Elogio de la responsabilidad

16 Jul

clase
En la escuela debemos exigir el cumplimiento de los deberes de la vida en común y del estudio. Hay una responsabilidad en el uso del tiempo y del dinero.

Estoy preocupado. He tenido en este curso algunos indicadores inquietantes respecto al sentido de la responsabilidad de algunos de mis alumnos de la Facultad de Educación. Serán maestros y maestras y, si ellos y ellas no son responsables, ¿cómo van a enseñar a sus alumnos a serlo?

En la primera quincena de julio me vi llamando a algunos para que presentasen parte de los trabajos que ellos mismos habían acordado entregar el día 28 de junio. Hubo quien mostró sorpresa al conocer aquellas exigencias que tenían escritas desde el comienzo del cuatrimestre. Lo más inquietante para mí fue que un grupo no se presentó en clase el día que debía exponer un trabajo. Pidieron disculpas al grupo y a mí como profesor, y eso les honra. Pero, lo cierto, es que nos dejaron plantados a todos en el día en que el calendario confeccionado por todos al comienzo indicaba claramente. Algunos y algunas me hablan (sin nombrarlos) de compañeros que no acuden a las reuniones, a los que hay que perseguir para que aporten lo que les corresponde. .Ellos construyeron su propio proyecto. Y muchas veces me oyeron decir: “Que tu clase sea mejor porque tú perteneces a ella”. Y muchas más: “Por mí que no quede”.

No sé si se trata de hechos aislados, de puras anécdotas o si estos fenómenos obedecen a un modo de proceder generalizado. Yo no los había visto tan acentuados como este año. En cualquier caso me parece que se trata de signos preocupantes de falta de responsabilidad.

Ante estos hechos me he preguntado muchas cosas: ¿es que están agobiados por otras obligaciones más apremiantes?, ¿es que no le dan importancia a lo que están haciendo?, ¿es que están acostumbrados a que la irresponsabilidad no tenga consecuencia alguna? Y me he replanteado una cuestión que me asalta desde hace años. ¿Cuáles son las competencias básicas que tiene que dominar un maestro para ejercer adecuadamente la profesión?, ¿cómo formarlos para que adquieran y desarrollen esas competencias?, ¿cómo hacer una evaluación que permita comprobar que se han adquirido en un grado suficiente?

Para ejercer con éxito esta tarea no basta disponer de una serie de conocimientos teóricos, ni siquiera dominar unas destrezas o estrategias metodológicas de carácter práctico. Creo que hacen falta una serie de hábitos y cualidades de orden moral sin las cuales la profesión se reduciría a una mecánica insulsa de transmisión de conocimientos.

El sentido de la responsabilidad es la capacidad de responder de los propios actos, de saber que cada cual tiene unas obligaciones que debe cumplir. La ética de la coexistencia cotidiana descansa sobre el cumplimiento de los deberes de cada uno. Se ha insistido mucho en que los seres humanos somos depositarios de derechos, pero no lo suficientemente en que también tenemos unos deberes ineludibles.

El filósofo y escritor Jostein Gardner se plantea la siguiente cuestión: así como el siglo XX fue el de los Derechos Humanos, ¿no debería ser el siglo XXI aquel en el cual se proclame la Declaración de los Deberes Humanos? Ojalá. Porque tengo la impresión de que la balanza está descompensada. Las manifestaciones, las demandas, las exigencias me parecen magníficas. Hay que exigir los derechos. Pero hace falta también hacer hincapié en la necesidad de que cada cual cumpla sus obligaciones. La democracia se apoya sobre esos dos pilares: la garantía de los derechos y el cumplimiento de los deberes.

Ya sé que esa capacidad de ser responsable no está muy presente en los comportamiento del mundo adulto. Se ve que quienes se dedican a la política no afrontan las consecuencias de hechos claramente equivocados. Nunca dimiten. Se ve que muchos profesionales no asumen la responsabilidad de un ejercicio deficiente.

