Gritos silenciosos

28 Nov
Las otras víctimas 'mortales' de la violencia de género: las muertas en vida.
Las otras víctimas 'mortales' de la violencia de género: las muertas en vida.

El pasado día 25 de noviembre se celebró el Día Internacional contra la violencia de género. Son ya cincuenta las mujeres que han fallecido en España en lo que va de año, víctimas de esta lacra social. ¿Y las que están muertas en vida? Atroz terrorismo contra el que debemos luchar.

“Gritos silenciosos” es el significativo título del libro que escribió (bajo el pseudónimo de Paula Zubiaur) la protagonista de una terrible historia de malos tratos. El subtítulo pone al lector en el camino de su contenido: “El terrible testimonio de una mujer en un matrimonio aparentemente perfecto”. La intención de la autora se manifiesta con claridad en las primeras páginas: “Quiero que los lectores comprendan cómo se siente una mujer maltratada, que vean cómo con una apariencia de normalidad, incluso con prestigio profesional y personal dentro de su círculo, un hombre puede tener un comportamiento en la intimidad propio de asesinos de la peor calaña”.

Estamos ya acostumbrados (qué horrible efecto de la rutina, adormecer la sensibilidad ante la tragedia) a leer en la prensa noticias de esta naturaleza: mujer estrangulada, mujer acuchillada, mujer golpeada, mujer arrojada por la ventana, mujer ahogada, mujer asesinada, mujer violada, mujer rociada con gasolina… Cientos de casos, miles de casos. Este es un fenómeno secular, terrible. Y es el fruto del machismo, de la sociedad patriarcal, de la cultura que considera a la mujer un simple objeto.

La aportación del libro de Paula Zufiaur es que permite conocer desde dentro la psicología del torturador y de la maltratada. Una simple noticia no comunica más que el horror, pero no sus mecanismos más sutiles, sus engranajes internos. Mientras lees con asombro, dolor e indignación el sobrecogedor relato de esta víctima, vas descubriendo los ocultos e inexplicables mecanismos que sostienen el comportamiento de ambos.

El torturador es, en este caso, hijo de un maltratador. Tiene una personalidad posesiva, tortuosa, obsesiva, atormentada, violenta. Quiere hacer de su mujer “un ser perfecto”, “una mujer diez”. Y pretende conseguirlo a través de palizas. Lo hace, dice cínicamente, “por su bien”, “por su perfeccionamiento”. Luego se arrepiente, pide perdón, colma a su mujer de regalos, le declara un amor indestructible, absoluto y eterno. El maltratador es una persona con éxito, buen amigo, buen jefe. Es un lobo con piel de cordero. La terrible situación de la víctima es que tiene que dormir con su enemigo, con su verdugo, con su asesino.

Ella se siente metida en una trampa mortal. No puede salir por miedo, por la esperanza de que alguna vez cambie, por vergüenza, por la presión social de una familia y de una sociedad hipócrita y de una moral que insta al martirio para no romper un vínculo que se convierte en una soga estranguladora.

Y luego está el silencio de quienes son testigos de esa tragedia, la propia familia que no quiere que caiga sobre ella ese baldón, los médicos que curan las heridas sin preguntar, los amigos que no saben sospechar ante tantas caídas fortuitas, tantos accidentes en las escaleras, tantos golpes con las puertas, tantos cortes con cuchillos… Y los asesores (religiosos en este caso) que aconsejan mantener el matrimonio unido por el bien de los hijos, porque no hay que romper lo que Dios ha unido…

Es curioso observar la estrategia del macho para la conquista. En el momento que considera que ya “es suya”, en el momento en que ella quema las naves, que ya no tiene vuelta atrás, el torturador se quita la careta. ¿Cómo puede sentirse una mujer que sufre la primera paliza en la noche de bodas? ¿Cómo puede sentirse cuando el retroceso está cortado y por delante sólo tiene el abismo?

El paso de las amenazas a la adulación, de las palizas a los regalos, de la violencia a la ternura, de la brutalidad a la dulzura es casi incomprensible. Pero real como es real el cuerpo, la casa, el trabajo, los hijos y la vida.

Leyendo el libro puedes llegar a entender cómo una persona vive años y años (en este caso dieciséis interminables años) sumida en un infierno, sin fuerzas, sin coraje, sin iniciativa para abrir la puerta y huir. No es fácil entenderlo desde fuera. Lo que hace la autora es dejarnos entrar en su mente y comprender los ocultos resortes que la han hecho sumirse en la sumisión y en el silencio.

