ETA se va…, pues adiós muy buenas, hasta nunca

5 May

“ETA, organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional, quiere informar al Pueblo Vasco del final de su trayectoria”. Con esta frase, plagada de eufemismos, la banda terrorista iniciaba el comunicado en el que anunciaba su disolución y aseguraba que ha desmantelado totalmente “el conjunto de sus estructuras”. En el mismo texto, declaraba de forma inequívoca el final de su trayectoria y explicaba que “esta última decisión la adoptamos para favorecer una nueva fase histórica”.

La banda terrorista ETA se va…, pues adiós muy buenas, hasta nunca. ETA la misma que se vuelve a presentar ante la sociedad como una solución cuando es, y ha sido, el gran problema durante décadas. ETA la misma que quiere ser ahora la protagonista de la paz cuando ha sido los causantes de buena parte violencia. ETA la misma que se reescribe con eufemismos anacrónicos y no ofrece ni un gramo de generosidad a las víctimas, ni de empatía, ni de perdón… Casi nada. ETA la misma que se desactiva, lacerante y perdida, cuando ya quedó desactivada gracias a la labor policial, de la justicia, de la política y de la sociedad en general. ETA la misma que resuena, otra vez, agónica, pero ahora, por fin, resuena poco y mal, como un patético hilo musical imperceptible en ocasiones, monótono en otras y molesto siempre. ETA se va…, pues adiós muy buenas, hasta nunca.

Recuerdo la primera vez que cubrí un atentado de los terroristas de ETA. Había explotado un coche bomba en Madrid y mi Jefe de Redacción me llamó. Serían las 8 de la mañana, vivía a pocas calles, me vestí corriendo, sin pensar, y en pocos minutos había llegado al lugar de los hechos. Fui el primero en llegar. Me había equivocado y, por (mala) suerte, llegué a una segunda explosión. Recuerdo el silencio lechoso y el fuego desbordando un Opel Corsa. El silencio, la sensación de cámara lenta, la quietud de las formas, el orden perfecto del desorden tras la explosión del artefacto… La sensación agobiante de nada. No había víctimas. Resultó ser el coche con el que huían.  El silencio, un silencio límpido, lechoso, imborrable.

ETA se va…, pues adiós muy buenas, hasta nunca, aunque ya se había ido el 20 de octubre de 2011, cuando la banda terrorista anunció el abandono de la lucha armada. Aquel día en el que  puse la radio y recuerdo como me emocioné en el coche y no me lo creía. El comunicado de esta semana no es más que el final de un libreto del teatro absurdo y fatal que ETA ha escrito para sí misma y los suyos: la ceremonia del funeral y puro marketing. Los demás sabemos bien que la disolución de ETA no es el resultado de ninguna negociación ni de ningún acuerdo con nadie, la disolución de ETA es la victoria de los demócratas que acabamos con ella con las herramientas del Estado de Derecho.

Recuerdo ir al insti y escuchar un brutal golpe seco que retumbó en buena parte de la ciudad. Fue un sonido único, jamás habíamos escuchado ese sonido: un golpe seco en un túnel de silencio. Minutos después las sirenas de policía, los helicópteros, la radio informando: “son las 8 de la mañana, ETA ha vuelto a matar”. Recuerdo la Cruz Verde, Hipercor, Irene Villa, Miguel Ángel Blanco, Ortega Lara, el tiro en la nuca y el serrín en el suelo. Recuerdo la Kale Borroka, otro eufemismo de tantos que nos impusimos, en el caso viejo de Donosti y la extorsión como forma de violencia. Recuerdo el miedo, el plomo, la radio, pensar que jamás terminaría aquella tragedia. Recuerdo a Martín Carpena.

ETA se va…, pues adiós muy buenas, hasta nunca. ETA la misma serpiente invisible que dejó de ser relevante en cuanto entregaron las bombas y pistolas. Su único secreto, su fuerza estúpida solo era la vida de los otros, de los nuestros, de todos, la sangre derramada en tantos atentados. No había más secreto. Sólo era eso: violencia, terror, terrorismo… ETA se va…, pues adiós muy buenas, hasta nunca pero, que nadie se preocupe tanto, porque seguiremos contando a todos, a nuestros hijos y a nuestros nietos, quienes eran y que hicieron. Todos esos recuerdos que todos tenemos y ahora, en estos días, de derrota y final y que rememoramos con rabia, desprecio y cierta distancia. ETA se va… pues adiós muy buenas, hasta nunca pero es fundamental no olvidar -perdonar sí, en su momento, cada uno cuando esté preparado y con el respeto de los demás-, pero olvidar no, nunca, porque este país tiene serios problemas con la memoria y la historia…., y alguien tendrá que contarlo.

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