Muy poco que decir.

4 Abr

Escribir esta semana no puede tener más objetivo que el partido de mañana, si soy sincero, llevo desde el viernes por la noche pensando en la contienda de Valencia. Se pueden usar los calificativos habituales: cita definitiva, sin margen de error, lucha final, principio y fin… todo lo que estaba en las cabezas antes de iniciarse la serie, pero al fin y al cabo, esta eliminatoria va a determinar el futuro inmediato de dos instituciones que ven cerca la vuelta a una élite que se ha puesto más que complicado, ya que la brecha entre ricos y menos ricos (no se me ocurriría calificar de pobres a estos equipos con lo que tienen institucionalmente detrás) es cada vez mayor.
Cara a lo que se va a disputar el miércoles en la Fuente de San Luis, se puede pensar de todo, sobre cómo llegan unos y otros, cómo influyen las ausencias en cada escuadra o cómo se puede llegar a gestionar la ansiedad de valencianistas por tener la presión de ganar ante su público y de los cajistas por aprovechar la oportunidad definitiva de salvar la temporada estando en el mejor momento de rendimiento del curso.
Llegar a la solución perfecta por parte del equipo de Joan Plaza tiene mérito ciertamente, ha terminado peleando por el título con las mismas posibilidades que los de Pedro Martínez con la ausencia de los dos mejores jugadores del equipo, ni Dejan Musli (fuera por lesión desde la mitad de la eliminatoria ante el Lokomotiv Kuban), ni Nemanja Nedovic (cuya merma física ha evitado que rinda a pesar de estar en la rotación) han sido de forma efectiva parte de los activos del equipo malagueño, pero la tan añorada solidez y competitividad del grupo está presente ahora, con jugadores que están aportando por encima de lo que cabría esperarse y que están apareciendo en el momento adecuado. Se hace complicado pero grato de aceptarlo, llevamos mucho tiempo esperando que el equipo en el concepto más amplio de la palabra apareciera y ha llegado cuándo más falta hacía.
Buscar novedades cara al último partido se me antoja inútil, ni creo que vaya a aparecer una sorpresa a nivel táctico, ni espero que las ausencias de ambos equipos (Antoine Diot o Viacheslav Kravtsov por los locales o Dejan Musli por los cajistas) aparezcan, aunque no sé si habrá alguna variación, pero me inclino más por sumar la ausencia de Nemanja Nedovic, el cual está completando un año muy difícil en lo que a problemas físicos se refiere cuando estaba completando momentos de gran baloncesto.
No sé si será posible contar con el acérrimo seguidor de la Juventus, tal vez le diría eso que dicen los tifosi: “Vinci per noi”, aunque me parece que no va a hacer falta, que llegados a este punto, el tema de motivación y todo lo demás queda en un segundo plano. Puestos a evaluar, creo que la decisión del título en la Eurocup está en una fecha realmente absurda para el espectador y la venta del producto, pero creo que está dónde realmente quería el Unicaja, pese a los problemas que se puedan mencionar, ahora es el mejor momento para atacar a un club que lo lleva haciendo bien durante mucho tiempo, y que al igual que el club de la Avenida Gregorio Diego creo que se merece poder levantar el trofeo de campeón, sinceramente, pienso que cualquiera de los dos será un justo triunfador de esta competición, cada uno por sus merecimientos a lo largo de la misma y por la gestión de la importancia del calendario, y aunque mis preferencias sean para el Unicaja -no me voy a poner a decir tonterías a éstas alturas-, el Valencia Básket ha completado una competición muy sólida y completa, pero ahora, que es cuando más falta hace, espero que los chicos de Joan Plaza alarguen la versión de equipo aguerrido y solidario que ha encontrado su espacio a base de trabajo.
En Málaga, hemos ido completando un máster de cómo encontrar el lado positivo de las derrotas, sobre todo haciendo valer el esfuerzo que se ha desarrollado para llegar hasta ese partido decisivo, ocurrió en el playoff frente al FC Barcelona en la semifinal de hace dos temporadas, ocurrió en la Final a Cuatro del 2007 en Atenas y mucho más en la final de la ACB de la temporada 1994/1995 que aún se recuerda pero tal vez el ejemplo esté en la temporada siguiente, cuando el equipo se plantó otra vez en el playoff y se encontró al humilde TDK Manresa, con el bueno de Jesús Lázaro en cuartos de final, y tras un contundente 90-69 en Ciudad Jardín, perdió en el Nou Congost 106-100 en un partido que tuvo dos prórrogas y de vuelta a Málaga no pudo con la presión de ser favorito ante un equipo inferior que gestionó mucho mejor la ansiedad y venció 82-98.
La validez del ejemplo es relativa, es más, seguro que más de uno tiene que bucear en la memoria y en las hemerotecas para corroborar los datos, pero en la historia particular de Unicaja no andamos sobrados de oportunidades de levantar trofeos, y si alguien ha perdido un rato en ver el balance victorias/derrotas en finales, un triunfo mañana lo equilibraría ya que a día de hoy hay cuatro derrotas (2 en finales de Liga ACB, 1 en Copa del Rey y 1 en Copa Korac) por tres victorias, las cuales nos sabemos de memoria, ya va siendo tiempo de aumentar el palmarés, no hace falta andar arengando a las tropas camino de la lucha final, tanto trabajo y tanta pelea por tanta gente es suficiente motivación, ¿o es necesario que recuerde a alguien lo vivido el partido del viernes?

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