No hay forma mejor de hacerse responsable que siéndolo cada día. Porque los actos se irán convirtiendo en costumbres. Por eso es tan importante la educación. Los padres y las madres deben exigir a sus hijos e hijas que respondan de sus actos, que asuman las consecuencias de sus comportamientos. Tienen que recordarles con frecuencia que tienen obligaciones y no solo derechos. En la casa. En la calle. En la vida.

En la escuela debemos exigir el cumplimiento de los deberes de la vida en común y del estudio. Hay una responsabilidad en el uso del tiempo y del dinero. Algunas veces les recuerdo a mis alumnos y alumnas lo que cuesta un puesto de estudiante en la Universidad. Hay responsabilidades.

Recuerdo un hermoso poema de Ghandi que dice: Cuida tus pensamientos/ porque se convertirán en palabras. Cuida tus palabras/ porque se convertirán en actos. Cuida tus actos/ porque se convertirán en costumbres. Cuida tus costumbres/ porque forjarán tu carácter. Cuida tu carácter/ porque formará tu destino. Y tu destino será tu vida.

Sergio Sinay escribió en el año 2005 un interesante librito que se titula “Elogio de la responsabilidad”. Digo librito no porque sea un libro menor sino porque solo tiene 139 páginas. Altamente aprovechables, por cierto.

Dice Sinay que responsabilidad es “la conciencia de que todos mis actos tienen consecuencias, la capacidad de preguntarme por cuáles serán las consecuencias y la actitud de hacerme cargo de ellas. Cuando digo acciones, incluyo en esa noción también lo que no se hace o lo que no se dice”.

El verbo responder está en el centro de la cuestión. De lo que se hace y de lo que no se hace. Buscar culpables de nuestro comportamiento es un subterfugio inadmisible. Dice Sinay: “El responsable no busca culpables y, por esta razón, contribuye a hacer más clara la vida de quienes le rodean y más fluidos y armoniosos sus vínculos con ellos. Con su actitud mejora el mundo”.

Se es responsable de la propia vida, de las palabras, de las acciones, de las omisiones. Y no conviene desertar de la responsabilidad echándole la culpa a los demás.

16 respuestas a «Elogio de la responsabilidad»

  1. Es un tema bastante generalizado y creo que tiene en parte que ver con la extención de la adolescencia. Esta prolongación seguro tiene incidencia en la conformación del lóbulo frontal y la función ejecutiva.

  2. Cuanta verdad, cuando recorro las instituciones educativas o se escucha conversar a los docentes en el colectivo o en un bar, hay temas que uno que alguna vez pasó por las escuelas quisiera no escuchar. Profesor hay algo que me preocupa mucho es saber cómo envejecen los docentes?, que entienden por vocación?.

  3. Hermosas reflexiones, como todas las que nos brinda Miguel Ángel cada fin de semana y que procuro no perdérmelas.
    Nadie puede dar aquello que no tiene. Esta frase es incontestable en asuntos materiales, pero en los aspectos del espíritu, de cosas intangibles,parece que, bueno, ni fu ni fa.
    Para ser educador se debieran mirar muchas más cosa que unas simples oposiciones donde se miden, prácticamente, sólo conocimientos.
    Sin responsabilidad se transforma todo en un caos en cualquier aspecto de la vida: llamas al fontanero,al electricista, etc. se queda en un día y hora y no se presenta…
    En política lo vemos cada día. Tenemos muy buena oposición pero no hay alternativas fundamentadas que mejoren las propuestas. Oponerse es muy fácil, basta decir a todo, no.
    Sí, responsabilidad en cada acción, ese es un deber.
    No quiero extenderme, pero contaré un caso personal que me surge ahora y pido responsabilidad: Un hijo mío fuma y me dice: ahora que va a ser mi cumpleaños si me regalas una bici dejo de fumar. Se podían hacer muchas reflexiones al respecto, pero le regalaré la bici con la condición de que cigarrillo fumado, bici a mi casa por un mes, nuevo propósito, bici a su casa. Ejercicio de responsabilidad ante lo prometido. Sólo espero que haga las mínimas rutas de casa a casa.
    Una sociedad, una familia, un grupo de irresponsables no puede acabar en nada bueno.

