No puedo crecer por ti

9 Ene

arboles

Cada persona tiene que madurar y crecer a través de su propio esfuerzo. Nadie puede suplir a otro en la tarea de su maduración. Los demás pueden ayudar, aconsejar, aplaudir, pero no pueden reemplazar a nadie en lo que cada persona tiene que hacer. Hay que regar el árbol, abonarlo y podarlo, pero es el árbol quien tiene que crecer. Y, por cierto, hace muy poco ruido cuando crece. No se puede tirar de las ramas hacia arriba para que lo haga. Los agentes externos facilitan, propician ayudan, pero no crecen por él.

Suelo aplicar a la educación una metáfora que Neruda dedica al amor. Amar (educar) es hacer con las personas lo que la primavera hace con los cerezos. La primera crea las condiciones pero es el árbol el que crece. el que florece, el que da frutos. Es necesaria la primavera, pero ella sola no hace que el árbol se desarrolle. En plena primavera hay árboles que se atrofian, que acaban muriendo.

Reivindico aquí la autonomía del ser humano para llegar a ser lo que realmente quiere ser, dentro de sus posibilidades genéticas, dentro de sus potencialidades, en el marco del contexto que elige. Reivindico su derecho a desarrollar al máximo y de forma autónoma sus potencialidades.

Lo que los hijos y alumnos nos dicen a los adultos es lo siguiente: “Ayúdame a hacerlo sólo”. De lo que se trata no es de que los alumnos y los hijos piensen como nosotros sino de que piensen por sí mismos. Lo que se pretende no es que decidan lo que nosotros queremos sino que aprendan a decidir por sí mismos.

La indoctrinación se diferencia de la educación en que no deja un margen a la libertad del individuo. Impone los valores a la fuerza. Y un valor que se impone a la fuerza deja de ser un valor. La educación propone, sugiere, explica, pero respeta la libertad del educando. De ahí la importancia de la libertad y de la responsabilidad que de ella se deriva. No es cierto que hasta que no tengan responsabilidad no se les puede conceder libertad sino que mientras no ejerciten la libertad no pueden adquirir responsabilidad. (Tengo que matizar lo que he dicho. Porque he hablado de conceder libertad. Sería más preciso hablar de devolver la libertad. Porque la libertad es suya, no es que nosotros se la concedamos).

Cuando se habla y se piensa y se escribe sobre educación se suele poner el foco en los educadores y menos veces en los educandos. Ellos tienen una parte inexcusable de responsabilidad.

Hace tiempo y no sé dónde leí (o escuché) una anécdota que viene como anillo al dedo para explicar lo que quiero decir. Un profesor recibe una demanda exigente de un alumno para que le explique con más detalle, con más pormenores, de manera desmenuzada y clara el tema que tiene que estudiar. Y, además, le exige que le indique dónde puede encontrar más información.

El profesor le dice que le explicará lo que le pide, pero que será en otro momento. Invita a comer a su alumno y, en los postres, le dice que le permita hacerle un pequeño favor en muestra del aprecio que le tiene. El favor consiste en pelar el melocotón que el alumno va a tomar de postre.

– No, por favor, dice el alumno, yo puedo hacerlo sin dificultad alguna.
– Por favor, insiste el profesor, yo lo haré encantado. Quiero mostrarte mi aprecio.

El profesor monda el melocotón cuidadosamente. Una vez realizada la tarea le dice al sorprendido alumno:

– Permíteme ahora partírtelo en pequeños trozos para que puedas comerlo con facilidad.

– No, por favor, profesor, yo puedo hacerlo solo. Estoy acostumbrado.

El profesor parte el melocotón en pedazos ante la asombrada mirada de su alumno. Y, al terminar, le dice, metiendo un trozo en la boca:

– Permíteme que te lo mastique para que puedas comerlo de manera más fácil.

El alumno comprende lo que le ha querido decir el profesor con la metáfora del melocotón. Avergonzado, se disculpa con rapidez:

– Gracias, profesor Tiene usted razón. Me he equivocado al pedir que recorriese por mí el camino que yo tenía que atravesar en el proceso de mi aprendizaje.

– Sí, amigo, yo no puedo crecer por ti, concluye el profesor.

En el discurso pedagógico se olvida frecuentemente el papel del alumno, como si todo dependiese del quehacer del profesor, de la institución escolar y de la familia. Es cierto que algunos docentes han quemado las mejores ilusiones de sus alumnos por aprender, pero no es menos cierto que algunos alumnos han destruido las mejores intenciones que tenían sus profesores de enseñar. Tendremos mejores alumnos en la medida que haya buenos profesores, pero será más fácil que haya buenos profesores si tenemos buenos alumnos.

Los alumnos tienen su papel, un papel determinante. Porque sólo aprende el que quiere. Cuando un alumno no se esfuerza, cuando no pone nada de su parte, se hace inútil la tarea del profesor.

