un mes visitó la Argentina el Prof. Miquel Martinez, de la Universidad de Barcelona, brindando una charla para directivos en la ciudad de Rosario. En la misma hizo referencia a varios aspectos que tienen relación con el tema: el primero es que en la actualidad no es suficiente la vocación, pero tampoco lo es la formación, vistos así como unidades separadas. Que una sin la otra no hacen a la docencia. En este sentido, Martínez recalcó otros dos problemas relacionados: el de los maestros que creen que la escuela se inventó para darle trabajo a él y que el profesorado se inventó para que él dé una clase sobre el tema en el que él se especializó.
    Excelente tema y muy actual que tiene que ver con la posibilidad que brinde la escuela para crear conocimiento, y pensar en la escuela como una institución social. En este sentido, la tarea del docente excede la de impartir clases, quien así no lo entienda definitivamente debería cambiar de oficio.

  9. Hola miguel Angel.
    Bonito y difícil tema. Tenía mi comentario escrito y se me fue,algo debí pulsar. En este momento no tengo humor de volver a empezar, yo improviso.
    A ver en qué queta todo eso del nuevo Libro Blanco de JA Marina y el PP.
    Me da no sé qué no poder compartir el texto que tenía.
    Igual a lo largo de la semana. Hasta luego.

  10. Con el máximo respeto, señor Santos, a veces al leerlo pienso que debería firmar los artículos con su apellido en singular, pues algunos planteamientos se acercan a posiciones hagiográficas, como de apuestas por un paraíso soñado (o perdido) en un medio agreste y hostilizado, que es más que hostil pues implica autorías. El deber ser casi que tiene la partida perdida ante una actualidad que es mucho más que potencia. La sociedad es la que es, pervertirla es difícil, de lo pervertida que está. Tiene usted razón que el mercenariado manda, pero, ¿se puede trocar en mercedariado? Sinceramente, lo dudo. Su propuesta es un agón entre el Derecho natural y el Derecho positivo, en el sentido de que cosas que no están escritas en los textos legales puedan ser realizadas si tienen como teleología el bien. Eso es plausible, pero también tiene su parte negativa, ya que, desde mi punto de vista, puede provocar diferencias internas, afectar a la organización escolar y un largo etcétera, divino y pagano. Veo a la escuela como un trasunto de la sociedad y no a la inversa. Qué curioso es que la sociedad hace la escuela y ésta es la que tiene la misión de impedir la reproducción social, parece una labor de alquimistas. Lo que usted propone está más cerca de la alquimia que de la química. Sin embargo, no dejo de reconocer que la utopía es un motor de cambio. Pero pensemos que un maestro tiene hipoteca, letras de coche, hijos en la Universidad, acreedores varios y una vida que, cuando avanza, va dejando la osamenta cansada, la insuficiencia venosa haciendo sus pinitos, la vista cada vez más en lontananza y otras cruzadas corporales. Ante este panorama, el desaliento, como comprenderá, es fácil. Usted dice “destruir la ilusión a golpe de pereza”, yo digo que a golpe de vivir. El esfuerzo de remozamiento es ingente, señor Santos Guerra, y no sabemos qué efectos secundarios producen los elixires, pues vienen sin prospecto, aunque sí con venta de un locus amoenus, que siempre seduce. Pero, vuelvo a decir, la realidad es la que es. La vida ayuda a dejarse la utopía aparcada cuando avanza aquélla. Hacerse viejo no tiene marcha atrás, y si miras por el retrovisor ves a otro que no fue el verdadero, ya que el presente senecto disipa la claridad pretérita. Cosas… Creo que la escuela tiene un problema con el calendario vital del docente. Si como decía aquel, la juventud es el único error que se corrige con los años, yo añado que la viejenda no tiene enmienda. Quizá usted ha conseguido ser joven contra la edad. Pero la mayoría iguala edad y pasión. Pasionaria se murió nonagenaria (qué pareado), pero eso no es lo habitual. Comprendo que haya gente que no quiera darle a Leviatán más de aquello por lo que cobra. ¿Cómo vas a ser bueno con quien trabaja el silencio administrativo? Vivir es desertar por turnos, aunque nos dejemos el resuello en lo contrario, mas hay impoderables que se imponen.
    Yo estudio Magisterio no hace mucho tiempo, y alguna clase le escuché en el salón de actos, de esas clases eméritas cuentagotadas. Recuerdo su recurrente de que hemos vivido demasiado tiempo en el reino de lo cognitivo y no en el afectivo, y también creo que en parte es la causa de este artículo esto último. Maestros que enseñan y maestros que coaprenden. Y esto divide al sector en bifurcaciones insondables. Mercenarios y Mercedarios en los mismos corredores y patios…y aulas. O sea, la diversidad de la vida. Por eso hay de todo, Señor Santos Guerra. Han ganado, creo yo, los primeros. Tanto en la escuela como en la universidad. Al final, los testimonios materiales son prueba de tesis de lo que digo. A saber: el exceso de “deberes” a los escolares, y el exceso de “campus virtual” a los universitarios, alejan los afectos y robotizan. Luego, la atribución que se busca es la que se ha creado. El niño y universitario con tiempo trabajador y sin tiempo creador. El exceso de burocracia escolar o el exceso de endogamia universitaria no son quitamiedos, sino quitaganas. Creo que nunca ejerceré el Magisterio, también tengo mis años, pero tendré en cuenta su utopía contra la oxidación, por si me hiciera falta. Un saludo.

