Ser docente (I)

20 Oct

El gran magistrado Pericles, cuya personalidad marcó todo el siglo V antes de Cristo, hasta el punto de conocerse a éste como Siglo de Pericles, entendió de forma cabal la misión del maestro como forjador de la personalidad y la conciencia de los pueblos.

No sé lo que sería del mundo sin esta legión de trabajadores y trabajadoras del saber y de la bondad.

En cierta ocasión, mandó reunir a todos los genios y artistas que habían contribuido a engrandecer Atenas. Fueron llegando los arquitectos, loas ingenieros, los escultores, los guerreros que defendieron la ciudad, los filósofos que propusieron nuevos sentidos a la vida… Estaban todos allí, desde el matemático que descubría en el número el sentido helénico de la exactitud hasta el astrónomo que se asomaba al universo para contemplar la armonía de las estrellas. Pericles cayó en la cuenta de una ausencia notable: faltaban los pedagogos, personas muy modestas que se encargaban de llevar a los niños por el camino del aprendizaje.

– ¿Dónde están los pedagogos Preguntó Pericles. No los veo por ninguna parte. Vayan a buscarlos.

Cuando, por fin, llegaron los pedagogos, habló Pericles:

– Aquí se encontraban los que, con su esfuerzo, embellecen y protegen a la ciudad. Pero faltaban ustedes, que tienen la misión más importante y elevada de todas: la de transformar y embellecer el alma de los atenienses.

El pasado día 5 de octubre se celebró el Día Mundial del Docente. En estos tiempos en que su figura está tan machacada por la política educativa y tan poco valorada por la sociedad, quiero rendir un homenaje sincero y emocionado a quienes con su trabajo humilde y comprometido salvan la vida de las personas y hacen mejor la sociedad. Desde aquí rindo un sentido homenaje a los docentes ya que:

Ser docente es difícil:

Porque, inmerso en la cultura neoliberal donde prevalecen el individualismo, la competitividad, el eficientismo, la privatización, el imperio del mercado y el olvido de los desfavorecidos, el docente se dedica a cultivar la solidaridad, el saber, el respeto, la dignidad y la compasión con los más débiles.
Porque trabaja en contextos adversos proponiendo modelos por la vía de la argumentación que otros combaten con modelos presentados por la vía de la seducción.
Porque desarrolla una tarea de enorme dificultad como es hacer amar el conocimiento en una sociedad obsesionada con el dinero, el poder, el placer y la fama.
Porque la presión social es cada día mayor, esperándose de él y exigiéndole incluso, que responda a todas las necesidades de formación: la paz, el consumo, la imagen, la seguridad vial, la convivencia, el medio ambiente, los valores… Con escasa formación, por menor sueldo y con peores condiciones.
Porque frente a especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos, el docente está del lado de la verdad, del amor y de la libertad.
Porque su tarea es cada día más difícil ya que los alumnos y alumnas tienen distractores muy potentes en los medios de comunicación, en internet, en la calle, en la discoteca, en las drogas, en el alcohol, en la delincuencia…
Porque a veces tiene que tratar de enseñar a quienes de ninguna manera desean aprender ni dejar, a toda costa, que otros aprendan.
Porque algunas familias entienden que el deber de los docentes es hacer toda la tarea que ellas no pueden, o no saben, o no quieren hacer en las casas.
Porque algunos padres y madres han perdido el rumbo y se han convertido en jueces, policías, espías o verdugos de los docentes.

Ser docente es complejo:

Porque su tarea es enormemente paradójica, ya que consiste en ayudar a que otros aprendan por sí mismos a pensar y a convivir. De que sean aprendices crónicos y autónomos. Dice Holderlin que los educadores forman a sus educandos como los océanos forman a los continentes: retirándose.
Porque en la sociedad de la información, en la que todo el mundo sabe que quien tiene información tiene poder, él y ella se dedican a compartir generosamente el conocimiento que poseen.
Porque para realizar esa compleja y sublime misión, la más delicada que se le ha encomendado al ser humano en la historia, recibe una preparación breve, retórica, y masificada.
Porque trabaja en instituciones cada día más complejas en las que existe disputa ideológica, presión social, regulación asfixiante y espacios incongruentes. “Los profesores son personas encantadoras que trabajan en lugares horribles”, dice Popkewitz.
Porque su excelsa profesión no está suficientemente valorada por los agentes sociales y por la ciudadanía en general. “Aquí el que sabe hace y el que no sabe enseña”, decía Bernard Show.