  4. Si tuviéramos que hablar de la responsabilidad de nuestros políticos… ¿donde quedarían las palabras de Ghandi citadas en el artículo? A años luz de estos señores, es evidente. Ya sé que la política en general se obvia en los artículos del autor y creo que hace bien, en boca cerrada no entran moscas. Entrando en el tema, cada generación es distinta y debemos de tener la suficiente amplitud de miras al respecto, como educadores, como padres y como ciudadanos. Cuando Elvis animaba a bailar moviendo las caderas, era censurado en televisión por amoral, nada menos, sin tener en cuenta que adolescentes así bailaban, imitando a su ídolo, adolescentes de todo el mundo. Eran tiempos, en España, donde la universidad era el sitio de unos pocos elegidos, en masculino. En los setenta, si cualquier padre veía a su hijo con melenas y un disco de Pink Floyd montaba en cólera. La Ley General de Educacion, si bien no conseguía generalizar la educación hasta los 14, tal era su propósito, permitió que por fin en España, comenzará a haber puestos escolares vía construcción de centros educativos, algo impensable hasta esa década, donde había dos clases de centros educativos: los privados, de élite, omnipresentes y los públicos, en condiciones paupérrimas. La enseñanza era la misma para todo el alumnado, independientemente de sus circunstancias personales. No existía atención a la diversidad ni nada por el estilo. Los síndromes de down no salían de su casa o en el mejor de los casos estaban en centros de educación especial. En los ochenta, en la edad de oro del pop español, siguiendo con la música, se socializa, por desgracia, la droga, sin que la responsabilidad de jóvenes, adultos y familias pudiera impedirlo: simplemente, estaba de moda. Algo cambiaba, no obstante, en la sociedad española: la promulgación de la constitución española, una mejor sociedad para todos. Y por supuesto, una necesidad de una ley de educación nueva que en sustitución de la ley del 70 aparece en el año 90, consiguiendo, con retraso de algún siglo, lo que era normal en toda Europa: extensión, generalización de la educación básica hasta los 16 años. Escuchábamos a Nirvana, Pearl Jam, REM… una década de cambios y una realidad frustrante: los cambios no vienen solos o exclusivamente a través de la letra impresa. Hacen falta medios, tanto económicos, como materiales. Algo recurrente en la primera década del siglo XXI: cada centro es distinto, cada centro tiene unas necesidades y no basta con la buena intención del profesorado. Con la “responsabilidad” del mismo. Hacen falta más responsabilidades y los cambios sociales comienzan a influir en las mismas: el neoliberalismo comienza a extenderse por España. Hasta la comercialidad, como único factor, se vuelve omnipresente en la música. La mujer accede masivamente al mercado laboral. El concepto tradicional de familia comienza a dar paso a otras configuraciones en el hogar. Los padres, en general, no pueden prestarle a sus hijos la misma atención que les prestaban en décadas anteriores. Dos sueldos son dos sueldos. La conciliación de la vida laboral y familiar es màs bien una declaración de buenas intenciones. Esto marcará, hasta la actualidad, nuevas pautas en las nuevas generaciones, tan bien conocidas en los centros educativos donde se imparte educación básica. ¿Y en la actualidad? Definir las características del joven en relación a esta década del siglo XXI sería jugar a aprendiz de brujo, rol que por otra parte está extremdamente extendido entre los que se definen a sí mismos como “expertos en educación”, un saco sin fondo. Hay de todo, es evidente: jóvenes responsables, gracias un modelo familiar donde no se aceptan negociaciones. Las recompensas son exclusivamente fruto de un esfuerzo, nada más, en definitiva ese es el rol social que como ciudadanos debemos desempeñar toda nuestra vida (que no se me ofenda la persona que más arriba ha puesto un comentario al respecto… pero es que he visto tantos y tantos errores a costa de decisiones como las que comenta.. ). Jóvenes menos responsables, en la medida que las familias no están a la altura y aún menos la propia sociedad, donde el joven es, pura y exclusivamente, materia consumidora (los spots publicitarios, esos programas donde jóvenes exclusivamnete fotogénicos ascienden a la fama por gritar en televisión….). Jóvenes, por último, donde todos los resortes familiares y sociales han errado del modo más absoluto: esos jóvenes, menores de edad con mucha frecuencia, protagonistas de sucesos morbosos que airean a los cuatro vientos los medios de comunicación. En fin… en esta década recién estrenada la reseña musical debe estar referida a la década anterior. A ver: Björk, Radiohead, Nick Cave & The Bad Seeds, Bruce springsteen (aún en pie)… Todos somos fruto de nuestra época, de nuestro contexto familiar, de las variables de espacio y tiempo cercanas a nosotros. Creo que no hay época peor o mejor: simplemente, es distinta. Y en todas ellas, siempre han abundado personas de todas clases, responsables y bastante menos, fueran jóvenes, adultas o de la tercera edad. Un abrazo compañeros/as, feliz mes estival de julio.

