Los deshollinadores judíos

17 Ene

Contra el terror, educación. Contra las armas, la palabra. Contra la brutalidad, el pensamiento. Contra el fanatismo, los libros. Contra el miedo, la valentía. Contra el odio, el amor. Contra el fundamentalismo, la duda.

- Dos deshollinadores judíos se caen por una chimenea. Uno sale limpio y el otro sucio. ¿Quién de los dos irá a lavarse?

El fundamentalista piensa que está en posesión de la verdad, de la verdad absoluta. Una verdad por la que se puede morir y matar. No se cuestiona que pueda estar equivocado. No se hace preguntas. No duda. Está convencido de que todos aquellos que piensan de forma diferente están equivocados. Son estúpidos porque son infieles y son infieles porque son estúpidos. Los terribles asesinatos de París nos muestran de forma palmaria esa forma de pensar y de proceder. Dice el escritor Amin Maalouf, de origen libanés, que “ninguna causa es justa cuando se alía con la muerte”

El dogmático no admite la duda porque la considera una amenaza para su dogma. No puede haber resquicios por los que se filtre la interrogación. La verdad es apodíctica, es decir incondicionalmente cierta, necesariamente válida. Es monolítica, no admite puntos de vista.

En  el libro “Cuentos que mi jefe nunca me contó”, de Juan Mateo, he leído al respecto una simpática y significativa historia que quiero compartir con mis lectores.

Un joven acude a un rabino para decirle que desea que le enseñe el Talmud porque todos los judíos que conoce son ricos y él quiere serlo. El rabino le dice que se encuentra en un error porque ser judío es una ideología, una religión y no un modo de hacerse rico. Cuando el joven se despide diciendo que buscará otro maestro judío que le entienda, el rabino le dice que le va a proponer cuatro cuestiones y que, si acierta una de ellas, accederá a enseñarte el Talmud.

El joven asiente entre curioso y esperanzado. Dice el rabino:

–        Dos deshollinadores judíos se caen por una chimenea. Uno sale limpio y el otro sucio. ¿Quién de los dos irá a lavarse?

El joven contesta:

–        Es evidente que el que está sucio.

–        No, responde el rabino. Desde el punto de vista de la realidad irá a lavarse el que está limpio. Porque cuando el sucio mire al que está limpio, pensará: yo también lo estoy. Y cuando el que está limpio mire al que está sucio pensará que él también lo está. Por eso irá a lavarse.

El rabino procede a plantear la segunda cuestión:

– Dos deshollinadores judíos se caen por una chimenea. Uno sale limpio y otro sucio. ¿Quién irá a lavarse?

–           El que está limpio, contesta el joven con aplomo.

–           Pues no, dice el rabino, porque desde el punto de vista de la verdad, el que está limpio ve que está limpio y el que está sucio comprueba que está sucio. Así que irá a lavarse el que está sucio.

–           Atento, dice el rabino, porque solo te quedan dos posibilidades de acertar.

Le plantea la misma cuestión por tercera vez y el chico contesta sin vacilar pensando que esta vez su respuesta será la deseada.

–        Una vez el limpio y otra vez el sucio.

–        No señor, dijo el rabino, desde el punto de vista metafísico es imposible que dos personas que han caído por la misma chimenea, una salga limpia y otra sucia. Queda solo una posibilidad de acierto, dijo el rabino. Fíjate bien.

El rabino le plantea la cuarta y última cuestión.  Y utiliza los mismos términos para hacer la pregunta. El alumno contesta de manera que considera inobjetable:

– Desde el punto de vista de la realidad el limpio, desde el punto de vista de la verdad el sucio y desde el punto de vista metafísico el problema no tiene sentido ya que no pueden salir de la misma chimenea uno limpio y otro sucio.

El rabino contestó:

– Pues no. No tienes razón ya que, desde tu punto de vista, no puede haber dos deshollinadores judíos, ya que todos los judíos son ricos.

Hay muchos puntos de vista sobre la realidad, como nos muestra esta historia. Algunas personas se consideran en posesión de la verdad. Nunca piensan que puede haber en sus posiciones un resquicio de duda. Qué error.