  11. Qué buena descripción.
    No sé si son pocos los amantes del cumplimiento.
    Ojalá no sean muchos.
    Por el bien de la escuela y de los niños.
    Saludos.

  12. Importante tema el de la dedicación de los profesores.
    No es fácil. Por una parte, no ha de ser igual ser un buen o un mal profesor pero, por otra, no es fácil conseguir que todos actúen de forma perfecta.
    No digo que no haya que hacer nada, lo que digo es que hay que pensar muy bien si lo que se hace para conseguirlo es eficaz y a qué plazo,
    Digo esto por las ideas que estoy viendo aparecer sobre la evaluación para mejorar o empeorar los sueldos.
    No creo que ese sea el camino. Porque, como dice el artículo, los m´zas avaros serán los más estimulados por las medidas. Pero solo para conseguir dinero, no para ser distintos y mejores. Hay muchas formas de engañar.

  13. 1.- ¡Qué bonita está la Torre de Hércules de noche toda iluminada, y a la vez lanzando luz a los cuatro vientos! Recomiendo que el que se pase por A Coruña no se pierda esa visión y la paz que transmite.
    2.- Lástima que esa luz no llegue al Ministerio de Educación, y sí una voz que dice:Tú ,JA, eres el elegido y sobre ti construiré una nueva escuela EFICAZ Y DE EXCELECIA.

  14. 3.- Debió ser Jorge Valdano el que dijo que el futbol era un estado de ánimo; yo creo que la gran mayoría de las profesiones, e incluso las personas lo son; y más la relación persona-situación-profesión.
    4.- Grandes futbolistas hacen un borrón de partido, o de momento. Los malos ya lo hacen siempre.
    5.- Una de tus soluciones, MA, es la selección del profesorado.¿Cómo? ¿Quién?
    6.- Buena formación. Quienes se van a pelear(dialécticamente)para decidir qué es un buen profesor, qúe conocimientos ha de tener,Cómo ha de trabajar en el colegio.
    7.- ¿Quién y cómo se seleccionan a los formadores de los profesores?
    8.- Imaginemonos que viene un iluminado y crea toda una serie de tareas, leyes, objetivos; vamos, que responde a todas las preguntas que acabo de ir haciendo. ¿nos olvidamos que luego aún está la política, los presupuestos para llevar a cabo tal plan. Aquí tropezamos con las decisiones, presiones, resistencias y contraresistencias para que la escuela sea justa con todos, para mejorar la sociedad; COMPROMISO DE TODA LA SOCIEDAD; ésta tiene demasiados problemas como para no darse cuenta que TODO CAMBIA PARA QUE TODO SIGA IGUAL.
    9.- ¿Se puede entender el mundo sin competitividad? Se dice que no hay riña, diálogo, amor si uno no quiere. Pero creo que te ves metido en este fregado animal desde que tienes un hermano o vas a la guardería. Menos al rey que es de sangre azul, los demás tenemos que disputar con todo lo que tenemos a nuestro alcance, por un trabajo, un ascenso, un premio. Decimos que en el deporte, como en la vida, hay que haber aprendido a ganar y a perder, AMBAS COSAS DIFÍCILES. ¿Qué son unas oposiciones? ¿Cómo se llega a ser catedrático? Liga,equipos, uno gana y TODOS LOS DEMÁS FRACASAN. Bueno , no todos,cada uno tenía marcados sus objetivos. Por consiguiente
    10.- ¿Cuál es el fin de la escuela? ¿ Cuál el de los profesores? ¿Qué pide la sociedad? ¿QUÉ PIDEN LAS EMPRESAS EMPLEADORAS? Cambio,transformación, críticos, ciudadanos,… ¿En dónde está formada la mesa de diálogo con todos los participantes? En Cataluña,en el mar, en los paraísos…
    11.- Votamos cada cuatro años. Nos llenan de MENTIRAS. lUEGO HACEN LO QUE LES DA LA GANA. Y ESTO VA POR EL PODER EN GENERAL. Los profesores también tienes su poder, y como estás puteados, sus gritos se oyen cuatro aulas más allá de la suya. Al día siguiente están en el tajo de igual manera, aunque ellos no son los culpables de eso.
    12.- Es un trabajo difícil. Las circunstancias actuales son complejas. SOMOS UN ESTADO DE ANIMO, Y SI FUERA ESTÁ LA COSA MAL,DE DENTRO DE NOSOTROS TIENE QUE SURGIR ESA FUERZA CONTAGIOSA, BUSCAR APOYO EN EL COMPAÑERO QUE TENGA EL MAPA Y SALVAR LAS OLAS Y SUBIR MONTAÑAS RECORDANDO A NUESTRO MEJOR MAESTRO PARA SEGUIRLO, O AL PEOR, PARA NO REPETIR ERRORES DE PASADO. EL FUTURO ESTA EN NUESTRAS MANOS SI SOMOS VALIENTES: LOS NIÑOS Y NIÑAS.(seguro que nos lo agradecerán hoy o dentro de 15 años)
    13.- Nunca el que tiene dio nada por propia iniciativa.Todos los derechos fueron peleados y tachados de utópicos.