  5. Pepa Banderas, sí, no hay época peor o mejor, simplemente, es distinta; como tampoco hay coches, casas, bicicletas o lavadoras peor o mejor, sino, simplemente distintas. Qué cosas hay que leer. (Fuera de ironías) Distintas, y desde luego, unas mejores que otras; eso sí, depende para qué.

  6. Independientemente de las causas, yo esperaría del profesorado de las Facultades de Educación mano dura. Muy dura. No la hay, y así vemos lo que vemos en los tribunales de oposiciones que se pregunta una cómo es posible que hayan sorteado los obstáculos de todo el sistema hasta llegar allí.

    Doy clases a alumnado de 6º de primaria y este año hemos aprendido a hablar de los conflictos (tipo no presentar un trabajo en la fecha acordada) desde mí, desde cada quien, sin nombrar a nadie más. ¿Qué he puesto yo en el fracaso de este proyecto?

    Y si funciona con niños y niñas de 11 años, ¿a qué está jugando el mundo adulto?

    Gracias por sus escritos, son un soplo de aire fresco en este mar de agobio educativo. Con lo fácil que es… ;))

  7. Precioso poema de Ghandi, interesante artículo.
    Debemos dar más importancia a la responsabilidad.
    Yo he dejado a repetir curso (6º de Primaria) a algunos alumnos brillantes en cuanto a contenidos pero muy irresponsables. Y los padres, cuando se lo planteas bien, totalmente de acuerdo.
    Y a los alumnos de Magisterio, no se les debe permitir la irresponsabilidad. ¡Cómo van a ser capaces de educar después!

  8. De la responsabilidad, Rafael T., hablamos de la responsabilidad en las personas. Y que la misma, o su posible ausencia, no es en realidad una característica generacional, singular, de nuestros jóvenes… en cualquier década, con cualquier sistema educativo, político, social, las variables que influyen para que una persona sea más o menos responsable consigo misma y con la propia sociedad siempre han existido. Esto es una breve síntesis de mi aportación que quizás pueda ayudarte a comprenderla,si quieres leerla de nuevo. Saludos.

  9. Pepa Banderas, sin ánimo de polemizar, mi pregunta es, ¿Todas las generaciones han sido igual de responsables, consideradas en su globalidad o en su conjunto? Usted parece querer decir eso (iguales), ¿No? Pues, que hay unas personas más responsables (consigo misma y con la propia sociedad) que otras es evidente y no necesita ninguna explicación, ¿Verdad?

  10. Prof. Miguel Angel, en verdad es preocupante cuando vemos acciones irresponsables en la gente mayor, si nosotros no asumimos lo que pensamos y lo que decimos, entonces, muchos malos hábitos seguirán instalados en esta sociedad global. Los docentes debemos ser ejemplos para inculcar la responsabilidad como eje de actuación deseable.Si la sociedad estuviera integrada de ciudadanos responsables, evitaríamos incontables injusticias y construiríamos un mundo mejor!!!