Escribe Manuel Rivas: “Ser enseñante no solamente requiere una cualificación académica. Un buen profesor o maestro tiene que tener el carisma del Presidente del Gobierno, lo que ciertamente está a su alcance; la autoridad de un conserje, lo que ya resulta más difícil y las habilidades combinadas de un psicólogo, un payaso, un disc jockey, un pinche de cocina, un puericultor, un maestro budista y un comandante de la Kfor. Conozco a una profesora que sólo desarmó a sus alumnos cuando demostró tener unos conocimientos futbolísticos inusuales, lo que le permitió abordar con éxito la evolución de las especies”.
Porque cada curso van sumando un año mientras sus alumnos y alumnas se mantienen en la misma edad que siempre han tenido, debiendo superar desajustes generacionales problemáticos.
Porque cada año, después de aprender a querer a sus alumnos y a ser querido por ellos, debe separarse de todos para empezar de nuevo el proceso de la conquista afectiva de otro grupo diferente.
Porque los conocimientos se multiplican vertiginosamente y él tiene el deber de estar al día o, incluso, en el día de mañana.
Porque, en otros oficios, el mejor profesional es el que mejor manipula los materiales con los que trabaja, pero en la docencia es el que más y mejor los libera.

No sé lo que sería del mundo sin esta legión de trabajadores y trabajadoras del saber y de la bondad. Para ellos y ellas mi respeto, mi admiración y mi afecto.

42 respuestas a «Ser docente (I)»

  1. “El educador es aquel que es apto para detectar lo positivo en alguien y sus resortes para avanzar… De su profundidad podrá nacer una mirada positiva apta para regenerar a los seres y dinamizarlos para la existencia… Mirad suficientemente a cada uno, hasta que se despierte en vosotros ese tipo de mirada profunda capaz de llamar a existir… Esa mirada creadora es particularmente necesaria a los fatigados de la vida, a los decepcionados de sí mismos, a los que no-existen…” (André Rochais).

    Lo mismo para ti.
    Muchas gracias.
    Un abrazo.

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  3. ¡Vaya! no sé qué decir, lo ha dicho usted todo, o casi todo, porque veo que hay una segunda parte. Espero ansioso a leerla…

    Gracias por regalarnos los oídos en tiempos tan difíciles, seguro que se podrían dar otros argumentos en contra, pero hoy quiero pensar que realmente todos somos así…

  4. Yo también me uno…(respeto, admiración y afecto). Señor Santos.

    Un abrazo. Y muchas gracias por estas palabras de aliento en tiempos tan díficiles.

  5. Gracias Miguel Angel. Desde que te conocí, en tu charla de clausura del “primer experto Universitario en enseñanza de la matemática en educación infantil” en la Universidad Camilo José Cela, de la que fui participante te sigo cada sábado en el Adarve.
    Siempre con tus artículos tan acertados que nos hacen reflexionar, pero en tantos, como hoy, tocando el corazón de los docentes.
    Quiero agradecerte el placer de la lectura semanal de tus reflexiones y muy especialmente hoy tus palabras de aliento.
    Porque en estos momentos difíciles las necesitamos, porque somos muchos los que estamos viendo en primera persona en nuestros alumnos lo terrible de de esta crisis…
    Alumnos que necesitan apoyos y los están perdiendo… alumnos que deberías atender mucho más cada día y el tener 29 más no te deja hacerlo… actividades que debes de dejar de hacer porque, aquí en Castilla – La Mancha han suprimido todo el profesorado de apoyo en Infantil y es imposible hacerlo una persona sola con 30 niños de 3, de 4 o de 5 años… y sobre todo esto: Niños y niñas de cinco años que cuentan en la asamblea cosas como: “Mayte cuando a mi mamá la echen de su trabajo, seguro que mi papá va a encontrar uno ¿Verdad?” o “Mi papá ya no tiene trabajo… ya no vamos a tener dinero”, y tantas preocupaciones que llenan sus cabecitas y desde fuera queremos que se interesen por otras…
    Hace unos días al hablar con la madre de una alumna que intuía que sus problemas económicos se habían acrecentado y preguntarle porque no la traía al cole me dijo: “Mira, si las levanto para venir al cole, a las dos llegan con mucha hambre. Si se levantan a las 11 ó 12 se toman un vaso de leche con galletas y se pasa la hora de la comida sin que pidan nada… ¿Mayte, y si me pudieran dar sólo UNA beca de comedor y de ese plato comían las dos?
    Las becas de comedor han desaparecido en el peor momento para algunas familias…
    Habla alguna vez que en algunos centros los docentes además de todo lo que cuentas estamos llevando alimentos a nuestros alumnos, les hemos comprado ropa y qué se yo lo que tendremos que hacer.
    Cuando hablan de que la pobreza infantil ha aumentado considerablemente y lo oyes en las noticias te quedas helado, pero cuando la pequeña niña que se sienta en tu asamblea sabes a ciencia cierta que no ha desayunado y que anoche no cenó y… te tiembla el alma.
    Ellos no tienen la capacidad para rebelarse, sus padres, demasiado tienen con sobrevivir cada día. No podemos dejar de luchar por todos los que nos necesitan.
    Perdón por haberme explayado así, y colocar este rollo, seguramente lo necesitaba.

