Llegó la hora de hablar de Llegó la Hora

3 Mar
Con el Dóctor José Antonio Trujillo en Llegó la Hora.
Con el Dóctor José Antonio Trujillo en Llegó la Hora.

Llegó la hora de hablar de Llegó la Hora, más en profundidad, desde el epicentro del terremoto, con todo el pudor y la modestia en la que podamos incurrir, sin miedos, con ganas, directo, orgánicamente como escribo estos artículos, del tirón, celebrando los 100 programas que llevamos, con más de 500 invitados, amigos, colaboradores y conmemorando que tenemos un arma de construcción masiva.

Me pregunta Manuel Alcántara, el maestro, cómo hacemos el programa de la tele. Se interesa despacio en sus palabras arrastradas y perfectas pero con mucha intención y amabilidad: “Entonces, cómo lo haces, Roberto, el programa”. Y yo le contesto: “Maestro, no lo sé, supongo que lo hacemos automáticamente como ahora que estamos hablando. Lo hacemos y ya está”. Y él sonríe despacio.

Llegó la Hora, programa que hacemos con un super equipo en 101TV Málaga, cumple 100 programas. Ayer lo celebramos, de forma discreta, casi como un día más: informando, debatiendo, entreteniendo, conectando con Málaga, hablando del tiempo, contando historias que pasan, dejando que las cosas sucedan…

Hacer buena tele -Dios, qué atrevimiento decir algo así-, como objetivo, ya lo he dicho alguna vez, es como coger la realidad con las manos, como si fuera carne picada, y estrujarla, jugar con ella, recreándose con el niño que somos y que juega con pasta de modelar, y divertirnos con ella, con la carne que aplastamos y con la realidad que nos intenta aplastar, y hacer que un programa de tele sea la vida, pero una vida de verdad, sin filtros, una vida vivida a tope. Hacer buena tele, sostengo, que es hacer buena vida.

Si conectas, conectas con todos los sitios del mundo a la vez. Da igual qué tipo de espectador haya delante. Conectas y ya está. No se trata de tener delante a un gran entrevistado, que los hemos tenido -de las entrevistas, género que más me gusta, escribiré en otra ocasión y de la honda impresión que me han causado algunos de nuestros grandes invitados-, digo que no se trata de tener delante a una gran celebrity o a un vecino que viene a presentar una denuncia como si fuera una comisaría, se trata de hacerle sentir bien, de sentirte tu bien, de que el espectador se sienta bien… De que disfrutemos todos. Si nosotros nos los pasamos mejor, la gente, da igual qué gente, se lo pasará mejor.

Una de las primeras ideas al empezar el proyecto, como un mandamiento bíblico, es no tomarse nada demasiado en serio. Reírnos de todo -siempre hay excepciones, la realidad está llena de excepciones que hay que mimar-, sobrevolar las cosas, enfrentarlas con una sonrisa amable y quitar lastre. Reírnos de todo significa que me río, en primer lugar de mí mismo pero, por lo tanto y sin excepción, me río de todo lo demás, de ellos, de todos, de ti también… Atento: la idea básica es no aburrir bajo ningún concepto.

Y después llegan los equilibrios imposibles de hacer un programa en directo, durante dos horas, que es un magazine y que arranca con un editorial, con información y análisis, y acaba de forma más relajada con entrevistas y secciones. Estamos en medio de un huracán, tiempos de pálpitos y transformaciones en los que, más que nunca, la información es imprescindible. La buena información es la artillería de la libertad. Bastardeando a Arthur Miller, sería algo así como, “un buen Llegó la Hora es un pueblo hablando consigo mismo”. Reitero que da igual qué tipo de espectador haya delante. Esto es, como los Juegos Reunidos Geyper, de 0 a 99. Hacerlo bien es hacerlo para todos.

Y saben, una de las cosas de la que me siento más orgulloso, es de toda la gente que ha venido al programa. Invitados, colaboradores, contertulios que han dejado su tiempo, su energía, sus palabras, como el que entrega un tesoro, con los que lo hemos pasado mejor. La tele siempre impone y, todos, sin excepción, han venido hasta nuestro plató para dejarnos un regalo imprescindible y extraordinario. Todo el mundo tiene una entrevista, sostengo, una historia que contar, algo genial con lo que hacer un relato. Artistas, creadores, médicos, políticos, maestros, cómicos, periodistas…, ciudadanos en general con los que he tenido la gran suerte de conversar, de retener el tiempo, su tiempo, y conocer algo más de ellos y hacer que lleguen sus historias hasta las casas de los que nos ven -de ellos, escribiré más adelante y tendré para un libro-. La suerte de esta profesión no es tener un programa en la tele, como muchos creen, sino poder conocer a tanta gente extraordinaria.

A todos…, a todos ellos, a vosotros que nos veis, a todo el equipo, GRACIAS, y a por los siguientes 100 programas de Llegó la Hora, el lunes, el 101, en 101 TV Málaga, en nuestro Llegó la Hora, ese arma de construcción masiva.

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