De ahí a impedir que la mujer estudie, que la mujer se relacione, que la mujer tenga autonomía, a la patología de los celos, a la violencia más cruel, hay un paso. Si, además, la mujer no tiene recursos para valerse económicamente por sí misma, si no es capaz de sobrevivir en libertad, si cuando se rebela es considerada una mala madre o una pésima esposa, la solución se aleja hasta hacerse inalcanzable. Y, lo que es peor, si ella misma piensa que ese es su papel, que las cosas han sido y deben ser así, que la naturaleza la ha hecho inferior, la solución es imposible. No hay mayor opresión que aquella en la que el oprimido mete en su cabeza los esquemas del opresor.

¿Dónde está la raíz de esta actitud que se repite en tantos casos que se explicitan y en tantos otros que mientras escribo y ahora mientras lees siguen ocurriendo? En la actitud sexista, en la consideración de la mujer como un objeto de disfrute del varón, en una cultura androcéntrica que lo impregna todo y que ha hecho sentir a la mujer como un ser inferior, como una propiedad.

El título del libro es elocuente. Gritos silenciosos. O, más bien, gritos inaudibles. Son poderosos, agudos, aterradores. Pero no los queremos oír. En realidad, no son gritos silenciosos o inaudibles, son gritos silenciados. Silenciados por la indiferencia, por el egoísmo, por la torpeza, por la rutina, por la maldad. Cuando la garganta se rompe por un cuchillo o por un estrangulamiento, entonces nos sentimos estremecidos. Pero entonces ya es tarde.

12 respuestas a «Gritos silenciosos»

  1. Qué malo es confundir amor y propiedad. Y, sin embargo, que fácil es para quien no ha tenido una educación adecuada, una formación sentimental y cultural realmente configuradora, caer en pasiones de posesión que llegan a confundir la razón. El problema no está ya en los mayores. Ellos actuarán bien, pero en muchos casos en contra de sus propios instintos. El problema es los niños, los jóvenes. Los que tienen que entender que su compañera es una igual, no alguien inferior. Ahí es donde deberíamos centrar nuestros esfuerzo.

  2. Me he encontrado con la sorpresa hoy del nuevo diseño de su blog. Felicidades, está francamente bien. El otro, la verdad, aunque lo seguía con mucha atención, se había quedado un poco \’viejuno\’. Este es mucho más agradable. Un saludo.

  3. Para que haya un golpeador o golpeadora, que convengamos que a veces también sucede, tiene que haber alguién que se deje golpear.
    Quién golpea es alguién que muchas veces ha recibido golpes. Pero no todos los que han recibido golpes se convierten necesariamente en golpeadores. Cada ser humano se construye a si mismo. Cada quién sabe como rearmar un camino de violencia y transformarlo en senderos de paz. No es fácil pero se puede. Es más complidado cuando hay dificultades económicas, cuando muchas veces la persona golpeada se queda con quién la golpea, porque no tiene adonde ir. No hablo desde afuera del tema. Por cuestiones de mi trabajo, convivo con ello. Es muy difícil también cuando los sistemas sociales no están preparados para aportar soluciones.
    Pero más terrible aún es cuando en esa pareja hay niños, muchas veces testigos silenciosos de tanta violencia, muchas veces receptores también de golpes e injurias.
    Las preguntas son siempre las mismas:¿que hacer? ¿como ayudar? Las respuestas hay que buscarlas y hay que encontrarlas desde el lugar de cada uno. Saber aconsejar de manera oportuna, siempre denunciar los golpes, nunca, nunca mirar para otro lado. Ser hacedores de un mundo de paz. Poner palabras cálidas en el corazón de los que tenemos cerca. Ser conciliadores. Educar para el amor. El amor lleva a la paz y a la justicia.
    Depende de todos y todas. Se puede cambiar el mundo. Solo hay que querer. Cada cual desde el lugar que le toque.
    La fueza del amor es la más poderosa…¿Porqué no intentarlo entonces?

  4. Buenos días. Linda la nueva configuración del blogg, me sorprendí esta mañana, creí que me había equivocado de página, “somos animales, animales de costumbre” como dice la canción.
    Pienso que el maltrato es un mecanismo de a dos: el maltratador y el maltratado, sin distinción de sexo. Creo que ambos están enfermos y necesitan ayuda. Tienen las almas lastimadas. Han recibido maltrato, dan de lo que recibieron, ya que nadie puede dar de lo que no tiene. Y creo también que necesitamos sensibilizarnos, aguzar el oído y todos nuestros sentidos para poder oír esos gritos acallados, escuchar y acercar una mano, descubrir los pedidos de auxilio tácitos, ya en todos los países (creo) hay organizaciones de ayuda, debemos tener a mano los teléfonos para denunciar, no mirar para otro lado. Y el amor, el escuchar, el consolar, el estar dispuestos a ayudar. Creo que estarea de todos.
    Buena semana para todos.