  6. ¡Gracias, Miguel Ángel!
    Soy trabajador, también, de la confianza. Como decía Pablo Salinas (hablando del amor -también la educación es una forma del amor-):
    “Perdóname por ir así buscándote
    tan torpemente, dentro
    de ti.
    Perdóname el dolor, alguna vez.
    Es que quiero sacar
    de ti tu mejor tú.”
    De eso se trata…

  7. Miguel Ángel, este maravilloso canto al educador, me ha hecho sentirme muy orgulloso de la profesión que he practicado en mi vida. Gracias.

  8. Pensé en ser presidente; álguien que dirige el destino de muchas pesonas completamente distinas conjugando el beneficio de todos…
    Pensé ser un caudillo capaz de llevar la revolución donde sólo existía asentimiento y sumisión.
    Pensé en querer y aceptar ser querido sin proporción en la respuesta sin garantía alguna…
    Pensé en ser padre sin derechos y con deberes. Asumí responsabilidades ajenas sin contrapartidas..
    Quise esconderme de la atrayente fama, rehuir la compañia rutilante de la celebridad, evitar la luz de los focos…
    Quise descubrir unas pocas decenas de universos en formación, tan cercanos, tan fascinantes; y guiarlos solo con sutiles influencias…

    Y decidí ser maestro.

  9. Muchas gracias, Miguel Ángel.
    Con tu permiso, publicaré mañana en nuestro blog de aula un enlace a esta preciosa entrada.
    En los tiempos que corren es una inyección de ánimo y esperanza muy necesaria.
    Saludos cordiales.

  10. Quiero darte las gracias por la hermosa visión que tienes de nuestro gremio, al que pocos comprenden y muchos atacan. Aunque he de decirte que es difícil derrotarnos, pues contamos con la mejor de las armas: convivir día a día con los niños/as.
    “Aquellos que nos atacan nunca sabrán cuanto aprendemos de ellos y lo bien que nos sentimos. Podemos ser niños otra vez a diario, envolvernos de aventuras mágicas, imaginarnos historias fantásticas…y todo ello a la vez que les enseñamos y ellos nos enseñan. Es simplemente el placer de ser docente”.

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  13. Es necesario que se nos recuerden todas estas cosas de nuestra profesión, tantas vecesd cilipendiada por unos y por otros.
    En el Día Mundial del Docente hace falta recordar todas estas cosas tan reales y profundas.
    Muchas gracias.

  14. No hay derecho a tratar a los profesores como lo está haciendo el actual Ministros de Educación. ¿Cómo se puede emprender una reforma sin contar para nada con los docentes? Por eso me parece magnífico este artículo en el que elogia la tarea de enseñar y el valor de los profesionales.

  15. Hola, y buenas a todos,

    Un tanto atareado me ha marginado de poder participar en las últimas semanas, para variar, atareado en Educación, bueno, sé que no es excusa.

    comparto plenamente, fortalecer y dignificar la labor docente en toda sociedad es primordial, escencial, ya todo lo que se diga o yo diga redundará en lo que se canta y pregona a voces.
    Solo comentar una experiencia.
    en una amena conversación tiempo atrás, me criticaban en realidad generalizaban por los profesores.. cuento corto, mi respuesta fue: el día que mis zapatos chuecos y gastados por el quehacer diario te calcen, el día que logres vivir lo que yo he vivido, puedes tener una idea de criticar despectivamente, pero te aseguro que después de vivirlo, no volverías a hablar mal de un profesor.

    Saludos des una lloviosa primavera en Chile. que por cierto bien nos hace.

