La izquierda necesaria y ausente

2 Feb
Leonard Beard.
Leonard Beard.

La izquierda es, en esto días, una guerra civil, un cambalache, el desconcierto del que ha perdido el rumbo… Mientras el bloque de derechas se une, otros, enfrente, enfrentados, divididos, se hacen pan y se dejan consumir de siesta. No hay tiempo para salas de espera. Es ahora o nunca. Muchos están esperando una respuesta global y no derrotas.

Motivaciones ideológicas o lucha de egos, falta de perspectiva ante la irrupción de los populismos, de los nacionalistas irredentos y un bloque de derechas que se junta en la estepa fría de este invierno electoral. La última crisis de Podemos coloca en el foco, otra vez, una deriva que necesita de una reflexión.

En mayo de 2011, el 15M lanzó nuevas cartas sobre el tapete político. Las plazas de toda España parecían coger aire y, algunas voces, gritaban con la idea de asaltar los cielos. “El cielo no se toma por consenso, sino por asalto”, dijo Pablo Iglesias recordando las aspiraciones de Karl Marx sobre la Comuna, la fugaz insurrección que tomó el poder en París entre marzo y mayo de 1871.

Cinco años después del nacimiento de Podemos, como en una efeméride sarcástica, fugaz como la Comuna parisina, Errejón se echa al monte, sobre los brazos de Carmena y enseña la debilidad raquítica de la una estructura muy fraccionada. Hablo con algunos miembros de Podemos en Málaga y me transmiten su extraordinaria preocupación de cara a las elecciones de mayo. Su estado de ánimo está tocado: “La estamos cagando tanto”, me dice un concejal. Otros me lanzan un mensaje de tranquilidad: “es una cuestión de Despeñaperros arriba, Andalucía es otra cosa”.

La gente espera respuestas de la izquierda. La educación, la vivienda, el desempleo, la violencia machista, la salud, el medio ambiente ante la privatización y el liberalismo, los desequilibrios en definitiva… Se necesita izquierda como se necesita derecha, como el ruido necesita el silencio, o la luz a la oscuridad, es un juego de equilibrios, de espejos, y se necesita que unos y otros puedan estar muy fuertes para competir, en democracia, y que la ciudadanía escoja la mejor elección, en buena lid y para el mejor gobierno. “Talento y mérito, pedimos desde las tribunas…, y las mejores alineaciones”, digo.

La situación es compleja y la atomización de las izquierdas no beneficia. Los poderes, digamos fácticos, están contentos con el escenario. Los actores balbucean, se pelean, no se les entiende… Vivimos un fin de época. El taxi Vs. Uber, como una pequeña metáfora a escala, del salto al vacío. No todos están cometiendo errores pero sí hay cierta perplejidad, desanimo y se necesita perspectiva histórica. “La izquierda ausente”, como la calificó Doménico Losurdo, pero necesaria, añado. La política es un juego de equilibrios.

Las propuestas de la izquierda, o de la socialdemocracia, no terminan en estos días de responder a las dudas de las personas más vulnerables. Frente a las fronteras físicas o invisibles, frente a los muros construídos y a los que están por construir, se necesita un mensaje eficiente que llegue a todos. “Reinventar las nuevas políticas”, que decía Josep Fontana, añadiendo que “el futuro es un país extraño”.

La izquierda siempre ha perdido dividida. Su atomización no beneficia. IU, Podemos, Equo, las Mareas, Errejón, Iglesias…, incluso los socialdemócratas, los socialistas, más les vale sentarse y pensar en lo que les une, en la responsabilidad con la historia y en la necesidad de hacer frente a unos nuevos paradigmas muy peligrosos. La buena democracia necesita de actores ejercitados a un lado y a otro, en el centro, transversales, a la derecha, y también a la izquierda. La buena democracia necesita a los mejores con las mejores ideas. Piénselo.

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