Leiva es una escultura de Giacometti

29 Mar
Leiva es una escultura de Giacometti.
Leiva es una escultura de Giacometti.

Leiva es una escultura de Giacometti, cruzando Tirso de Molina, un vértigo, una crisis, una niebla que rota por dentro, y superada por fuera, sobrevuela sus canciones como un Ave Fénix y suena como una caricia eléctrica y como el golpe seco de un boxeador en el maxilar del rival, o como un eco que reverbera largo tiempo en las emisoras FM.

Leiva ha vuelto. Quizás no se terminó de ir nunca. Las cosas suelen ser así. Nuclear es su nuevo disco y, en mi opinión, merece la columna porque es de lo mejor del autor tras unos cuantos años de carretera y manta, porque el chavea está muy por encima de la media de Spotify y porque Leiva ya está, por méritos propios, joder, en el Olimpo del Rock n´Roll Patrio.

Salvemos, por delante, los lamentos y prejuicios. Cierto sector, no perdona a Leiva que sea número 1 en Los 40, que llene estadios y que convierte en hit todo lo que toca. A algunos, peor para ellos, les molesta que alguien sea capaz de ser mainstream y talentoso. No es mi problema, ni los lamentos ni los prejuicios son el tema.

Leiva es uno de esos colegas del barrio, que volvía en la furgo con Juancho y bajaba la cuesta con su guitarra al hombro, disparando a sangre fría, afinando la puntería, cada día…, y quería llenar el Calderón, y ser una star, y los viernes tocaba en cualquier sitio… Leiva es uno de esos colegas que te regalaba el “Out of Time” de R.E.M. y sonreía de lado.

Leiva suena a The Beatles, los Stones, Dylan, Iván Ferreiro, Lou Reed, Ronaldos y Quique González. Leiva, sin inventar nada, ha conseguido ser él mismo. Leiva es capaz de ser todo y todos a la vez , en simultáneo, en una sola canción, y mantener su propia personalidad. Tener tu propia personalidad es el secreto de cualquier éxito en la música, en la tele, en la vida… Leiva tiene el éxito que, hoy por hoy, nadie tiene.

Tras tocar el cielo con Pereza, doblarse en solitario, producir a Sabina de la mano de Benjamín Prado en la playas de Cádiz, Leiva vuelve con Nuclear. Nuclear es un nuevo big bang de hermosas letras y composiciones cuidadas, una producción brillante, de arreglos exquisitos y un estilo más näif, si me permiten, como más confesional, hilvanando singles de oro en una completa unidad. Nada de ello es fácil, reconozcámoslo.

Estribillos contagiosos y perfectos, canalleo enérgico, playas mexicanas y mezcal, magia, ajustes de cuentas, aromas guerreros, averías y viajes interiores, explosiones, nudos, disparos, estrellas… Todo ello, frente a un ser humano vulnerable, delicado e inerme, un ser humano que es él mismo y al que se canta, da la impresión, siempre, en cada corte.

Entre mis favoritas: “Costa a Oaxaca” sabinera, exótica y playera, “Godzilla” con Bunbury y Ximena Sariñana y, por supuesto, “En el espacio” que, por temas personales, no sé bien porqué, la verdad, me emociona, me hace volar y me la quedo, ¿vale?

Sostengo como dijo Alberti que “hay que tomarse muy en serio la obra y muy en broma a uno mismo”. Más allá de los clichés manoseados y los injustos prejuicios, Leiva resuena bien, es un tipo con mucho mérito y un gran talento, que ha firmado un buen disco, con un buen puñado de canciones, que sonarán bastante en la FM, y que gusta a una amplia mayoría. (*Nota, gustar a una amplia mayoría no te hace peor artista; ni a ti, amigo lector, estar junto a una amplia mayoría no te convierte automáticamente en peor).

Leiva es un fino hilo de humo escalando por la garganta, la sombra alargada de un árbol, que es él mismo y que no deja de crecer, el colega del barrio con su sonrisa de lado, una escultura de Giacometti cruzando Tirso de Molina, un vértigo, una crisis, una niebla…, que vuelve.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *