A veces sucede que hoy es siempre

10 Nov
Ismael Serrano, Hoy es siempre.
Ismael Serrano, Hoy es siempre.

Llegaban a la ciudad en autobuses verdes, se esperaban en los andenes y faltaban a clase para estar juntos. Escuchaban a Ismael Serrano y se impregnaban de esa triste belleza de sus canciones, de ese ansia brutal de volar por cualquier cosa, del desgarro y el secreto.

Ismael Serrano acaba de cumplir 20 años de carrera con un doble disco en directo, “Hoy es siempre”, que incluye un DVD de un concierto en Madrid. Uno de esos trabajos cuidados con sumo gusto, de producción sofisticada y creativa, y con un Serrano maduro, revivido, entiendo que en su mejor momento. En un punto, pasado y presente.

“Vértigo que el mundo pare, que corto se me hace el viaje”, musitaba él, y ella sonreía y se encendía un cigarro, y se abrazaba a su cuello susurrándole: “no te dejaré marchar”. Eran los días de vino y rosas, antes del resto de la vida y de las despedidas en los aeropuertos.

Un resumen, una idea, una parada solicitada: no se trata de un recopilatorio convencional sino de una multiplicación, actualizando sus mejores canciones (Papá, cuéntame otra vez, Vértigo, Pequeña criatura…), temas inéditos (Ven, Agua y aceite, Busco una canción…) y maravillosas versiones (Ojalá de Silvio, Las cuatro y diez de Aute, Y sin embargo, de Joaquín Sabina, esta última por encima de la media…)

Una vez le vieron en directo. Les pareció que Ismael Serrano estaba tocando en el salón de su casa, su primera casa, y se daban la mano, y se miraban, y sonreían, y a lo lejos creyeron oír a los Parra, cantando para ellos será mejor, que me vaya, ahí quedé, solo gritando y sin ti, y terminaban juntos cantando: “te recuerdo, Amanda”.

Ismael Serrano, con 43 años, lleva una carrera de escalonado ascenso, tranquila evolución paciente, algo muy difícil, para cualquiera, tras dos década de trabajo. Muchos de los de su generación se quedaron en el camino. De la canción de autor tipo, con sus dejes a lo Serrat, a cantarle a cajeras del super, desde la guitarra española a mezclarse sin prejuicios con la cumbia, el candombé y el reguetón.

A él le ponía al borde del precipicio escuchar sus canciones, con esa triste belleza premeditada, y se sumergía en una decadencia urbana, como versos de Rubén Darío, y optaba por apagar el radio-cassete del coche y marcharse. A ella, más práctica, todo le daba igual y le seguía. Y así pasaron un tiempo.

La vuelta de Ismael Serrano es la vuelta de un colega del barrio que empezó a tocar en el parque y ha terminado triunfando en América. Una carrera coherente, auténtica, con una voz propia forjada en el tiempo -es curioso escuchar cómo ha ido madurando la voz de Ismael hasta llegar a ser más áspera, arenosa, mejor…- La vuelta de un colega, ya digo.

Dejaron de verse como dejaron de escuchar los discos de Ismael Serrano. Llegaron los aeropuertos, las despedidas y, por último, una ausencia eterna. Él, lejos, en otro continente; ella de cajera en el Zara del centro.

Permeable, sensible, claro, activista, poeta… “Hoy es siempre” el título del disco es una cita de Antonio Machado -su obra está llena de referencias, citas y homenajes-. Y ahí sigue, hoy como siempre, en la agotadora y exitosa lucha por preservar ciertos sueños, la ilusión por cantar, los nervios al salir al escenario, la emoción del principio de algún modo que sigue presente…

Varias veces, desde entonces, han coincidido. Han hablado de cómo les va, de sus matrimonios, de sus benditas rutinas y se han reído recordando el pasado, los andenes y el secreto. La última vez que se vieron, terminaron haciendo el amor, porque a veces sucede que hoy es siempre, e impregnados de una belleza triste que aún les mantiene despiertos.

Escuchen a Ismael Serrano porque al paso del tiempo, a la nieve, siempre sobreviven las buenas canciones…, y, después, lo comentamos.

 

2 respuestas a «A veces sucede que hoy es siempre»

  1. genial.. has logrado condensar toda una biografía… con la destreza de quien realmente siente lo que escribe, quien conocemos esa discográfica de vida te lo agradecemos

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