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  17. Muy buenas a todos,
    Señor Santos estoy estudiando grado de primaria y la verdad es que es usted toda una fuente de inspiración y seguridad, citarle a usted es caminar sobre seguro.
    Gracias

  18. Acabo de recibir en mi correo una hermosa carta de una profesora de instituto que, un poco avergonzado por su extensión, me atrevo a reproducir aquí. Es un bello ejemplo de las muchas que se están escribiendo en estos tiempos reflexionando desde “pie de obra” y dirigidas a nuestros “lejanos” dirigentes.No tiene desperdicio…

    Texto original: Ana, profesora de instituto.

    “Según el Diccionario de uso del español de María Moliner,Privilegio es
    la excepción de una obligación, o posibilidad de hacer o tener algo
    que a los demás les está prohibido o vedado, que tiene una persona por
    una circunstancia propia o por concesión de un superior. Por el
    contrario Derecho es la circunstancia de poder exigir una cosa porque
    es justa.
    Soy funcionaria, me dedico a la docencia y trabajo en un instituto de
    educación secundaria, en este país. Y no, yo no tengo privilegios. El
    sueldo que cobro es un derecho que me gano honradamente con mi
    trabajo. Está regulado por un convenio en el que participan y firman
    todas las partes interesadas. Es transparente, cualquier ciudadano
    puede saber lo que cobro.
    Hacienda conoce perfectamente mis ingresos, en mi declaración no cabe
    el fraude ni la picaresca. Mis ahorros, pocos, están en entidades
    bancarias completamente controladas por el estado, y no en paraísos
    fiscales. Me levanto todas las mañanas a las seis y media para ir a
    trabajar. Cuando regreso estoy cansada, porque, aunque no lo parezca,
    este oficio es agotador. Diariamente doy cuenta de mi trabajo
    primero a mis alumnos y por supuesto a sus padres, luego a mi director
    y si es preciso al inspector de mi zona, porque yo sí tengo jefes.
    Obtuve mi puesto de trabajo aprobando una oposición, que por si
    alguien no lo sabe, es una prueba muy dura, y no hubo “enchufismos” de
    ninguna clase.
    Si tengo que ir a trabajar en coche, el vehículo es propio y pago la
    gasolina, yo no tengo coche oficial ni chófer. Si he de quedarme a
    comer, me pago la comida, yo no cobro dietas. El café y el almuerzo
    corren por mi cuenta, y hasta los bolígrafos rojos que gasto para
    corregir los ejercicios de mis alumnos, los compro con mi dinero. Los
    libros de texto y de lectura que necesito para trabajar, de momento,
    nos los ceden, gratuitamente las editoriales, tampoco les cuestan un
    euro a la Administración.
    No, yo no tengo privilegios. Alguien podría pensar que disfruto de un
    mes de vacaciones más que el resto de mortales, porque los alumnos
    están de vacaciones. Pero mi trabajo no sólo se desarrolla en las
    horas que imparto mi materia, cada hora de clase hay que prepararla
    para el grupo en cuestión, sobre unas programaciones que elaboramos
    previamente, y nada de eso se hace en el aula; después queda la
    revisión y el análisis y la tarea de corregir el trabajo de cada
    alumno; durante el curso escolar trabajo prácticamente
    todos los domingos, y cuando no trabajo en domingo es porque lo he
    hecho en sábado. Si cuentan todos estos días, verán que suman más de
    31, que son los que tiene el mes de julio, en que, por cierto, los más
    de nosotros los dedicamos a formación y preparación de materiales para
    el nuevo curso.
    Cuando llevo a mis alumnos de excursión o de viaje, les dedico las 24
    horas, dejando a mis hijos y a mi familia. No, yo no tengo
    privilegios. Y sin embargo me siento privilegiada. Sí, me siento
    privilegiada porque considero que mi trabajo es muy importante y
    valioso y realizo un servicio social. Me siento privilegiada cuando
    veo crecer y madurar a mis alumnos, los veo superar sus dificultades y
    aprender, y yo estoy ahí ayudándoles, aunque solo sea un poquito. Me
    siento privilegiada cuando mis alumnos me saludan por la calle, casi
    siempre con una sonrisa y cuando hablo con sus padres con la
    cordialidad propia de quienes comparten objetivos. Me siento
    privilegiada cuando encuentro a antiguos alumnos y me hablan de sus
    vidas, de sus éxitos y sus proyectos. Y sobre todo me siento
    privilegiada porque trabajo rodeada de extraordinarios profesionales
    que se dejan la piel día a día para llevar a buen puerto esta nave que
    la Administración se empeña en hacer zozobrar.
    Sí, estos son mis privilegios, pero puedo asegurarles que no le
    cuestan ni un euro al contribuyente.
    Con todo, no crean que quiero ponerme medallas, nada más lejos. En el
    fondo me siento como el siervo inútil del Evangelio, al fin y al cabo
    solo cumplo con mis obligaciones. Pero es importante no confundir
    derechos con privilegios.
    Los recortes en Sanidad y Educación, son recortes en derechos y no en
    privilegios. Que no os confundan. No veáis enemigos donde hay amigos,
    ni verdugos donde hay víctimas como vosotros.
    Confundir es un arma del poder para camuflar al verdadero culpable.
    Con todo lo que está cayendo sobre los docentes, lo que más me duele
    no es la pérdida de poder adquisitivo, sino el menoscabo moral al que
    se nos está sometiendo. Solo pido a la sociedad, respeto.
    A los políticos, honestidad, porque muchos han olvidado el significado
    de esa palabra, si es que lo conocieron alguna vez. También les pido
    valentía, porque pisotear al débil es de cobardes. Los culpables de
    esta crisis son mucho más poderosos que nosotros y sí tienen
    privilegios, que lo paguen ellos.”