Recuerdo una sentencia del Talmud que cuenta que en un debate controvertido un alumno del maestro emite una opinión bien argumentada sobre la cuestión. El maestro, después de escucharlo atentamente, dijo:

–        Tienes razón.

Inmediatamente pide la palabra otro alumno que, de forma ordenada y clara, expone su opinión sobre el tema expresando la idea opuesta a la de su compañero.

El maestro apostilla:

–        Tú también tienes razón.

Un tercero levanta inmediatamente la mano para decir lo siguiente:

–        ¿Cómo puede ser que quien da una opinión tenga razón y el que da la opinión contraria también la tenga? Eso es imposible.

El maestro se dirige a este último interviniente y, con gran calma, le dice:

–        Tú  también tienes razón.

Pensar que uno tiene toda la razón es echar raíces en el terreno del error. No admitir la duda es un signo inequívoco de fundamentalismo.

En el libro “La librería de los finales felices” se dice (cito de memoria): No discutas con un idiota, porque te llevará a su terreno y te ganará  por experiencia”. El idiota piensa que la razón es propiedad suya. Cree que solo él tiene la verdad. Y por eso no es capaz de abrirse a cualquier otra. Al idiota le parece un sinsentido el título del interesante libro de Sascha Arango “La verdad y otras mentiras”. El idiota confunde pereza de pensamiento con firmes convicciones.

Querer imponer la razón en un serio obstáculo para comprender la realidad. Por el contrario, tener en cuenta otros puntos de vistas, otras perspectivas de la realidad nos enriquece y nos permite comprender.

La verdad es poliédrica. Tiene muchas  aristas, muchas perspectivas, muchos matices.  A la verdad le vienen bien  las expresiones “depende”, “según y cómo”, “desde ese punto de vista”, “en mi opinión”, “según creo”, “me parece”, “quizás”, “podría ser”…

Quienes se aferran a dogmas, no suelen soportar que otros los tengan. Lo decía claramente aquel fanático entusiasta:

–           Me molestan mucho las personas dogmáticas, porque aquí no hay más dogmas que los míos…

Nicolás de Cusa hablaba de la docta ignorancia.  Antes lo habían hecho San Agustín y San Buenaventura. La docta ignorancia es el conocimiento de los límites de nuestro saber, es la conciencia de nuestra ignorancia, es la actitud  prudente del sabio ante las limitaciones de nuestras facultades. El que sabe mucho, sabe también cuán grande es su ignorancia. Por eso los sabios suelen ser humildes y los necios, petulantes. Lo explico con este sencillo símil. Imaginémonos que lo que sabe una persona se encierra en un círculo diminuto. Pues bien, los límites con la ignorancia, que es el espacio que rodea ese círculo, son muy pequeños. Si lo que uno sabe se encierra en un circulo mayor, el contacto con lo que no sabe es también más grande. Y si el círculo del conocimiento es enorme, será también enorme la sensación de estar en contacto con muchas cosas que se desconocen.

Por eso, creo que la lucha contra el dogmatismo no está en las armas sino en los libros, no está en la guerra sino en la educación.

28 respuestas a «Los deshollinadores judíos»

  1. En línea con los asesinatos de Paris… esta mañana he escuchado en la radio al dibujante Peridis hablar de que las caricaturas que se relizan en Charlie Hebdo sobre Mahoma no sólo son un provocación no contra los terroristas y el fundamentalismo, sino ridiculizan y atentan contra una cultura milenaria donde la religión da sentido a las vidas de millones de personas que seguramente no cogerán un arma para defender su dogma. Hablaba también que en la religión occidental el icono, la imagen, es algo que está en las iglesias, que se enxalta, pero que en la cultura musulmana no existe ese culto al icono porque no existe, es por ello que los dibujos que ridiculizan a su profeta causen más controversia y rechazo entre estas personas.

    Peridis concluía que desde la visión de la cultura occidental es muy dificil comprender que unas caricaturas puedan provocar tanto rechazo en otra cultura o entra sociedad donde sus “verdades”, en muchos casos son diametralmente diferentes a la nuestras. En este caso tan dogmático somo unos como otros otros porque vemos la verdad sólo desde nuestro punto de vista.