Hay que insistir en esa parte de la responsabilidad en el éxito escolar. Frecuentemente se atribuye el fracaso a la administración educativa, al profesorado, a la familia, a los medios de comunicación, a la sociedad en general, pero no se piensa en la parte que le corresponde al estudiante. Hay que decirlo así de claro.

El estudiante tiene que ser consciente del privilegio que supone poder estudiar de forma gratuita. Hay muchos niños y jóvenes en el mundo que no pueden disfrutar de él. Tiene que saber lo que cuesta su puesto en una escuela. Tiene que prestar atención a cada explicación o consigna, tiene que tratar bien las instalaciones y los materiales, tiene que esforzarse (porque el estudio requiere esfuerzo) de forma continuada y tiene que respetar a quienes tratan de ayudarle a aprender. En sus manos está una gran parte de la clave del éxito o del fracaso..Tenemos que decírselo así de claro los profesores y profesoras. Y no menos claramente los padres y las madres.

17 respuestas a «No puedo crecer por ti»

  1. Miguel, suelo estar tan de acuerdo contigo, que siempre leo tus artículos dos veces para, por espíritu inconformista, tratar de encontrar si acaso una frase con la que discrepar.
    Nuevamente te doy la razón. Hay que crecer por uno mismo.
    Ya una vez hablaste de regar y abonar peras y olmos ¿pero quién elige ser semilla de peral o de olmo? y más aún ¿qué semilla puede optar por una determinada parcela donde ser sembrada o la manos del labrador que va a cuidar y dirigir su crecimiento?

    Yo, como todos, fui semilla y crecí con ayuda y por mí mismo y hoy que la tarea es si cabe más complicada; ser campo y abono para el crecimiento de otras semillas, tengo que decir que es la labor más preciosa, cuando uno crece lo hace casi sin darse cuenta, pero cuando toca cuidar y abonar, el progreso de las semillas es apreciable cada día.
    Y yo aquí, esperando a que mi semilla se despierte para ayudarla a crecer.
    ¡Buenos días, te quiero!, ese va a ser el primer riego del día.

  2. Dice un viejo proverbio inglés: “Who teaches all, teaches ill”, -el que enseña todo, enseña mal- podríamos traducir.
    En cuanto a la metáfora del cerezo, bien es cierto que hay árboles que se atrofian, pero no cuentan con un sistema organizado por otros árboles “expertos” para evitar esta atrofia.
    Desde el sistema educativo no nos podemos permitir que se nos pudran los árboles, sino ¿para qué sirve ese sistema?

    Gracias, Miguel Ángel, por tus artículos de cada sábado. Son mi desayuno habitual como comienzo del fin de semana.

  3. Resulta imprescindible contar con los alumnos como protagonsitas del aprendizaje. Si ellos se niegan a aprender es imposible que tenga éxito la tarea del profesor.
    De ahí que la motivacxión, a mi juicio, sea tan importante. La motivación, como expresa la etimología de la palabra, es el verdadero motor.

  4. Hoy día la \\"maduración\\" del niño, del jóven, del adolescente (¿por qué esta palabra está mal vista?) se produce a edades impensables, tal es la dificultad para la emancipación familiar, como es bien sabido, en nuestro país. Creo que esta es una de las razones (una especie de síndrome de Peter Pan obligado, ante la ausencia absoluta de prestaciones sociales del estado para que un joven, a una cierta edad, quiera seguir su propio camino) por las que de encontramos a personas que pueden acercarse a la treintena pero son inmaduros sociales, ante la falta de experiencia laboral (en España, los jóvenes son los más castigados con la ausencia de empleo, actualmente) y en muchos casos con un más que limitado abanico social, consecuencia de uso abusivo de las TIC. Muchos de ellos son los que nutren esa abultada estadística de fracaso escolar en España y pienso que los únicos responsables no son los profesores (por más que para variar sea éste un argumento recurrente amen de económico) o los padres (que en muchos casos se ven desbordados absolutamente), sino toda la sociedad en su conjunto.

  5. Igual que otras veces digo que no, con este artículo sí coincido.

    El alumno es el único que puede decidir si aprende o no aprende, y al final es el que se beneficia de ese aprendizaje, o se perjudica sin él; las familias tienen que tener clara y transmitir la importancia de la educación a sus vástagos.

    Los profesores podemos hacer mucho o un poco, según el número y el tipo de alumnos, la complejidad de la materia, la insistencia en el currículum (se nos reprocha a veces que vivimos por y para el currículum, pero es que si no lo cumplimos también tenemos la culpa), pero al final es el trabajo de los estudiantes.

    Y eso nos lleva a la temida palabra: esfuerzo. No hay aprendizaje sin esfuerzo, ni progreso sin trabajo. Y eso es otra cosa que tienen que entender alumnos y familias para que luego no haya decepciones.

  6. Yo como maestra, pienso que es esencial en el proceso aprendizaje el esfuerzo del alumno, si un alumno no cumple con los objetivos previstos, es responsabilidad del maestro en un 50% pero, el otro 50% es responsabilidad del alumno, y eso hay que hacerselo ver a nuestros discentes.