  11. Como a Lola, me duele leer esta reflexión y me duele comprobar lo que últimamente compartía en 1.0 con algunos amigos y compañeros.
    Cada año recibimos alumnos y alumnas de prácticas, digamos que hay muchas experiencias de este tipo en la mochila de la vida…
    Ahora recibimos a los brillantes alumnos de distintas universidades, buena gente pero desorientados con lo que es la escuela y la escuela de la vida…

    Educar es difícil o muy sencillo…EDUCAR, que no instruir, lo hacemos todos o deberíamos hacerlo todos desde nuestros distintos roles.
    Lo deberían hacer, en equipo y dialogando sus objetivos educativos (repito que no instructivos), todos los profesores que durante muchos años y con el erario público pasan años junto a suS alumnos.

    Lo deberían hacer sus padres y madres, independientemente de la exigencia laboral o de los desacuerdos de convivencia.

    Lo deberían hacer los políticos que actúan ante ellos cada día, da igual el color o la religión que profesen. La descalificación y la falta de credibilidad es CONTAGIOSA, MUY CONTAGIOSA.

    Lo deberían hacer los medios de Comunicación y las campañas publicitaris donde NO TODO DEBERÍA VALER.

    A los más jóvenes los hemos educado todos los adultos de la TRIBU. Hagamos pues algo para no educar en la pasividad o en el silencio y mirar hacia otro lado.

    Necesaria y estupenda reflexión aunque muy triste.

  12. A Pepe Romero:
    Cuando el dedo señala la luna el necio mira la mano. Resulta que si alguien discrepa es porque no es capaz de hacer una lectura comprensiva. Creo que hacen falta argumentos y no decir que el otro no es capaz de entender.
    Creo que es bueno apoyar las discrepancias en argumentos y no es descalificaciones.
    Saludos.

  13. Las únicas argumentaciones que he leído en este foro son las del autor y las de Pepa Banderas, Laura Pérez. Tengo curiosidad por leer las tuyas. Yo más que argumentar, he constatado simplemente un hecho: que o bien hay gente que porfia por porfiar o que tienen escasas competencias en comprensión lectora. Es el problema que tenemos los médicos con hijos en edad escolar, la deformación profesional quizás: realizamos diagnosticos. Saludos.

  14. Cada fin de semana espero el nuevo tema de mi ya exprofesor, y los comentarios tan acertados de Pepa Banderas.
    Desde luego, aunque queramos huir de las responsabilidades, nos persigue, forma parte de nuestra vida, es como el comer. Pero ¿hemos tenido ejemplo de responsabilidad en nuestra educación?
    La responsabilidad va más allá de realizar las tareas o cumplir con las obligaciones, es el buen hacer, y no hacer las cosas a ciegas por terminar cuanto antes. Si, claro, yo también estaría mejor sino tuviera responsabilidades, pero sucede lo mismo que con el aburrimiento, al final, nos cansa estar tan relajados. Hay responsabilidades que nos ayudan a madurar, a mejorar habilidades, nos proporcionan un cierto estatus laboral dentro de una empresa, y es que parece que todos entienden que la responsabilidad siempre es obligatoria porque es negativa, y nadie se percata que a veces nos puede favorecer en cuanto al aspecto personal o económico.
    Está claro, que inculcar responsabilidades no es tarea fácil, por eso entiendo que la población joven y adulta poco se puede hacer, por lo que desde que los niños son pequeños, las maestras/os y madres y padres tienen en sus manos la educación de sus hijos. Supongo (y digo supongo porque no soy madre) que con un poco de tacto no sería tan difícil, cuando ellos, los pequeños, cumpliesen con sus obligaciones como terminar de comer, estar un ratito sin trastear demasiado, siendo buenos, pues se les premia, y se darían cuenta desde pequeños que todo tiene su parte buena.
    Pero pretender inculcar a una persona de 20 años el sentido de la responsabilidad me resulta absurdo.

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