    Peridids decía que si él sabe que una caricatura suya va a provocar una sola muerte, él no la haría. Y hablaba que la libertad de expresión tiene sus límites, y los limites no es cuando a unos terroristas les molesta estos dibujos, sino cuando a toda una cultura se le está faltando al respeto.

    Miguel Ángel, ya ves, cuando la emoción sobre la muertes de Paris está aún candente, cuando todo el mundo dice que “Je suis Charlie”,… hay personas que se plantean otras cosas…

    Desprecio al terrorista, pero respeto a otras formas de pensar… Por cierto, en un ataque contra la cultura occidental, contra la libertad de expresión, creo que 4-5 de los que murieron en Paris eran judios.

    ¡Sabio rabino!

    Yo no soy “Charlie”

    • Querido Juan Carlos:
      Comparto las tesis del arquitecto y dibujante Peridis que considero más valiosas al provenir de una persona que se dedica a hacer viñetas diariamente para el periódico El País. Creo que la libertad de expresión ha de tener unos límites. Los límites del respeto al sentir de un pueblo o de una sola persona. Pero, claro, lo que se ha condenado en el atentado de París es que la discrepancia se exprese no verbalmente o en los tribunales de justicia, sino a través de las armas y de la muerte. Ahí está la clave, a mi juicio.
      MAS

  2. Siguiendo la dinámica del artículo, tenéis razón los dos. Excelentes ambas reflexiones, tanto la de Miguel Ángel como la de Juan Carlos. Un placer leeros una mañana de sábado. Un abrazo.

  3. Fabuloso artículo, como a los que nos tienes acostumbradas y acostumbrados.

    Como defendía Rosa Luxemburgo, “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” y a este mundo sólo podemos llegar desde la educación, que nos hace libre y críticas/críticos, y nos da las claves necesarias para que el miedo que intenta gobernar en nuestra sociedad actual no nos paralice.

  4. Querido amigo y maestro:

    He rememorado la duda metódica que planteaba Descartes a raíz de tu artículo, que me ha encantado por su originalidad, inteligencia y capacidad para provocar la reflexión…

    Personalmente, la reflexión que me suscita no es solamente para el día de hoy… Creo que es una de las muchas lecciones que he recibido de ti de las que permanecen en el tiempo. Muy sabia.

    Muchísimas gracias y ¡”felicidad-des”!

    Un gran abrazo.

    Saludos.

  5. ¿Qué le duele a Europa?

    Ya llevamos unos añitos en los que no nos llega la ropa al cuerpo en Europa. En 2005 los ciudadanos rechazaban la Constitución Europea y por eso los mandamases acordaron hacer una nueva Constitución, que para que no se notara mucho y para no arriesgar tanto como antes, la llamaban Tratado de Lisboa en 2007. Curiosamente se puso en vigor el 1 de diciembre del 2009, pero apenas la votó nadie. O sea, que de democracia ni la mitad de la mitad. En España salió un “Sí” respaldado por la cifra astronómica del 77%, pero eso sí, de una participación del 42%, o sea, con un asentimiento de poco más del 32%. Con este tratado se nos quería colar una Constitución nueva, pero que, igual que la anterior, sentía un gran respeto por el libre mercado, mucho más que por los ciudadanos y sus derechos. Así, se obviaban las demandas de servicios públicos, la igualdad hombre-mujer, la conservación del medio ambiente, la Europa social, la laicidad…

    Europa está triste, no quiere salir de su postración ante los poderes económicos y ante una economía de guerra (José Luis Sampedro), condición “sine qua non”, por lo que le es difícil conseguir que sus ciudadanos puedan ofrecer alegrías y ofrecerse ante una risa contagiosa de educación. Parece que seguimos siendo tozudos en nuestro adusto gesto histórico y nos negamos a aprender de las lecciones que nos ofrece nuestra propia historia. El judeo-cristianismo-islamismo ha troquelado nuestras costumbres de pensar y de vivir y nos sentimos a gusto en la charca del olvido histórico. Hemos asumido el talante patriarcal de que somos los más listos. Nos creemos el mascarón de proa y que nunca se nos va a estar permitido el naufragio. Nos tratamos con demasiada seriedad y nos creemos con derecho a reírnos de todo. Se nos ha olvidado la democracia y lo que supone la autoridad del pueblo, que nos venía de Grecia. Se nos ha olvidado el politeísmo, con todas sus torpezas, pero que dejaban una vía de relatividad que resquebrajaba el pensamiento patriarcal. Se nos ha olvidado que en nuestra tierra la historia se ha mostrado entre nosotros más hostil que conciliadora. Y si no, que se lo pregunten al arcipreste don Juan Ruiz o a don Francisco de Quevedo. No queremos repasar mayores atrocidades.