  15. Me ha hecho pensar.
    Hay muchas formas de afrontar la profesión. Unas más profundas, otra más superficiales. Unas más sinceras, otras más hipócritas.
    Yo creo que la que se describe en el artículo es muy negativa. Impide que disfrute quien la adopta y priva a los alumnos y alumnas de las mejores ventajas que encierra.
    Conviene desenmascaras a estos profesionales que solo tratan de mantener la apariencia.

  16. Creo que hay muchas formas de vivir la profesión docente. Con todo igual, hay que disfruta y hay quien padece.
    Lo que veo difícil es que mejore la práctica con procesos de evaluación que aumenten o disminuyan el sueldo.
    Eso llevaría a una carrera por ganar dinero. La profesión quedaría en un segundo plano.
    La gran pregunta sería: ¿qué hay que hacer para que te suban el sueldo? Lo demás importaría poco.

  17. Querido José Antonio.
    Tos preguntas son todo un programa. Me gustaría opinar sobre cada una de ellas. Abrir debates sobre contenidos y formas.
    Elijo una para estos minutos de los que dispongo: selección del profesorado.
    Hay ya muchas formas de mejorar la selección. Pondré un ejemplo.

    En Cuba, si uno quiere ser químico se va a la Facultad de Químicas, pero si lo que quiere ser es profesor de química, tiene que matricularse en el Instituto Pedagógico de Química (así sucede con cada materia). Es decir, que se sabe desde el comienzo que alguien quiere ser profesor. Nadie llega de rebote, es segunda o tercera o no sé qué opción.
    Y lo más importante: si para entrar en la Facultad hacen falta 90 puntos sobre 100, para entrar en el Instituto hacen falta 98 sobre 100. Es decir, los mejores, a la enseñanza.

    Tenemos dos variantes respecto a lo que hacemos aquí:

    A. Que vaya a la enseñanza quien quiere ser profesor/a y no quien no encuentra otra cosa.
    B. Que vayan los mejores.

    Además tienen en cuenta no solo lo que se sabe, ni lo que se hace sino lo que se es.

    Y en la formación hay más del 50 por ciento de prácticas. La formación es más larga que en la Facultad. El último año de la formación consiste en ser REALMENTE profesor de química con un tour de la Facultad y otro del centro donde imparte clase el futuro profesor.

    Y así sucesivamente.