  19. Y saludos a Miguel Ángel y Federico Andrés Carpintero… Es fascinante esto de internet: encuentras a viejos conocidos en estos encuentros virtuales. Parece que aunque el mundo da muchas vueltas, somos muchos los que permanecemos en este espacio de la educación. El mundo es un pañuelo.

  20. Este artículo deberían leerlo todos los políticos, muchos padres y madres y todoa la gente que cree que esta tarea no tiene mucha importancia o mucha dificultad. Al poner I quiero pensar que el próximo sábado vendrá una segunda parte. Esperocon atención lo que sigue.

  21. Querido Jesús Marcial Grande:
    Me parece magnífica esta carta que nos ofreces escrita por Ana. En ella se mezclan en justas proporciones el orgullo de la profesión y el dolor por la dureza y el desprecio con los que muchas veces es tratada por el el poder (y por una parte, espero que pequeña, de la ciudadnía) .
    Quiero agradecerte su publicación y a ella su autoría. No es difícil vislumbras que detrás de esas líneas se esconde una maravillosa docente.
    Gracias, pues, a los dos.
    Miguel A. Santos

  22. Merecido homenaje en estos tiempos tan revueltos.
    Es necesario recordar todo esto porque es fácil olvidarlo debido a tantos atropellos, maltrato y desprecio al magisterio.
    Gracias.

  23. La situación por que estamos pasando es horrible: más horas, menos sueldo, más alumnos, menos profesores, más burocracia, menos ayudas, más contro… Es que ni nos podemos poner enfermos. ¿Qué hemos hecho para que nos traten así?
    Los profesores son la clave de la mejora. ¿Podrán enterarse alguna vez? Ellos creen que es con leyes. Pero, ¿quién va a llevar las leyes a la práctica?
    Y ahora nos amenazan con evaluaciones externes, como si desconfiasen de nuestro buen hacer.
    Por eso viene bien que alguien diga lo que se dice en este artículo.

  24. SER DOCENTE (I)

    Ser docente es fácil:

    Basta con acabar la carrera más simple de todas, aquella que yo concluí con menos de 150 folios de apuntes en un total de 3 años, en la que hacíamos manualidades, encuadernábamos libros, aprendíamos la diferencia entre la b y la v, o complejidades como eso de que si p entonces q.

    Es fácil, porque el docente puede dedicarse a cultivar la solidaridad y esconder papeles y noticias para sacar como sea un puesto vitalicio o un destino mejor; a cultivar el saber y exigir interminables memorizaciones de conceptos; a cultivar el respeto y a la vez chillarle a niños y niñas o pagar con ellos el mal día, que nadie se va a enterar; a cultivar la dignidad y tratar a la vez a sus alumnos como idiotas que no van a ser nada si no fuera por nosotros, o a cultivar la compasión con los más débiles y a la vez castigarles en grupo sin recreo, suspenderlos o dejarles en evidencia delante de todos los demás.

    Porque desarrolla una tarea de enorme facilidad, como es hacer simplemente lo que le dicen los libros, aunque mate a su alumnado de aburrimiento. ¿Para qué complicarse si lo único que te puedes acarrear es una inspección?

    Porque frente a especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos, el docente está del lado más sencillo, el que marcaron siguiendo el modelo prusiano esos mismos especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos.

    Porque las familias entienden a veces cosas muy raras, pero nadie va a venir a decir que esas familias vienen de esta misma escuela, donde no aprendieron a hacerlo mejor.

    Porque aunque algunos padres y madres hayan perdido el rumbo y se hayan convertido en jueces, policías, espías o verdugos de los docentes, nadie jamás se preguntará si no lo aprenderían viendo el comportamiento de sus maestros y maestras con ellos, cuando eran pequeñas y pequeños seres absoluta y completamente indefensos.

  25. Santos Ríos:
    Tú hablas de un MAL docente.
    No sé si hay muchos o pocos de los que tú hablas, pero esos no son AUTÉNTICOS DOCENTES.

  26. Señor Santos Ríos, con el debido respeto, tiene todo el derecho a dar su opinión, acorde a su experiencia personal y/o compartida. Y puede tener justeza y razón en aquello, sin embargo me queda la sensación de aquellos “cangrejos españoles”…
    al parecer, entre Miguel Ángel y usted, solo tienen en común el homógrafo, pues la distancia y significante de “Santos” en la práctica es abismante.
    Se es más fácil denunciar lo malo, que por cierto le hay, que lo bueno o propositivo.

    Saludos

  27. Fernando:

    Me alegra que usted mismo diga que hablo de un mal docente, con lo que reconoce que aquellos/as que exigen memorizaciones de conceptos, como cito, por tanto lo son, excusados en currículums, inspectores e hipotecas. Giner de los Ríos, en esta misma bendita España, ya negaba toda validez a los exámenes hace 140 años, y su proyecto es uno de los más grandes proyectos educativos de la historia de la humanidad. Y en una escuela absolutamente laica, imagínese, en aquellos tiempos, no como ahora que no tenemos religión ni en Infantil.

    Carlos:

    Lo que usted hace se llama “argumentación ad hominem”, y es una falacia que consiste en atacar al interlocutor (distancia abismal, es más fácil denunciar lo malo) en lugar de a lo que dice. Como si yo dijera que me alegra que usted sea un docente sano, como lo somos todos, que nunca hemos sido policías, jueces, verdugos ni espías de los niños y niñas, por ejemplo.

    Está claro: tenemos unos índices de fracaso, conocimientos adquiridos o habilidades que deberían sonrojar a un país con la tradición cultural del nuestro, pero la culpa la tienen los padres, hombre de Dios, que no es que no sepan, sino que no les da la gana, y una juventud corrupta, individualista y escéptica, que no es útil para la comunidad. Así, justamente así, la definía Aristófanes en Las nubes, hace 2.500 años.

    Cómo pasa el tiempo.