    Seguimos necesitando en Europa un pensamiento laico, pero no patriarcal. Podemos recordar que cuando un padre le pegaba a su hijo y éste se ponía a llorar, el padre, con sorna y para evitar que la vecindad se enterara de que le había crujido los huesos a su propio hijo, le decía a voces: “¿Te has caído?”. Todo terrorismo es condenable. Nos merecemos un estado de derecho universal.

    Es verdad que Europa ha conseguido, dentro de lo que cabe, educar a sus religiones, pero no por ello deja de rendirles pleitesía, y así ha resultado la nueva Constitución, que no renuncia a la heredad religiosa. La “fraternidad”, que se enarboló desde la Revolución Francesa, ha extendido sus ramas y sus raíces por Europa y por el mundo, pero no ha dejado de considerar a muchos países, como parientes pobres, a los que puede explotar y tratar como “primos”, cuando no como esclavos.

    Hoy a Europa le duele Francia, pero no le duele que Francia y los demás países europeos, sean devorados por el patriarcado del capital, que nos trae a maltraer y que no les importa ni la vida ni la educación de sus hijos. Quizá el capital, una vez que haya hecho acopio de liquidez con la venta de seguridad, se olvide de sus hijos, asesinados en estos días, o a lo más, como ya hizo, en su tiempo, le dedique una tumba, que entonces sería de un español, porque en aquellas fechas no lo conocía nadie.

    Europa puede escoger libremente el trabajo de la educación y de la convivencia y mostrarse al mundo con un trabajo bien hecho, antes que someterse a la deriva de la pérdida de derechos de los suyos. Europa, con ser tan lista ha tardado bastantes siglos en

    llegar a este momento. Europa no puede exigir que la respeten, si no hace mucho iba con la cruz y la espada adonde nadie la había llamado. Tenemos, entre nosotros, mucho qué criticarnos y de qué reírnos, pero de los que por su idiosincrasia necesitan tiempo, como también nosotros lo hemos necesitado, y no poco, podemos pensar que no sería en vano el tiempo que le brindemos.

    Nos ha costado sudores la libertad de expresión, la emancipación de la mujer, el abandono de la gleba, el poner en marcha las débiles democracias que ostentamos, el derecho universal y la superación de la esclavitud, a la que podemos volver, si nos descuidamos.

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  7. ¡Querido Maestro!
    Excelente artículo del que se sacan tantos argumentos sobre la verdad como personas que lo puedan leer.
    Me uno al pensamiento que el dogmatismo,la guerra y las muertes no llevan a ninguna parte sino a encender en nuestro interior dudas,rencores y desastres que no tienen sentido de ser.
    Las mejores luchan se ganan con el don de la palabra la buena comunicación, el saber escuchar,el mantener los pies sobre el suelo,el amor hacia nosotros mismos y con los demás el ser coherente,humilde, bondadoso,certero,….
    No quiero pensar que soy ingenua en mis deseos.
    Me gustaría que la verdad fuese lazo de unión entre las personas y no motivo de conflictos.
    Es mi lucha diaria.
    Sin duda seguiré sus clarificantes consejos.
    Espero me den buenos resultados.
    Me despido con un cordial y afectuoso saludo.