    Por otra parte, para mí, el fin de la educación es conseguir personas con una buena autoestima y autonomía. Por ello, debemos “enseñar a pescar y no dar peces”. Cuando uno pesca con esfuerzo y paciencia, se da cuenta de sus propias capacidades y se siento orgulloso de conseguir algo por sí sólo, y si además es capaz de saborear y de compartir este pescado con los demás, pues los maestros nos podemos sentir muy satisfechos con nuestra labor.

  7. Me reconforta leer que piensas de este modo, querido Miguel Ángel, porque en la tarea permanente de ser madre, maestra, hermana, siempre he pretendido hacer eso, siempre me lo he propuesto, no sé si lo consigo o no, dejar hacer y dejar ser, y así sin querer es como uno sigue aprendiendo a ser, a hacer, y sigue creciendo, porque me parece que cuando dejamos de crecer empezamos a envejecer. Pero muchas veces me he preguntado si estaré en el camino correcto.
    Sos para mí como un faro, una luz que muestra el camino y acompaña, sin caminar por tus discípulos.
    Si estuviera segura que uno solo de mis alumnos se siente guiado, acompañado e invitado a crecer como yo me siento a tu lumbre, estaría altamente complacida.
    Un fuerte abrazo desde Córdoba, Argentina.

  8. La sobreprotección es uno de los riesgos más graves, tanto en la educación familiar como en la escolar, sobre todo en algunos ambientes en los que se está potenciando el valor de la infancia, los hijos/as son pocos y el abandono afectivo puede llevar a compensar con un exceso de contemplaciones.

  9. Considero que si desconocemos a los \"quienes\"(alumnos)es imposible empezar a construir un proceso de enseñanza-aprendizaje.El descubrirlos implica revisar día tras día sus \"pesadas mochilas\" que muchas veces por ignorar la carga que soportan,nos conduce a esa palabra que nos paraliza impidiéndonos avanzar…FRACASO.

  10. Enseñar a pensar es un arte, quizás el más difícil de todos. Enseñar a pensar es un tremendo desafío. Enseñar a pensar, enseñar a amar, son la esencia de la educación. Y asícomo cada artista tiene un estilo, así cada maestro/a busca como llegar a colaborar en el desarrollo de cada ser humano que tiene delante. No todos tenemos dotes para el arte. No todos tenemos dones para ser educadores.No basta saber, no basta pensar, no alcanza con el amor… Hay que tener la capacidad de poder mostrar el camino que lleva a pensar por si, amar por si.

  11. Yo voy a hacer una pregunta impertinente, pero es que la curiosidad me vence y podría ser que metiera la pata en mis aportaciones al foro por desconocimiento: leído lo leído, aparte de temas obvios de educación, ¿es éste un foro para personas creyentes, religiosas, etc.?

  12. Lo que creo que es difícil verlo por separado como cosas aisladas, no deja de ser algo artificial. Creo que todo está interrelacionado.Esto es, ¿y de dónde le viene la desmotivación, o la motivación al alumno/a o al hijo/a? ¿Y dónde queda la profecia autocumplida?…Vivimos interrelacionados. Sólo cambia dónde el punto desde el que iniciamos el análisis.

  13. Para Pedro:
    No sé de dónde puede haberte surgido la duda. Ya ves por los comentarios que opinan personas de todo tipo de ideologías. No hay ni un sólo texto del autor (que yo recuerde, y creo haberlos leído todos) que haga referencia a la dimensión transcendente. Es más, hay varios artículos muy críticos con la postura de la Iglesia y las posiciones de los creyentes.

  14. Este artículo está publicado en la página web del Colegio Nueva Era Siglo XXI La Florida. Su director fue quién escribió en un informe enviado a los Padres y Apoderados del colegio, refiriéndose a que los alumnos deben comprar libros nuevos todos los años, no aceptar los que el ministerio de educación entrega y que pueden servir de un año a otro a otros alumanos, citando textualmente: “nuestros alumnos no merecen recibir libros usados”… Esto se contrapone a lo que está publicando en está página… Tarea de los alumnos y fundamental y que va más allá de un tema de ahorro económico… enseñemos a los alumnos a valorar lo que se les entrega, cuidar, saber usarlos y así comienzan a tomar conciencia de las herramientas que les estamos entregando para su futuro… herramientas que pueden ser tangibles e intangibles… tomar conciencia es el comienzo de lograr lo que éste artículo notablemente formula.

  15. Hola buenos dias:

    Estoy en mi último año de carrera y en mis pràcticas me he dado cuenta que a los niños no se les da alas, se les corta la creatividad haciendolos autòmatas: però lo que deberian atender los docentes es a inculcar los instrumentos necessarios basados en las competèncias para que los niños construyeran su autoconocimiento i, obteniendoo así, una capacidad crítica. Esto cada vez cuesta más porque algunos se han limitado a dar clases meramente magistrales… ¿que hacer para no capar la creatividad y la capacidad creativa? aunque yo creo que lo tengo menos difícil porque trabajo en el àmbito de la educación física.
    Atentamente. Anna

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