La banda del patio.

25 Jul

No suelo repetir los temas de una semana a otra, mucho menos fuera de la temporada, pero esa máxima de “la actualidad manda” provoca que no se pueda mirar para otro lado y tenga que volver sobre el tema del base del Unicaja para el año próximo.
No sólo no se ha resuelto el fichaje del base que acompañe a Alberto Díaz como director de juego del grupo que va a dirigir Joan Plaza el curso próximo, sino que el último elegido para serlo, el veterano Marcelinho Huertas parece que tiene ahora una oferta del Baskonia para enredar aún más la historia que va camino de hacerse interminable. No sólo esa quimera que es la vuelta de Jayson Granger a Málaga tiene pinta de no resolverse de manera conveniente para los malagueños, sino que ahora, aunque no termine de creérmelo, la posible pareja de bases en los de Vitoria podría ser Granger-Huertas.
Digo que no termino de creérmelo, porque, antes no era raro en el caso en que un equipo mostraba ganas de fichar a un jugador, llegaba otro de su nivel y fingía interés por el mismo, encareciendo el fichaje y fastidiando en cierta medida a un club rival con objetivos similares. Ahora, aunque en la versión normalizada pudiera pensarse en estrategia similar, no va por ahí la cosa, realmente, lo que pretende el Baskonia es que el Unicaja acelere en decidirse por el brasileño, cierre cuanto antes su fichaje y así tener menos impedimentos para hacerse con Jayson Granger, o sea, que a Unicaja no se le pase por la cabeza igualar el hipotético derecho de tanteo por el italo-uruguayo cuando llegue la publicidad del fichaje por los vascos.
Hablaba la semana pasada de la habilidad de Josean Querejeta como jugador de póker, lo cierto es que desconozco si el actual presidente del Baskonia y del Deportivo Alavés juega a las cartas, pero en lo que llevamos de temporada de fichajes, ha dado ya muestras sobradas de su habilidad para desquiciar a los contrarios, ya sea para pelear por algún fichaje o para fastidiar a quién quiera arrebatarle algún jugador.
Público y notorio era el interés del FC Barcelona por Shane Larkin y Adam Hanga, con ofertas de esas irrechazables y que en Málaga hubieran supuesto la despedida de los jugadores, pero mira tú que al final, uno va camino de los míticos Boston Celtics, y el otro –aunque había manifestado que no iba a jugar más en Vitoria-, ha renovado por tres temporadas, todo ello con una publicación del club diciendo que ha pagado el contrato íntegro… de la pasada campaña. Muy curioso, en una ciudad mucho más pequeña que Málaga y sin patrocinador, pero el respeto que infunda el Baskonia, no está al alcance de muchos, vale que hay un halo de duda sobre gran parte de la gestión, rumores que dicen que fichan por una cosa y que luego los pagos son otra distinta, pero, aún pasando por momentos oscuros, ahí está, inmediatamente detrás de los grandes, y sobre todo, siempre está dónde más le interesa.
Ahora, cuándo Unicaja ha vuelto al selecto club de equipos de Euroliga, se ha alineado con toda la celeridad con los poderosos de la Liga ACB, el Valencia Básket, en un ejercicio de firmeza y de solidez en los principios ha tomado la misma determinación: arrimarse a los que mandan en el patio del cole (modo irónico muy ON), incluso siendo menos, los que mandan tienen mayor poder, y ponen en entredicho su participación en la competición, fuerzan a dar un recorte a los participantes en la misma en una fecha más o menos próxima y deciden continuar con un número impar de equipos para el curso de que viene.
Obviamente, no quiere decir que falte razón en las demandas que plantean, es más, considero que se quedan cortos en muchas de ellas, pero me llama la atención esa “adhesión incondicional” de malagueños y valencianos, teniendo en cuenta que hace muy poco eran damnificados por las decisiones que los otros tres tomaban y que van a volver a ser dados de lado en el momento que pase el instante en el que sean necesarios.
Pensar que clubs como Real Madrid, FC Barcelona y Baskonia están de tu lado es un craso error, la mejor definición de Josean Querejeta se la oí en su día al maestro Ramón Trecet, el cual decía que el que fuera alero de Real Madrid, Joventut, CAI Zaragoza y Baskonia tenía en su pasaporte como nacionalidad “baskonista”, algo que cuadró el veterano periodista. Me imagino que para algunos, verse ahí, entre los grandes España y Europa ha de ser como si tu hija termina de novia con el heredero al trono y tienes que pasar un examen cada vez que te reúnas con la familia política, intentando demostrar que no te viene grande, todo ello, pensando que desde fuera creen que la situación no te cuadra y que, aunque tengas antecedentes de grandeza, te encuentras fuera de lugar.
Pasar este examen diariamente, ajustándose a un presupuesto que te pone entre los mejores en la Liga ACB y que además no desmerece en Europa, provoca pasar por una prueba continua, no por lo que diga nadie, sino porque la propia competición no va a tener la benevolencia que los errores propios van a necesitar para que no salgan a relucir. Así que, pensar que los grandes van a ser una especie de “amigos para siempre” es otra cosa que no termino de creerme, así que tener claro qué criterio es el que se sigue con independencia de lo que quieren los demás según su conveniencia, es algo que sería magnífico ver.

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