  8. Extraordinario artículo. Para mí nada justifica la muerte de otra persona porque se opongan a mis ideas, pero la realidad es que en el mundo hay montañas de cadáveres debido a intereses económicos, de dominio, ideológicos. Frente a eso cultura, educación verdadera en el respeto a la diversidad, consideración al ser humano por encima de otros intereses. Largo y complicado camino…
    Nadie tiene la verdad absoluta, cada uno tenemos nuestra verdad que no tiene porqué coincidir con la de otros. Normalmente veo la TV en la cadena seis y ahí vemos a seis tertulianos que sobre un mismo tema cada uno tiene su visión, su verdad.
    Decía Antonio Machado: “de diez cabezas nueve embisten y una piensa. No esperéis que un necio no se descuerne defendiendo su idea.”
    Saludos

  9. Humor y religión
    (Religión aparte XXXVII)

    Hace unos días, en “¿Qúe le duele a Europa?”, ya dijimos algo sobre el humor y la libertad de
    expresión. Fue a propósito de las víctimas provocadas por el terrorismo, que al parecer no tiene
    mucho sentido del humor. Hay muchos terrorismos y no nos podemos permitir, a estas alturas de la civilización, ni uno más.
    El terrorismo parece estar sobre el bien y el mal y responde a una matriz mental que es hija de una promesa que viene rodando desde los primeros capítulos de la Biblia. Cuando la serpiente le aclara a Eva que “el día que comiereis de él (fruto del árbol de la ciencia del bien y el mal) se os abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y el mal” (Génesis 3, 1), quedó
    grabado para muchos años, y hasta siglos, que los humanos eran los reyes de la creación.
    Dentro del espectro de las actividades humanas, el humor casi siempre ha tenido una acogida preferente, porque a nadie le agradan las penas. El humor nos hace más llevadera esta vida con la que nos hemos encontrado. Sin embargo, y aquí vienen los peros, el humor es una fruta que no siempre resulta dulce. El paladar de los humanos no es unánime. Y es que el humor siempre se ha constituido anecdóticamente y no es, ni mucho menos una ciencia exacta ni universal. Es más, el humor, que surge a bote pronto, da más bandazos que una bola de billar. Ni todas las
    paremias clásicas ni todos los refranes, tan nuestros, siempre cargados de sabiduría y muchas veces llenos de humor, pueden constituir un cuerpo de doctrina, y precisamente, por haber sido fundados debido a anécdotas.
    El patriarcado, que ha insuflado tantas verdades absolutas, no puede adoptar al humor como si fuera su hijo predilecto que cuenta con un poder absoluto. Por ello el humor encierra un peligro y este peligro es convertirse en una nueva religión. La libertad de expresión es un tema recurrente, pero no es nada sin la libertad de pensamiento (José Luis Sampedro). Además, la mesa de billar a la que llamamos libertad de expresión no puede tener sólo dos bandas; es inconcebible; y por ello necesita más bandas. Si el humor se hace maniqueo y tiene, encima, la maldita costumbre de tomar partido, es difícil que todo el mundo pueda partirse de risa. Es que ya en el mismísimo 68, dijimos que “la imaginación al poder, no, porque también se corrompería”. La imaginación yla creatividad y el humor no pueden ser un servidor cómodo para nadie que ostente poder ni para un poder fáctico, que al final es el que “se va de rositas”. El humor tiene que ser respetado, pero
    también tiene que ser respetable y respetuoso. Tan patriarcal es reírse de todo como decir “de mí no se ríe nadie”. La laicidad tampoco puede constituirse en una religión, sino que tiene que ser, como hija de la libertad que es, una buena compañera de viaje, que sabe congeniar y convivir.
    Todos sabemos que el cuarto poder también se puede corromper, sobre todo , ahora que las penurias también le afectan y que , por ello, puede dejar hipotecados sus espacios de libertad.
    Ahora que sabemos quién puede estar detrás de la llamada “primavera árabe” y que vemos a los más humildes en “caravanas de tristeza”, huyendo, y que a la vez se respetan otras dictaduras, se hace humor con la religión. Parece ser que la religión del humor no soporta la competencia. El humor, como el capital, es el patriarca laico, que no renuncia a su patriarcado.
    Sabemos que amor y humor son consonantes y que el humor y el odio nos chirrían no sólo en nuestros oídos. Condenamos todo terrorismo. El humor que crea odios puede ser, de nuevo, como las clásicas y míticas serpientes, pero que esta vez nos devoren como a Laoconte y sus hijos.
    Ahora, ante esta ingente manifestación de gentes de todas las religiones, aunque algunos de los hombres religiosos no lo hayan hecho, nos acordamos de Jesús, que tampoco era Charlie, que por el famoso camino de la amargura, les dijo a las mujeres: “No lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos”.