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  29. Respetado /a Santos Ríos.
    Percibo entre líneas la inmensa carga de dolor y frustración que experimentas hacia el modo de vida (porque es más que una profesión) docente. Puedo entenderla porque yo también fui alumno y recuerdo también aburrimientos, injusticias, arbitrariedades en mi aula infantil. Las sentí en carne propia, puedo asegurártelo.
    Yo, como tú, también estudié para maestro. Nunca consideré magisterio la carrera más fácil (aunque sí la única que me era posible en mi Burgos natal, con los escasos recursos que tenían mis padres). No te quito razón en que aquellas aulas masificadas con enseñanza memorística y teórica, podían ser mortíferas de necesidad. Te reconozco el desfase y la inutilidad de muchas de aquellas enseñanzas: los delicados trabajos de “La Primores”, el absurdo de estudiar “la Escuela Activa” a base de copiar al dictado penosos apuntes… Pero también había profesores con inquietudes: “El Fósforito” que me inculcó la pasión por la física, “El Plastilino” que me enseñó la “pueril” fascinación por el uso de la plastilina y las maquetas para explicar C. Naturales, incluso aquella profesora que me suspendió en Lengua Española por poner Cervantes con “b” (ya ves que aprendí bien la diferencia entre la “b” y la “v”).
    Y consideré más difícil aún aprobar la oposición. Todo un año de repaso del temario en la mili y otro encerrado en casa o abarrotados estudios con olor a lejía aprendiendo por mi cuenta a esquematizar, memorizar y comprender un temario extenso. Pasé por el angustioso trago de examinarme en el calor de julio en una ciudad extraña junto a muchos miles de compañeros que luchaban por una plaza para cada 60 (Puedes ver las estadísticas de la oposición libre del año 1980, si lo dudas). Cuando aprobé casi no me lo creía, porque no me consideraba el más capaz, ni el mejor preparado, ni mucho menos el más inteligente.
    Pero acabé de maestro y llevo 32 años en ello. Y he pasado por muchos colegios, impartiendo multitud de cursos, en distintas áreas, en múltiples especialidades. He sido maestro generalista en 1º, 2º y 3º; profesor de EF, de matemáticas, ciencias, música, plástica… y te aseguro que no he seguido la dictadura de los libros de texto. He trabajado en apoyo (Pedagogía terapéutica), como logopeda y, actualmente, como profesor de asistencia domiciliaria acudiendo al domicilio de niños muy enfermos algunos de los cuales murieron en el curso de mi asistencia: Te aseguro que no les grito ni pago mis frustraciones con ellos. Te reconozco también que en algunos momentos erré, pero mi inspector fue siempre mi propia conciencia y yo mismo me apliqué el propósito de la enmienda.
    He pasado por muchas clases y conocido a much@s compañer@s maestr@s. He de reconocer que algunos pueden encajar, en parte, en el estereotipo que propones, pero no la inmensa mayoría. Por eso no estoy de acuerdo con tu carta, y me he tomado la libertad de corregirla y reescribirla. Esta sería mi propia versión al hilo de lo que tú cuentas. Predóneme, señor o señora Santos, esta deformación profesional.

    __________________________________________________________

    “Ser docente es NO ES fácil:
    NO Basta con acabar la carrera más simple MASIFICADA de todas, aquella que yo concluí con menos de 150 MÁS DE 1000 folios (SIN CONTAR VARIOS MILES DE LA ACADEMIA PARA LAS OPOSICIONES) de apuntes en un total de 3 años MAS UNO DE PREPARARLAS, en la que hacíamos manualidades (QUE RECONOZCO NO NOS SIRVIERON PARA MUCHO), encuadernábamos libros (QUE SÌ ME HA SERVIDO), aprendíamos la diferencia entre la b y la v, o complejidades como eso de que si p entonces q. (Y MILES DE COSAS MÁS DE MAYOR O MENOR UTILIDAD)
    Es fácil DIFÍCIL, porque el docente puede DEBE dedicarse a cultivar la solidaridad y esconder papeles y noticias para sacar como sea un puesto vitalicio o un destino mejor (?); a cultivar el saber y exigir interminables memorizaciones de conceptos (NO MENOSPRECIEMOS EL VALOR DE LA MEMORIA); a cultivar el respeto y a la vez EVITAR chillarle a niños y niñas o PARA NO pagar con ellos el mal día, que nadie se va a enterar (AUNQUE ALGUNOS PADRES NO TE CREERÁN); a cultivar la dignidad y JAMÁS tratar a la vez a sus alumnos como idiotas que no van a ser nada si no fuera por PORQUE PUEDEN LLEGAR A ALCANZAR CUALQUIER META QUE SE PROPONGAN INCLUSO SIN nosotros, o a cultivar la compasión con los más débiles y a la vez castigarles en grupo (CASTIGÁNDOSE TAMBIÉN A SÍ MISMO ) sin recreo , suspenderlos (SI LO MERECEN) o NO dejarles en evidencia delante de todos los demás.
    Porque desarrolla una tarea de enorme facilidad DIFICULTAD, como es NO hacer simplemente lo que le dicen los libros, aunque mate PARA NO MATAR a su alumnado de aburrimiento. ¿Para qué complicarse si lo único que te puedes acarrear es una inspección? Y TE COMPLICAS “INÚTILMENTE” LA VIDA EXPONIÉNDOTE A TU PROPIO JUICIO, AL DE LOS PADRES, AL DE TUS ALUMNOS, TU DIRECTOR, TU JEFE DE ESTUDIOS Y TAMBIÉN DE TU INSPECTOR, NATURALMENTE…
    Porque frente a especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos, el docente está del EN EL lado más sencillo COMPLICADO, el que marcaron LE MARCAN siguiendo el modelo prusiano esos mismos especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos, TENIENDO QUE SABER SORTEAR TRAMPAS Y DOCTRINAMIENTOS.
    Porque ALGUNAS las familias NO entienden a veces cosas muy raras, pero nadie va Y VAN a venir a decir que esas familias vienen de esta misma escuela, donde no aprendieron a hacerlo mejor.
    Porque aunque algunos padres y madres hayan perdido el rumbo y se hayan convertido CREAN QUE TIENEN QUE CONVERTIRSE en jueces, policías, espías o verdugos de los docentes, nadie jamás QUIZÁS se preguntará si no lo aprenderían viendo el comportamiento ALGUNOS de sus maestros y maestras con ellos, cuando eran pequeñas y pequeños seres absoluta y completamente indefensos.”
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  31. Estimado Jesús:

    1)Miguel Ángel dice que ser docente es difícil. Yo añado que también es fácil. No tiene ningún sentido que usted vuelva a decir que ser docente es difícil: eso ya lo dijo él.

    2)Decir que “ser docente es difícil”, como hace Miguel Ángel, es decir una verdad a medias, porque ser docente también es muy fácil. Mi comentario trata de completar un texto incompleto: no hay ninguna acusación, sino la explicación de cómo se hace.

    3)Fernando dice: “hablas de un MAL docente”. Carlos dice: “es más fácil denunciar lo malo, que por cierto lo hay”. Y usted afirma: “yo también fui alumno y recuerdo también aburrimientos, injusticias, arbitrariedades en mi aula infantil. Las sentí en carne propia, puedo asegurártelo.” No entiendo entonces, si los tres me están dando la razón, es decir, diciendo que ese/a docente del que hablo existe (lo que demuestra mi teoría de que ser docente también es fácil), por qué se ponen automáticamente en contra de mí, utilizando el ataque personal: “la inmensa carga de dolor y frustración que experimentas”, “es más fácil denunciar lo malo”.

    4)Si tanto ustedes como yo opinamos que ese camino fácil existe, que hay docentes de las características que describo, se trata de comprobar la magnitud del problema, no de silenciarlo. Y creo que, si miramos los indicadores que cité antes, la magnitud parece preocupante

    5)Como resulta que este problema no solo se silencia, sino que se suele atacar a la persona que lo denuncia, dado que a quien únicamente afecta es a todos esos niños y niñas que pasan por las manos de estos/as “docentes”, pues yo como docente me creo en la obligación de defenderlos. Entre un solo “compañero/a docente” y 25 niños/as del siglo XXI cada año en sus garras, para mí es muy fácil decidir de que lado estoy.

    6)Como resulta que cada año no se expulsa de la profesión prácticamente a nadie, deduzco que la práctica demuestra que la inmensa mayoría no opina como yo, prefiriendo al “compañero/a docente” antes que a 25 hombres y mujeres (no dejan de serlo por ser niños/as) que no pueden defenderse.

    7)Por último, dejar que suceda esta situación intolerable significa enseñar con el ejemplo a que nuestro alumnado también deje que sucedan cosas intolerables.

  32. Santos Ríos:
    Creo que no estamos en el debate que propones y que me parece un debate necersario y urgente. No da igual ser buen o mal docente. E importa saber qué va a pasar con los malos docentes, como tú dices. Porque hay que exigir responsabilidades.Yo creo que lo que plantea el artículo es el DEBER SER. No habla de lo que realmente hay. Ese es otro tema. Importante, pero otro tema.
    Lo que dice el artículo no es que algunos (o muchos) lo hagan fácil porque lo hacen mal o porque no hacen nada. Lo que dice es que, si se hiciera bien, sería difícil. Lo que dice es que, si se hiciera bien, sería complejo. ¿Es fácil despertar el deseo de saber, la pasión por el conocimiento?, ¿es fácil adaptarse a cada uno, a su ritmo, a su estilo, a sus expectativas?, ¿es fácil educar en valores?… Y acaso eso hace que algunos (o muchos, si tú quieres) lo hagan mal.

  33. Hay, quizás malos docentes, pero ser docente es algo muy complejo y difícil. Tiene mucho mérito ser docente. Si se hace de cualquier manera, es fácil. Pero hay que tener en cuenta que cada alumno es diferente. Y que las clases suelen ser numerosas.

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  35. El problema, estimado Fernando, es que mientras dirimimos sobre el sexo de los ángeles cada 6 años sin hacer nada equivale a una generación perdida en Primaria, para un alto número de personas. Los datos cantan.

  36. El problema, estimado Fernando, es que cada seis años se nos va una generación perdida de niños/as multiplicado por el número de falsos docentes encargados de ellos

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