    Un abrazo.
    MAS

  18. La ley siempre por detrás de la ralidad.
    Acabo de encender el ordenador y me encuentro con tus palabra; siempre es una alegría y una esseñanza para mí, y lo que me acurrió entre ayer y hoy, ahora por la mañana, me viene como contestación a ti y a tus lectores.
    He ido a un centro concertado y he pedido ver al que se encarga de contratar al personal. Me recibe el director muy amablemente y estuvimos charlando más de hora y media.Mi petición era que me dejara aprender en su colegio, prácticas, mi lugar de trabajo es un aula, mejor dicho, todo lo del centro, es comprobar para mí y para los que me ven, profesores y alumnos, si soy capaz de poner en prática mi discurso teórico; es una forma de estar en el mercado, es mi academia; es todo mi futuro. Para el director no hay problema. ¿Cuál es la cuestión? Yo estoy en el paro, me busco mi propio curso de formación,pero necesito nota o certificado que fulanito está en ese centro en calidad de prácticas, de prueba, abriendo posibilidades de dejar de percibir dinero por parado y contribuir a cotizar.¿ Qué cursos le ofrece a un licienciado el INEM? Nada. No olvidemos que tengo 52 tacos; no estoy en las programaciones del ordenador: Me busco la vida con ventajas para los tres, voy de cara con los tres para ver si soy o no soy quien pienso y la ley me dice que no puedo.¿Alguien conoce cómo puedo hacerlo? La amable persona que me atendió me remitió a un orientador, que me llegará por carta una cita. Me temo que la respuesta va a ser la misma.¿Cómo consigen tener los equipos profesionales jugadores en prueba para conocerlos in situ?
    Ayer me acosté muy animado escuhando el sonido de patio y, ya me lo temía, la administración me niega algo muy lógico para que una, persona con mis características, tenga posibilidades de hacer aquello para lo que el estado ha invertido un dinero, y yo muchas ilusiones.(Aparento menos edad que la que marca mi DNI).
    Esperaré respuesta del orientador laboral y luego a ver qué pasa.
    Un saluso animoso, que la vida son dos días y lo que se consigue con mucho esfuerzo, la satisfacción del logro es mayor.
    Os sigo. Chao.

  19. Hay que cuidar al profesorado:
    -la selección
    – la formación
    – la organización
    – la colaboración
    – el reconocimiento
    – la remuneración
    – la ayuda
    No podemos tener un buen sistema educativo cuando dejamos tirados a los profesores en todas estas cuestiones.
    Saludos.

  20. Seguimos.
    Buscando solución a mi situación laboral he dado un recorrido por espacios y edificios muy pisados por mí:Escuela de magisterio y en el campus de Elviña, La facultad de Ciencias de la Educación. Soy un dinosaurio. El tiempo pasa en un plisplás.Nada es lo que era.
    Magisterio es ahora la Universidad Senior. El edificio donde cursé Psicopedagogía, que lo estrenó mi promoción, esta viejo, Cambiado, me sentí raro.
    A lo que voy.Resulta que los que tenemos medio siglo no existimos. En el INEM, ya no se llama así pero se sigue haciendo lo mismo, cero. Mi papelito pone Xunta de Galicia. Consellería de TRABALLO e BENESTAR. Solución cero; apúntate a una empresa de trabajo temporal.
    Voy a la Universidad.Nombres,SAPE,FUAC,FEUGA.
    Del colegio al SAPE. Del SAPE al FUAC. Allí buscaba Prácticas Estracurriculares para Titulados. Mis alumnas del prácticum de magisterio estaban trabajando allí. Yo no existo. Yo soy un MAESTRO. Especie extinguida. Ahora los niños y niñas dicen:mira papá, esa que va por allí es mi GRADUADA.
    Yo esta situación mía la comparo con lo siguiente. Vamos en un avión,el piloto se muere de un infarto; la azafa pide si hay algún piloto en el avión y un joven dice que él tiene el título, pero que ha pilotado muy poco y no se ve capaz; otro señor dice que no tiene título ninguno pero que sabe pilotar, pues su padre que sí era piloto, le enseñó desde que era un chaval.¿ En manos de quién nos ponemos? La reacción ha de ser rápida, no hay tiempo que perder.
    Si queremos ayudar, si no hay la ley, norma, permiso, llámesele como quiera pero que solucione legalmente una situación REAL COMO YO MISMO. Siempre en todo vamos a lo más normal; pero dónde dejamos lo poco frecuente, enfermedad rara,no se investiga,no compensa ,no somos sus padres. Si queremos ayudar, como en educación, a todo el mundo con los mismos derechos, personalizar, si no hay norma o ley hay que crearla. Unos servicios que están para lo que están no pueden decirte para ti no tengo nada. TU NO EXISTES EN EL MUNDO LABORAL. Para mí es cuestión de un papel, dos o tres nombres y un cuño que represente ser conocedor de una situación. ¿NO PEDIMOS EMPRENDEDORES?

  21. Me ha gustado mucho el artículo. Hace reflexionar sobre una cuestión tan decisiva come el trabajo y la evolución del profesorado en la tarea docente.
    Cuestión capital donde las haya.
    Saludos.

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