  10. Importante cuestión la que se plantea en el artículo. ¿Cómo .combatir el dogmatismo, el fundamentalismo y el burdo sectarismo que lleva a matar a los semejantes? Comparto la respuesta que da el autor: la. Educación.

  11. Saber que hay puntos de vista es importante. Pero más importante es vivir sabiendo que es así. Es decir, respetar lo que otros dice un piensan aunque no coincidan con nosotros, O mejor! respetar a quienes piensan así! aunque las opiniones no sean respetables No es respetable la opinión de quién sostiene que se puede matar as los demás, pero si se puede y se debe respetar a quién defiende esa monstruosidad.
    Saludos.

  12. Lo sucedido en París nos tiene que despertar. ¿Qué aprendieron esas personas que asesinaron a sus semejantes en la escuela? ¿Qué educación recibieron en sus casas? Algo o mucho estamos haciendo mal.

  13. Estupenda reflexión. Para qué todos pensemos. Y para que acatemos en consecuencia.
    Me gustan estos artículos del blog porque son una invitación a ser mejores personas.

  14. De nuevo, Santos Guerra, nos invita a reflexionar sobre un tema que afecta a la educación.

    La escuela es el contexto ideal para que los niños y niñas aprendan a negociar, dialogar, respetar turnos, aceptar diversidad de opiniones, reflexionar acerca de situaciones, etc. La escuela, como dice Santos Guerra, “salva del diluvio”, es como el Arca de Noé. Os invito a releer el artículo de este mismo blog titulado “El Arca de Noe” http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/2010/09/04/el-arca-de-noe-3/

    Y… ¿cómo lo hace? Las tertulias dialógicas o el aprendizaje cooperativo son dos buenos ejemplos de como los docentes debemos fomentar la reflexión y la argumentación en nuestro alumnado en pos de conseguir un pensamiento crítico en los mismos.

    Además, estoy muy de acuerdo con la maestra Carmen Díez Navarro cuando dice que la escuela ha de estar rodeada de palabras; el lenguaje está en la base de lo cognitivo, en la base del pensamiento. Debemos hablar, dialogar, escuchar en las aulas. Hablar no sólo de contenidos sino también de sentimientos, emociones y experiencias.

    Desde nuestro papel como docentes debe ser de canalizador de respuestas, organizador de intereses y enriquecedor de puntos de vista, ayudándoles a formar su propia expresión de la identidad.

  15. Me ha gustado la frase “algunos confunden pereza de pensamiento con firmes convicciones”. Si leemos, si escuchamos, si tratamos de comprender a los demás, podremos descubrir que nuestra verdad es relativa.
    No es de recibo pensar que estamos en posesión de toda la verdad y que todos los que piensan de forma diferente están equivocados.

  16. Hay que condenar el fundamentalismo- Como hemos podido comprobar, lleva a matar a los que discrepan o se mofan de nuestras creencias. No hay causa que justifique la muerte de los demás.
    La solución a los dogmatismos en la educación porque la educación te hace cultivar el pensamiento crítico.
    Gracias por el artículo.

  17. Instalarse en las certezas impide cualquier tipo de búsqueda. Es más, las preguntas y las dudas resultan algo peligroso y amenazador.
    Quien no quiere mover sus posiciones evita cualquier exploración, cualquier indagación, cualquier pregunta.
    El fundamentalista pretende destruir a quienes discrepan, a quienes piensan de otro modo.
    No entiende que las formas diversas de pensar resultan enriquecedoras para toosl

  18. Excelente texto, atractivo y entretenido en la forma y, a la vez, rico y profundo en el contenido.
    Me han gustado también algunos comentarios que enriquecen, desarrollan o matizan el texto que les ha suscitado.
    Es una suerte tener acceso a todas estas reflexiones, de forma rápida y fácil.
    Compartir siempre resulta enriquecedor.

