¿Estamos preparados?

19 Dic

El avance del calendario lleva a nuestro Unicaja cada vez más cerca del corte que da paso o no a la Copa del Rey. Para ello, al equipo malagueño, inmerso en los dos problemas que se han convertido la Liga ACB y la Euroliga, debe dar un paso más, ya que la mejora y el buen partido mostrado el pasado jueves ante el Khimki ruso en Málaga no le sirve. Más allá de las buenas sensaciones que pudo mostrar y que seguro que reafirman los poderes del grupo, en la competición nacional no tiene mayor reflejo que el cansancio que se le quiera achacar desde dentro del entorno del club.
La temporada que están desarrollando tanto Unicaja como el resto de los equipos españoles que están a caballo entre las dos principales competiciones conlleva sufrir un desgaste que aún no han conseguido digerir convenientemente. Ni en Málaga ni en las otras cuatro plazas, el viaje está siendo todo lo placentero que se podría desear antes de empezar a trabajar. Es más, nos hemos encargado de repetir muchas veces de lo complicado y diferente que era la Euroliga en versión «16 todos-contra-todos» con respecto a lo que se había vivido anteriormente. Pero ni los novatos (Unicaja y Valencia Básket) ni los asiduos (Baskonia, FC Barcelona y Real Madrid) consiguen completar un paso más o menos firme en ambas contiendas.
Aunque no llevamos tres meses completos de temporada, ninguno de los cinco envidiados equipos que ocupan las plazas ACB en la Euroliga están dejando contentos a sus incondicionales. Muchos tropiezos y un rendimiento con más altibajos encuentran su justificación en viajes, calendario, lesiones o rendimiento por debajo de lo esperado, pero no están completando lo que a priori iban a ir desarrollando. Las consecuencias: fichajes durante el curso, cambio de jugadores, de entrenadores, de discurso dentro de los inquilinos de los banquillos a medida que van encontrando problemas y murmullos de desaprobación y nervios por todos los sitios… despachos, palco, vestuario, grada o medios de comunicación.
Y en todos los casos no me extraña. Y todos están justificados, todos tienen lesionados: Diot, Williams o Llull no han llegado a debutar, pero detrás de todo no parece que estemos preparados a ningún nivel para hacer o participar de lo que pretende ser una alternativa más o menos cierta a la NBA. Digo a todos los niveles porque a nivel entrenadores no veo aún las ideas claras para poder compaginarlo todo. Las aficiones no están preparadas para partidos que puedan ser intrascendentes. Las competiciones reclaman para sí importancia a cada momento en el que se manda el balón al aire. Los árbitros muestran tanta diferencia de criterio como competición arbitran. Y los jugadores que están aquí son muy buenos y divierten, pero está claro por qué no están más allá del Atlántico.
Todo esto, con la sombra de la decepción y del fracaso a la vuelta de la esquina. Porque eso es lo que tiene no clasificarte para la Copa del Rey en el caso del Unicaja (por citar algo cercano) o por repetir algo parecido al año pasado en el caso de FC Barcelona. O no dar la talla a pesar del esfuerzo capital que está haciendo el Valencia Básket. Pero pensemos detenidamente: ¿soportaríamos desde el lado de club o aficionado años como los que están repitiendo Dallas Mavericks por muy buen pasado y futuro pueda que tengan?
Si hablamos de soportar, este fin de semana ha visto la luz una carta de Javier Imbroda sobre la pelea que mantiene desde hace un tiempo contra el cáncer. Que en el caso de Javier se visualice esto para el gran público seguro que servirá de ayuda para todos aquellos que sufren de forma directa o indirecta la enfermedad. Sobre el cáncer, tengo la idea que es como los televisores, todos tenemos al menos uno en casa, y lo vemos de forma más o menos directa. Cada uno es diferente, y se encara y se afronta de una manera distinta, pero lo importante es no cejar en la lucha. Que alguien como Javier Imbroda, figura de un trozo de historia de nuestro deporte en Málaga, pueda servir como una referencia en algo tan universal como la pelea frente a la enfermedad ha de servir para que nos demos ese ánimo tan necesario como imprescindible. La lucha es larga y el objetivo es que el final lo pongamos nosotros. Por eso, sólo ofrecer todo mi ánimo, mi apoyo y mi fuerza a Javier y a cualquiera que esté en esa situación. De entrada, es lo mínimo que se puede hacer.

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