  5. Buenos días,hacía tanto tiempo que no venía por aquí,qué hermosa la nueva configuración,muy atractiva!
    Bueno,me he quedado sin palabras…No entiendo por qué se puede sobrellevar por tanto tiempo una relación así,y no es tampoco por los hijos,ni por eso que dice la religión que el hombre no debe desunir lo que ha unido Dios,por que no creo que eso sea algo sano para que vivan los niños,ni sea algo bueno a los ojos de Dios.Pero no tengo respuesta,se de casos de relaciones enfermisas que llevan más de 30 años y ya ni están los hijos con los padres,y por qué siguen sobrellevando esa cruz?Y son mujeres con independencia económica….Será nomás que es fruto de una sociedad machista que prepara a los hombres para mandar y a las mujeres para someterse?No lo creo así,por que estaríamos todas en la misma situación,y en esta época? Ya no la veo tan machista a la sociedad,eso ya fue.No entiendo esas situaciones,a veces creo que hay personas que sienten placer en sentirse víctimas y bueno,será que encuentran a alguien que siente placer en ser su victimario,no encuentro otra razón para que esas relaciones lleven tantos años.Tal vez estoy equivocada,pero reitero,no entiendo este tipo de relaciones dañinas,cuando a uno algo le hace mal,pues,lo deja y ya.

  6. Este un problema arraigado que sólo se solucionará a través de la educación. La educación de los niños que tienen aprender la dignidad de las mujeres y la de éstas que tienen que aprender que toda discriminacíón es inadmisible. Ellos tienen que decir NO a la brutalidad y ellas tienen que decir BASTA de sufrimiento.

  7. Las mujeres, por el hecho de serlo, tienen una vida más difícil. Es una injusticia con la que debemos acabar entre todos. Afecta el hecho amedia humanidad.

  8. Me rebelan las bromas sobre el uso del lenguaje no sexista. Todos los pequeños signos de discriminación contribuyen a alimentar el monstruo del androcentrismo que castiga a media humanidad.

  9. NO se puede aceptar tanto dolor, tanta humillación, tanta injusticia. Hoy nos ofrece la prensa otro caso de violencia de género con resultado de muerte para la mujer. Nos estamos acostumbrando. Hay mucho más revuelo cuando ETA asesina a una persona. ¿Hasta cuándo va a durar esta terrible tragedia? Comparto la opinión del autor de que la educación es la clave.

  10. Si tienes una hija puedes comprender muy bien el pavor que inspira el machismo. Porque piensas: ¿le tocará a ella? Pero hay que pensar que todas las mujeres le duelen a alguien. Y, sobre todo, a sí mismas.

  11. Hola Miguel Ángel, es un tema muy triste la violencia de género, pero gracias a ésto, muchas mujeres se aprovechan para ganar con ello ciertos privilegios, y te lo digo de primera mano, antes de una separación de pareja. En mi caso, me intentó hundir, en un principio quedé noqueado, yo era, a ojos de la opinión, un maltratador, y no había dado ni un golpe, ni siquiera un grito, ni empleé el maltrato psicológico, que sé que existe y es perverso, y sí había recibido. Te dirijo a mi blog que creé como una actividad de mi primer curso de Grado de maestro de primaria por si te hace reflexionar y nos puedes dedicar un tiempo de tu saber pensar a la gente que sufre el maltrato contrario a lo que se cree por maltrato, y está silenciado.Es un blog muy simple.
    http://requena-ticprimaria.blogspot.com/
    Es la primera vez que visito tu blog pero me parece muy interesante.
    Un saludo cordial.

  12. No entiendo, leyendo estos comentarios, cómo la gente se atreve a opinar sin conocer el tema. Entiendo que es complicado, pero se tienen que molestar un poquito documentándose antes de confundir a las personas con unas opiniones tan atrevidas por su ignorancia. Entonces no se harían tantas preguntas, porque sabrían ya la respuesta.Hablemos de maltratadores, en vez de maltratadas. De asesinato machista, en vez de violencia doméstica. La muerte es el final de la violencia,en medio sólo existe miedo, coacción, insultos, aislamiento, amenazas,etc.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.