  19. Contare´una anécdota que me parece sugerente. Se trata de la importancia de la duda.
    La profesora Patricia Henderson dice frecuentemente en sus conversaciones “en mi opinión”, “me parece”, “desde mi punto de vista”… Le preguntaron en cierta ocasión por qué utilizaba tantas veces esas expresiones. Ella dijo:
    – Porque me parece muy importante dudar. Tan importante me paree que ya le he encargado a mi familia que, cuando yo muera, el epitafio que se ponga sobre mi tumba diga lo siguiente: EN MI OPINIÓN, AQUÍ YACE PATRICIA HENDERSON.
    Simpática y significativa historia.

  20. Me parece muy interesante el artículo, aparte de entretenido y fácil de leer.
    A mii, como decía Birges, solo hay un género literario que no me gusta: el género aburrido
    En este artículo encuentro las cosas que busco: amenidad y aprendizaje.
    Saludos y gracias.

  21. Querido Miguel Ángel.

    Yo también condeno el fundamentalismo religioso, el terrorismo basado en la defensa de cualquier dogma o el asesinato cotidiano. La muerte es cruel en cualquier circunstancia, más aún cuando resulta innecesaria… La vida del ser humano es tan única, especial e irremplazable que no debería nunca someterse a nada.

    Todos coincidimos en rechazar los asesinatos de Paris porque resultan inútiles, injustos y porque han sesgado la vida de unos seres humanos. Lo mismo de injustas que las vidas que se pierden diariamente el los paises del tercer mundo y nadie protesta por ello ni se rasga las vestiduras. Quizás cuando nos toca al lado nos duele más… Sin embargo la vida de cualquier ser humano debería tener el mismo aprecio o valor…

    Por ello, en un momento donde todos hablan de una asesinato contra la libertad de expresión y lo enarbolan como bandera, creí conveniente, dado la temática del artículo, dar otro punto de vista, el de Peridis, que me pareció bastante sensato. Yo no aporté nada de mi cosecha…

    Y en línea con lo decía Patricia Henderson o Nicolás de Cusa, Socrates, mucho antes, dejó otra frase lapidaria “sólo sé que no sé nada”… por que el se cree en posesión de la sabiduría es realmente alguien incapacitado para aprender…

    Gracias por tu comentario.

  22. ¿Cómo acabar con estas posturas tan cerriles que llevan a concebir y ejecutar una masacre tan horrible?
    Siempre pienso en la evolución que han tenido esas mentes que han pasado de ser inocentes a poder albergar un horror semejante.
    ¿Qué influencias han tenido? ¿Quién ha imbuido esas ideas en sus mentes? ¿Cómo han sido capaces esas personas de segar la vida de sus sejantes?

  23. El fundamentalismo es una lacra para la persona y para la sociedad. Porque el fundamentalista cierra su mente para descubrir cosas nuevas. Y, además se convierte en un peligro para los demás.
    Es imposible dialogar con un fundamentalista porque, al considerarse poseedor de la verdad, no puede aceptar ninguna idea que que no sea la suya. Es más, se sentirá agredido y amenazado por quien tiene ideas diferentes a las suyas.
    Creo que para combatir el fundamentalismo no hay mejor cosa que la lectura.

  24. Entretenido artículo. Y a la vez profundo. Es un arte elplantear cuestiones tan comlejas de manera clara y atractiva, que invite a leer y a pensar.
    El caso del joven y del rabino me parece aleccionador. Es curioso ir viendo cómo en cada pregunta encuentra una perspectiva nueva que despierta una sonrisa. Creo que es una buena metáfora para la vida.
    Gracias por el artículo.
    Y gracias también a todos los comentaristas.

  25. “Contra las armas, la palabra”. Leyendo el artículo he reflexionado con dolor y vergüenza de argentina. Un fiscal, justo el día antes de presentar pruebas que incriminarían a la presidenta y algunos de sus secuaces, es encontrado muerto de un balazo. Ahora dicen que fue un suicidio…y como siempre todo se cubrirá con el manto nebuloso de la impunidad. ¡Qué dolor! ¡Qué vergüenza! ¡Qué callejón sin salida!

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